ADORACIÓN REAL, PERPETUA  Y UNIVERSAL AL SANTíSIMO SACRAMENTO (ARPU)

 

 

LXVI Carta-Circular del Consiliario Nacional de la ARPU: Abril21

“(…) Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte; cuando una serpiente mordía  a uno, miraba  la serpiente de bronce y quedaba curado” (cf. Números 21, 4-9):

“Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna” (Jn 3,13).

Queridos adoradores (as) de Jesús Sacramentado en la ARPU:

Como veis sigo apoyándome en estos dos textos de la Sagrada Escritura al escribiros esta Carta (la nº 46)  para seguir haciendo otras diez reflexiones que sumadas a las otras diez de la carta anterior (mes de febrero pasado, nº 44) llegan a ser de momento 20 reflexiones ante la pandemia corona-virus o -covid19. Os decía que “a la luz de la fe en el misterio pascual que, consumado por Jesús en el estandarte de la Cruz, se actualiza en la Eucaristía para que le miremos con fe y amor, con  arrepentimiento y esperanza para ser Salvados con Vida eterna”.

Seguimos viviendo desde hace más de un año en situación de pandemia. Recordamos todos que en marzo-abril del año pasado (año 2020) estábamos confinados en las casas y las calles estaban tristes y desiertas. Ahora seguimos como viviendo inmersos en el tema del corona- virus. En los noticieros de algunos medios es el monotema como que no hubiera otros temas o problemas que la pandemia. Las cifras y los números son elocuentes aunque parezcan datos fríos de estadísticas porque detrás hay personas afectadas, sufrientes, hay fallecidos…

A distancia de un año del “Estado de Alarma” solamente en España (14-3-2020) dan estos datos: más de 3.181.000 contagiados; más de 92.000. fallecidos, aunque oficialmente digan que 72.258; sobre todo en residencias de ancianos más de treinta mil; entre los mismos sanitarios han sido muchos miles los fallecidos…); más de 899.000 trabajadores están en ERTE…

Claro que hay otras pandemias tan tremendas o más que se han silenciado por el COVID-19. Por ejemplo, la guerra en Siria con mayores cifras de refugiados o exiliados de sus casas destruidas, fallecidos, perseguidos…Está reciente el viaje apostólico del Papa Francisco a Irak (5-7 de febrero de 2021) con su mensaje de fraternidad universal: “todos sois hermanos”.

También os decía hace dos meses que “podemos interpretar esa serpiente bíblica como la pandemia que ha mordido a tantos (millones en todo el mundo) y ha envenenado a tantos hasta matarlos (miles y miles en tantas naciones; en España más de cien mil. Se dice pronto); pero que Jesús se ha identificado de tal manera con ella (con la serpiente y con ellos) que sumiendo su veneno (el de la serpiente y la muerte) a los que le hayan mirado con fe y esperanza, con arrepentimiento y amor se han curado, incluso los fallecidos”.

Pero antes de proponeros esas otras diez reflexiones que iluminen un poco estos datos y sucesos, deseo en esta Carta haceros una pequeña memoria de la historia de las pestes que han sido “compañeras de la humanidad a lo largo de los siglos”. Diríamos que han envuelto y perseguido a los humanos como ahora nos ha “tocado” a nosotros sufrir la del corona-virus. Hay autores y estudiosos de la medicina que ya la han hecho con extensión y cierta profundidad y la bibliografía, aunque no lo parezca, es ya abundante[1]. En tiempos de peste no faltaron quienes reflexionaron sobre lo que estaban viviendo. Pongo aquí este estudio de investigación, no por mera erudición sino para ayudar a que cada quien saque reflexiones y consecuencias.

1.- Memoria de algunas pestes (a grandes rasgos y con algunos nombres).

Tomo los datos del autor citado a pie de página. Y como marco de ambientación general tomamos la descripción o definición de peste la que hace San Isidoro de Sevilla:

“La peste es un contagio que cuando infecta a alguien, en seguida pasa a muchos”. La peste es una enfermedad que se extiende por doquier e infecta a cuanto toca”. Y añade:” cuando, por los pecados de los hombres, la peste y la enfermedad atacan, debe darse alguna causa: la sequedad, la fuerza del calor, la intemperancia de las lluvias, la corrupción del aire (…)”.

A nosotros nos suenan pestes como la viruela o sarampión o enfermedades de corte  hemorrágico, quizás la más próxima en el tiempo haya sido el ébola. Nombremos algunas más. Veamos:

1ª.- La viruela hoy extinguida, gracias a Dios, se hallaba presente en el subcontinente indio hacia el año 9000 (a. de Cristo).

2ª.- La lepra también por la India se padeció hacia el año 2000 (a. de Cristo)

3ª.- La peste y las plagas son mencionadas en la Biblia (cf. Num. 8,19; 12, 10; Lv 13, 45 y 14, 34; Sam 6,4; 2 Sam 24,25; 1 Cro 21, 12-17; 2 Re 19, 35).

4ª.- La Peste de Atenas (a. 430-y 429 a. de Cristo).

5ª.- La Peste Antonina (que entre el 165 al 170 después de Cristo asoló Roma y el Mediterráneo oriental y se propagó por toda Europa, quizá con la excepción de Hispania

6ª.- La Peste Cipriana: “Fue san Cipriano de Cartago (200-258) quien en su tratado De Mortalitate, escribió los síntomas de la enfermad, lo que hizo que ésta pasara a ser reconocida como la peste Cipriana.

7ª.- La Peste Bubónica: “Con la caída del Imperio romano de occidente el año 476, se extingue la antigüedad pero, salvando las edades, las epidemias continúan y, muy pronto, la humanidad habrá de afrontar la aparición de un mal que desbastará Europa durante siglos: la peste bubónica”. El autor la describe y documenta detenidamente más que las anteriores. “En la primavera del 542 la enfermedad se ha hecho presente en Constantinopla introduciéndose incluso en la corte, donde afecta al mismo emperador”.

8ª.- La Peste Negra: “su letalidad fue pavorosa: los estudios contemporáneos convienen en admitir más de 25.000.000 de víctimas en Europa en el plazo de seis años que duró su período más álgido -entre 1347 y 1353-y en la sucesivas oleadas que ininterrumpidamente afectaron a uno u otro lugar hasta 1490, pudo llegar a causar unos 200.000.000 de muertes” (un tercio de la población europea).

No olvidamos que a este siglo se le llama el “de las pestes”: en un  país u otro de Europa en una ciudad y otra, en lugar u otro, había peste negra: “En España, la enfermedad penetró por Cataluña, alcanzando a Gerona, Barcelona, Tarragona en la primavera de 1348”. De ahí que se refieran a esta peste con estos nombres locales :la peste de Tenerife, la Peste de Sevilla, la Peste de Milán, y en épocas posteriores a la bubónica, la Peste de Londres, la Peste de Viena, la Peste Báltica (a.1702-1712). La gran Peste Báltica supuso el final de la peste bubónica en el norte de Europa, pero el fin de la peste en el Mediterráneo fue la peste de Marsella: de ese brote de peste durante el tiempo que asoló Marsella causó la muerte de entre 30.000 a 40.000 entre una población de 90.000 habitantes.

9ª.- La peste del Cólera Morbo. Nos queda por mencionar las pestes del siglo XIX. v.g., la el Cólera Morbo (procedente de África) con sucesivas oleadas de cólera, pero pasemos a la más cercana y tremenda para nosotros en el siglo XX.

10ª.- Además llamada la PESTE O GRIPE ESPAÑOLA. Recibió este nombre de gripe española porque en España la epidemia recibió por parte de la prensa mayor atención que en el resto de Europa. España era neutral en la Primera Guerra Mundial (a.1914) de donde surgió el contagio entre las tropas militares: de Francia pasó al Reino Unido, después a Italia, Alemania y, por último, a España y luego se extendió por todo el mundo conocido.

Hay quien opina que el origen del virus estuvo en China (donde murieron 30.000.000 de personas) y la mutación de la peste en Estados Unidos. Podemos imaginar en aquella época los hospitales más colapsados que en la nuestra.

“España fue uno de los países más afectados (especialmente en pequeños municipios rurales) con cerca de 8 millones de personas infectadas en mayo de 1918 y más de 200.000 muertos, a pesar de que las cifras oficiales redujeron las víctimas a -sólo- 147.114 personas”.

La Pandemia de Gripe de 1918 en Burgos es un estudio sobre cómo afectó en número de afectados y fallecidos. En mi pueblo natal “Tórtoles de Esgueva (1.310 hab.), sufrió una mortalidad  moderada en relación con otros pueblos (19 fallecidos). El primer fallecido por gripe se retrasó hasta el 14 de octubre y en el resto del mes acontecieron otras 10 defunciones, y una más, la última, el 4 de noviembre”.[2]

La infección se propagaba por las gotitas de saliva… y las medidas que se pusieron nos resultan muy familiares o conocidas: confinamiento, evitar aglomeraciones, ventilación y desinfección de locales, mucha limpieza en la boca, higiene…

2.- La pandemia del siglo XXI: COVID-19  (año 2020 pero que empezó en el 2019).

De ella estamos hablando todos los días a todas las horas  pero no acaso de las siguientes reflexiones que me permito haceros por si os ayudan.

3.- Propuesta de otras diez reflexiones (añadidas a las 10 de la carta anterior).

11ª.- Hay que recuperar la Eucaristía y la Penitencia… en una verdadera dimensión cristiana-católica. Y sin falta.

 Son como los dos pies para caminar sin renquear, sin tropezar, sin trompicones:

– “La Eucaristía, con todas las prevenciones sanitarias que se quieran, tiene que celebrarse, en cuantos más sitios mejor. Menos miedo a la muerte y más temor a la condenación eterna” (Eulogio López 05/04/20).

– Hay que estar preparados para la Vida eterna y preparar una buena confesión para la Pascua… (cf., parábolas de la misericordia en San Lucas, c. 15). Y con frecuencia en otras ocasiones a lo largo del año.

12ª.- Hay que recuperar el Domingo… sin falta pero también en una verdadera dimensión cristiana-católica.

– Sobre el Domingo: para que sea lo que tiene que ser. Hemos de ser apóstoles del Domingo, de la Eucaristía dominical…y rezar mucho para ello. Por ejemplo, por citar algunos textos de la preciosísima Exhortación Apostólica del Papa San Juan Pablo II  “Dies Domini”: Día del Señor, solo tres puntos entre tantísimos posibles:

– “El Domingo es el día de la Iglesia, de la asamblea eucarística, que celebra la presencia viva del Resucitado en medio de los suyos: para que todos los bautizados descubran que la celebración dominical del Día y de la Eucaristía del Señor tiene un papel principalísimo en la vida de la Iglesia”.

– “El Domingo es el día de la esperanza, de domingo en domingo la Iglesia se encamina hacia el último ‘Día del Señor’, el domingo que no tiene fin: para que, al reunirse sus hijos en asamblea eucarística, sean educados para la espera del divino Esposo, en el que probemos el gozo de los nuevos cielos y la nueva tierra, en que habite la justicia y la santidad”.

– El Domingo es un día irrenunciable: para que ninguno de los hijos de la Iglesia se vea privado del flujo abundante de gracia que lleva consigo la celebración del Día del Señor, como elemento característico de la identidad cristina”.

En esta línea está la Carta de la Congregación para el Culto divino y la Disciplina de los Sacramentos. La presidía hasta hace poco el Cardenal Robert Sarah, (recientemente jubilado por razón de edad) quien además ha escrito su libro-documento Se hace tarde y anochece. Merece la pena leerlo.

13ª.- Acudir a la Virgen Madre, santa Madre de Dios, Madre de misericordia,  auxilio de los cristianos, salud de los enfermos…, “para que, superada la prueba, nos alcance volver a la alegría y a la fiesta” (cf. preciosas oraciones del Papa Francisco, cf. disposiciones de la CEE sobre el Ángelus). Así han hecho y acudido a Ella todas las generaciones desde los primeros cristianos: “sub tuum praesidium confugimus…Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios”.

14ª.- Practicar la caridad, atención a los más necesitados, en las atenciones posibles a los vecinos mayores, enfermos, impedidos: llevarles al médico, comprarles medicinas en la farmacia, llevarles al HUBU. De aquí pueden haber salido “santos de altar”, santos “de los de la puerta de al lado”.

15ª.- Ha sido una ocasión de descubrir a la Iglesia como Madre. Cf. Decreto de la Penitencia Apostólica sobre las indulgencias y disposiciones para los que han de morir sin sus cuidados maternales por las circunstancias de la pandemia que impidan disponer de sacerdotes en residencias, hospitales…Aun así han sido muchos los que han sido contagiados del COVID-19: algunos obispos han fallecido y más los sacerdotes en España y fuera. El Rey Felipe VI reconoció ante el Presidente de la CEE, cardenal Juan José Omella, la labor realizada (cf. otros puntos al respecto en diócesis, parroquias, iniciativas, etc.).

16ª.- Valorar el testimonio del personal sanitario en general: ser agradecidos con los médicos, enfermeros, auxiliares, con todo el personal sanitario…Los aplausos a las 8 de la tarde en toda España eran para ellos: “os admiro, os felicito por vuestro ejemplo de entrega, os agradezco vuestra profesión-vocación” y la respuesta fue: “A ver si nos suben el sueldo” me decía un técnico que (hace un año por ahora) me colocaba y envolvía mi cuerpo en la máquina para las 30 sesiones de radioterapia en medio de los meses de la pandemia. Gracias a Dios y a estos cuidados he sido curado, aunque tenga que seguir con algún tratamiento.

17ª.- Recuperar la vida de familia al tener que estar más tiempo “confinados” en casa: juntos, ayudándose, tener buen humor, aprovechar el tiempo, pedir perdón y perdonarse posibles y casi inevitables roces, etc.

18ª.- Recuperar un ambiente más ecológico y respirable, libre de tanta de contaminación al estar cerrados y limitados en actividades de contaminación, transportes, vehículos, fábricas y empresas con alto nivel de residuos tóxicos, etc.

19ª.- Es un hecho constatable, como contrapartida -dolorosa- al cierre de actividades laborales, comerciales, escolares o académicas, sociales, incluso con familias aisladas, el grado de contaminación en las ciudades, sobre todo, en las más populosas, ha bajado considerablemente y se respira mejor en la atmósfera un aire más limpio y agradable que antes.

20ª.- Es también un hecho palpable que este tiempo de confinamiento (dos-tres meses) y la posterior vuelta a la “nueva normalidad”, aunque con la particularidad del peligro de nuevos brotes o rebrotes del corona-virus (1ª, 2ª y 3ª oleadas), ha sido una “escuela de aprendizaje” de responsabilidades y obediencia cívicas: en el uso de las mascarillas, en la observancia de la distancia social, en la higiene y limpieza en las casas, en los cuidados en los saludos sociales, en la frecuencia de lavado de manos y en cuidados sanitarios en lugares públicos.

4.- Seguimos en el Año jubilar de San José y recién estrenado el de la Familia.

Este Año se ha inaugurado por el papa Francisco en la festividad de San José con este nombre: “Familia Amoris Laetitia año 2021-2022”, hasta junio cuando se celebre el Encuentro Mundial de las Familias.

Quiere significar que el modelo de las familias -más si se dicen y son cristianas- está en la Familia Sagrada de Nazaret.

En este año sigamos poniendo como Protector celestial de toda la Iglesia y “abogado de la buena muerte” a San José. Quien cuidó de Jesús, el Salvador de todos, del inminente peligro de la vida”, que nos cuide para que también nosotros le cuidemos cuando está -donde está Vivo y Activo- el Divino Solitario en los Sagrarios de la Tierra; y también representado en los hermanos que más le representan, los que sufren por cualquier causa.

Por eso, seguir leyendo y aplicando las normas para conseguir las indulgencias plenarias que se adjuntaban en el Memorare del mes pasado. Y en el Memento de abril a lucrar cada día una plenaria y muchas parciales. Son tesoros de la redención de Cristo que le han costado tanto amor y sacrificio por nosotros según contemplamos en la Semana Santa.

Leed también con interés el Noticiero. Tenéis todo el mes para meditar estos precisos (preciosos) contenidos y siempre serán útiles y beneficiosos para nuestra vida de cristianos adoradores de Jesús Sacramentado. Incluso para quienes no tuvieran fe.

5.- Exhortaciones y reflexiones finales:

Queridos amigos adoradores de Jesús Sacramentado: que os aprovechen estas reflexiones.

Aún me quedan otras reflexiones que, después de pensar y pensar,  me han ido surgiendo y que dejamos para la tercera carta dentro de esta serie, si Dios quiere, sobre la pandemia a la luz de la fe y  vida cristianas.

Dentro de la dura prueba he tratado de poner esa luz y sentido y ayudar a santificar esta circunstancia tan especial señalando algunos medios, remedios  y motivos que nos vienen de Quien es Médico divino (de almas y de los cuerpos), de Quien cuida de nosotros con amor, de que Quien cura todo mal y por quien nos vienen todos los bienes: “por Cristo, con Él y el Él…”, concluyen las grandes Plegarias eucarísticas.

1ª.- La peste de la pandemia COVID-19 ¿nos ha hecho solidarios con multitud de generaciones pasadas, que se han visto afligidas por el mismo mal?

2ª.- Lo que hemos visto en ese repaso de la historia de las pestes, ¿qué nos sugiere a cada uno?

3ª.- En general, ¿se ha dado una solidaridad con los contagiados del COVID-19 y fallecidos y sus familias?

4ª.- El Papa en su mensaje para la Cuaresma 2021 relaciona oración, ayuno y limosna con la de, la esperanza y la caridad: ¿hemos hecho nuestras las preguntas de examen para nuestra conversión cuaresmal y pascual que él nos propone en cada una de estas virtudes y prácticas cuaresmales?

5ª.- El Jueves Santo, día de grandes misterios: de la Institución de la Sagrada Eucaristía, anticipación sacramental del Misterio Pascual de Jesucristo, Señor nuestro, de la institución del Sacerdocio ministerial y del Amor fraterno. Son misterios que “nos dieron y dan nueva vida”: la Vida eterna.

6ª.- Quedan para nuestra contemplación en “los turnos de vela ante el Tabernáculo” que organice la ARPU según nuestros Estatutos.

Celebrad con piedad, fe y amor al Señor todo el Sacro Triduo Pascual que pronto llega. Así os deseo ¡Feliz y Santa Pascua de Resurrección!, ¡Viva Jesús Sacramentado!

Burgos, 28 de marzo de 2021, Domingo de Ramos en la Pasión del Señor.

José Luis Esteban Vallejo,  Consiliario  Nacional de la ARPU en España.

 

[1] Cf. Santiago García-Jalón de la Lama, Memoria de la peste  (Lección Inaugural del Curso Académico 2020-2021, Universidad Pontificia de Salamanca, 78 pp.

[2]   Martín de Frutos Herranz, La Pandemia de Gripe de 1918 en Burgos, Diputación de Burgos, 2020, pp.156-157.

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