XVIII Carta-Circular del Consiliario Nacional: Junio 2018

Aleluya. “Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que es el Pan de la Vida”. Aleluya”. Jesucristo vivo y glorioso en la Eucaristía sale en procesión… y nos la comunica.

 Queridos hermanos y hermanas adoradores (as) de Jesús Sacramentado en la ARPU:

Con esta invitación litúrgica e imagen de la bellísima y famosa custodia de Toledo deseo enviar un saludo de toda la ARPU, lleno de fe y amor, al Jesús vivo que irá en su viril, y en el de todas las custodias de la tierra, por sencillas que sean, y, por supuesto, a Jesucristo que está vivo y dando la Vida en todos los Sagrarios, donde está reservado; muchos “abandonados” (San Manuel González García).

Os saludo también cordialmente a vosotros. Mi misión de Consiliario Diocesano de Burgos y General-Nacional es, entre otros aspectos, ayudar a formaros y a vivir nuestro carisma que “ante el Corpus Christi” tiene un desafío particular e importante. Por eso, como único y extenso tema (5 puntos) para esta Carta de junio 2018, éste: 

ANTE EL CORPUS CHRISTI 

Estamos ante la Fiesta mayor y la Procesión más importante del Año, la de la Eucaristía, este año el Domingo 3 de junio.

1.- Convocados como Iglesia Universal (en algunos lugares el jueves anterior) y Diocesana, y, motivados intensamente por el interés  de nuestros Sres. Obispos, nos disponemos una muchedumbre de creyentes a celebrar con particular solemnidad el Corpus Christi: la Fiesta Mayor del Cuerpo y Sangre del Señor.

En nuestro programa de la ARPU se señala como un estupendo hito dentro de nuestras actividades sobre el “admirable  Misterio”. Hemos de procurar crear “clima” eucarístico  en nosotros y en los demás que vaya subiendo la temperatura adecuada para dicha celebración solemne y extraordinaria.

Bien en pequeñas o grandes comunidades, en pueblos y ciudades Nos reuniremos de todas las partes de las Diócesis y, más en concreto, de todos los rincones de las ciudades de España y del orbe católico, en el mismo lugar, normalmente ante las parroquias y explanadas de las Catedrales.

2.- Concluida la celebración eucarística, fuente y raíz de la presencia eucarística (=real, verdadera, sustancial) del Señor, que es la fuente y cumbre de todas las presencias de Cristo en la Iglesia y en el mundo,  recorreremos juntos -Él y nosotros- algunas calles y plazas de nuestros pueblos y ciudades.

Seremos atraídos por el Sol de Justicia, Cristo nuestro Dios, que brilla y va desplegando su acción poderosa de Resucitado en rayos benéficos de salvación; son rayos de luz, amor, perdón, salud, alegría, paz y de los demás bienes que no acaban de asentarse en los corazones y en la sociedad.  En una palabra rayos de vida eterna.

Quienes le miremos con fe y amor, seremos urgidos a mirarle con anhelos de conseguir estos y todos los bienes que desea derramar  a su paso por las calles de villas,  pueblos y ciudades.

3.- Es el Mismo que así lo hacía con aquellos que le suplicaban: “Señor, si quieres, puedes curarme”; “Señor, que vea”; “Señor, no soy digno (…) pero di una sola palabra y mi criado -mi alma- quedará curado”; “Señor, aquel a quien amas está enfermo”;  “Señor, mi hija ha muerto, ven pronto, pon  tu mano sobre ella y vivirá…”.

A otros muchos seguramente que puede decirnos como a Zaqueo: “quiero hospedarme hoy en tu casa”; a otros como a Mateo “sígueme”; a algún joven rico: “anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres y luego ven, y sígueme”; a otros como a Santiago y a Juan: “Venid (conmigo) y veréis”, etc.

Asimismo, tendremos deseos de ser ante la sociedad testigos del “Dios con nosotros” y de su Evangelio; iremos recorriendo esas calles y plazas, alternando la escucha silenciosa  de la Palabra de Dios o de textos eucarísticos con cantos encendidos, oraciones fervientes, gestos de adoración, con asombro y alegría. La música serena, los motetes inspirados y bellos,  los momentos intensos de silencio, las “estaciones” o altares eucarísticos, las miradas de fe y amor al “Amor de los amores” irán jalonando nuestro itinerario. Y desde esas miradas al Señor que “sólo quiere que le miréis a El” (“Solo quiero que le miréis a Él” buen lema teresiano también para este Corpus Christi), miraremos después -en la vida de cada día- a los demás…Una Bendición solemne al final en las plazas, templos y catedrales pondrá el comienzo de una vida eucarística más intensa a lo largo del Año hasta otro Corpus Christi.

Efectivamente, significa y ha de significar mucho esta Fiesta y la Procesión más importante de todo el año. Todo el año de alguna manera esperando tal evento en la vida de la Iglesia, de nuestras Diócesis, de las parroquias, de los movimientos y asociaciones, de los fieles cristianos.

4.- El deseo de nuestro recordado y querido San Papa Juan Pablo II era -es- “que se viva con particular fervor la solemnidad del Corpus Christi con la tradicional Procesión. Que la fe en Dios que, encarnándose, se hizo nuestro compañero de viaje, se proclame por doquier y particularmente por nuestras calles y en nuestras casas, como expresión de nuestro amor agradecido y fuente de inagotable bendición”. (Carta Apostólica Mane nobiscum Domine, n. 18). El Papa emérito, Benedicto XVI, al día siguiente de su elección en la Misa con los Cardenales en la Capilla Sixtina no pudo por menos de preguntarse por qué la Providencia divina le había elegido en el Año de la Eucaristía y aseguraba “La Eucaristía, corazón de vida cristiana y manantial de la misión evangelizadora de la Iglesia, no puede dejar de constituir el centro permanente y la fuente del servicio petrino que me ha sido confiado“. El Papa actual Francisco acaba de concluir una serie de catequesis en los miércoles sobre la Eucaristía, sobre la Santa Misa, etc. Haremos bien en meditarlas. Los Papas, su precioso magisterio, el de la Iglesia, están demostrando ya en numerosas ocasiones que la Eucaristía, Jesús Sacramentado, es el sumo bien de la Iglesia, que encierra “todo el Bien de la Iglesia” (P.O. n.5).

Ciertamente y, más en concreto, la celebración digna, atenta,  activa, piadosa, llena de fe… de la solemnidad del Corpus Christi  “es una gracia de Dios” (Encíclica La Iglesia vive de la Eucaristía, n. 10)”. Constituye, por tanto, para los participantes una experiencia de fe de alta calidad e intensidad.

Pueden serviros y ayudaros mucho en la formación y vivencia eucarísticas nuestro Manual (pp.267-284) y en Figuras y textos eucarísticos, v.g., n.112: “Panorámica del culto histórico-general del culto a la Eucaristía” (pp.549-569).

5.- Que lo sea para nosotros los adoradores de Jesús Sacramentado en la ARPU. La ARPU -nosotros- con particular intensidad pues tenemos mayores motivos y ya conocemos un poco más de esta festividad principal. Que ayudemos también a que lo sea y vivan los demás.

1.- Que aprovechemos esta festividad para proponer a otros (normalmente uno por uno) el compromiso fundamental de la ARPU: la media hora semanal ante un Sagrario (procurando), “reuniendo alrededor de los Sagrarios el mayor número posible de personas”.  Y por concretar y corresponder al Señor algo más:

2.- Ayudemos y pidamos a los párrocos y rectores de templos para que se coloque algún cartelito de invitación a ser adoradores, que se dé algún aviso; mejor si en la homilía del Corpus Christi se hiciera alguna aplicación en este sentido o al final de la celebración se convocara a alguna reunión para los interesados…

3.- Personalmente cada adorador tenga o coja algunos contactos, reparta hojas informativas y fichas de inscripción, etc.

4.- Para ello reproducir y fotocopiar estos materiales que se os adjuntan en este mes.

5.- Estaría bien que la ARPU en cada Diócesis nos enviara una breve crónica de cómo ha vivido esta festividad.

Que Jesús (Sacramentado) siempre me (os) guarde,

Queridos adoradores,

Que en la ARPU correspondéis

A Sus ardientes amores (los del Corpus Christi).

Burgos, 1 de junio de 2018, 66º. Aniversario de mi Primera Comunión.

Fdo.: José Luis Esteban Vallejo. – Consiliario Nacional de la ARPU