ADORACIÓN REAL, PERPETUA  Y UNIVERSAL AL SANTíSIMO SACRAMENTO (ARPU)

 

XLVIII Carta-Circular del Consiliario Nacional de la ARPU, Junio de 2021. 

“Adoremos a Cristo Rey, dominador de las naciones; que da la abundancia de su Espíritu a los que de Él se alimentan”.

Queridos adoradores (as) de Jesús Sacramentado en la ARPU:

 

Este canto-invitatorio a celebrar el Corpus Christi y esta imagen que vemos ya nos ambientan en la solemnidad del “Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo” (del Corpus Christi en el próximo Domingo 6 de junio). La imagen representa nuestra participación  de la ARPU de Burgos en la procesión propia de ese día, la más solemne e importante de todo el año. Me imagino la vuestra en vuestros respectivos pueblos y ciudades. Es nuestra “fiesta principal” como adoradores de Jesús Sacramentado en la ARPU (cf. art. 14). Tanto que el mismo artículo 14 señala que hagamos “un  triduo eucarístico en honor y desagravio del Santísimo Sacramento”.

1.- Objetivos específicos o concretos de esta celebración de la Santa Misa, de la Comunión, de la Procesión eucarística:

 

1º.- Una gracia que dure e influya en todo el año: que el Corpus Cristi dure todo el año.

Todos los años (ya van cinco) en la festividad del Corpus Christi trato de motivar a todos los adoradores de Jesús Sacramentado en la ARPU a vivir esta Solemnidad -la principal de la ARPU-  (como acabo de señalar) para que la vivamos de tal manera en la Santa Misa, en la acción de gracias después de la Sagrada Comunión, en la solemne Procesión (como lo más propio y específico del día), en alguna Visita al Santísimo más en particular a lo largo del día, con comuniones también espirituales… que influya su gracia en todo el año. ¡Ojalá que, como enseñaba San Juan Pablo II, podamos tener su experiencia: que “la adoración del Santísimo Sacramento tiene cotidianamente una importancia destacada y se convierte en fuente inagotable de santidad”! Asimismo, debemos sacar de su gozosa, exultante y ferviente celebración y de la activa y fructuosa participación fuerza para ser más y mejores adoradores todo el año: “La participación devota de los fieles en la procesión eucarística en la solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo es una gracia de Dios, que cada año llena de gozo a quienes toman parte en ella. Y se podrían mencionar otros signos positivos de fe y amor eucarístico” (Ecclesia de Eucharistia, n. 10). Si esta gracia es para todos los fieles que participen, ¡cuánto más para nosotros adoradores de Jesús Sacramentado “ex oficio”!

 

2º.- Adoro te devote, latens Deitas (=humildemente te adoro, oh Dios, escondido).

Sigamos cantando con el Doctor Angélico. Lo tenemos en nuestra hoja informativa o explicativa de la ARPU como recurso para nuestras adoraciones eucarísticas personales o comunitarias. En Burgos lo cantábamos antes de la pandemia en la catedral en la adoración mensual. Y tendremos ocasión el próximo día 5, vísperas de Corpus Christi en que de 13 a 14 horas tenemos asignada una hora dentro del Ejercicio de las “24 horas para el Señor” en la catedral de Burgos. Vosotros decidnos cómo celebraréis la Solemnidad del Señor: celebración del Triduo, participación en la Misa y Procesión, etc.

Adoro te devote, latens Deitas”, seguiremos cantando con el Doctor Angélico. Ante este misterio de amor la razón humana experimenta toda su limitación. Se comprende cómo, a lo largo de los siglos, esta verdad haya obligado a la teología a hacer arduos esfuerzos para entenderla” (Ecclesia de Eucaristía, n. 15). Pero nos advierte el papa San Juan Pablo II  en la misma Encíclica  que a  la “’comprensión interna de los misterios’ (…) llegan sobre todo los santos”.

 

 

Adoro te devote, latens Deitas,”. Tenemos los textos de la liturgia tanto de la Santa Misa como los de la Liturgia de las Horas con preciosos recursos oraciones, lecturas, himnos o cantos…para nuestros cantos y meditación. Por citar los compuestos por el Doctor de la Iglesia, Santo Tomás de Aquino para esta festividad destaco algunos de este Doctor angélico como el Adorote devote (=humildemente te adoro, oh Dios, escondido), el Pange Lingua (= “Que la lengua humana cante este misterio…”. Siguen otras estrofas y con su conclusión Tantum ergo Sacramentum (= “Adorad postrados este Sacramento…”), el “Sacris  solemniis juncta sint gaudia (=Únase el gozo a las santas solemnidades”), el “Verbum supernum prodiens (= El Verbo baja del cielo…”; el “O sacrum Convivium (= “Oh, sagrado Convite…! en el que Cristo es nuestra comida, se celebra el memorial de su Pasión, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la vida eterna”. ¡Aleluya! Y, sobre todo, el más largo y doctrinal que es la Secuencia de la Misa: “Lauda, Sion, Salvatorem (= “Canta, oh Sión, con voz solemne a tu Salvador…”. Se trata de 24 estrofas que cantan la misma doctrina, la misma fe, la piedad, devoción y amor de la Iglesia al “admirable Sacramento”, a Jesús Sacramentado, en sus principales dimensiones. Las señalo: la Presencia Real, el Sacrificio Único, la Comunión sacramental; el ser “signo de unidad y vínculo de caridad”, Sacramentum caritatis (= Sacramento de caridad) y ya anticipación del Cielo, pues la Santa Misa es liturgia del Cielo en la tierra; es deseo inmenso y don del mismo Jesucristo; adoramos al mismo Cordero inmolado-resucitado, del que brota la fuente de toda santidad y de vida eterna en los siete sellos o sacramentos, etc.

 

3º.- Meditar, celebrar y  vivir este día y todo el año en clave eucarística.

Estas dimensiones señaladas son recursos más que suficientes para meditar, celebrar y  vivir este día y, como digo, todo el año en clave eucarística. En concreto, si nos fijamos en el Evangelio de la Santa Misa encontramos que nos trae las palabras de Jesús, pronunciadas en la Última Cena con sus discípulos: “Tomad, esto es mi cuerpo”. Y después: “Esta es mi sangre de la alianza que es derramada por muchos” (por todos en la intención de Jesús). En estas palabras va todo su amor, todo su misterio pascual, su sacrificio redentor, su presencia real, verdadera y substancial. Tendremos ocasión, Dios mediante, de reflexionar, meditar, celebrar y vivir el valor y la grandeza únicos de la Santa Misa; en concreto, como el Sacrificio eucarístico y redentor de Cristo que actualiza y aplica el Sacrifico único de su Cruz y Resurrección. Es el mismo y único. Tan inmenso e infinito es que vale “para salvar al hombre de cuanto pecó”. La única diferencia está en el modo: cruento o incruento.

Pero precisamente la festividad del Corpus Christi lo que destaca -entre todas las dimensiones antes mencionadas- es su Presencia al sacar por las calles y plazas la Santa Hostia que ha sido consagrada en la Santa Misa de esta festividad, como “fuente” y “cumbre” de toda la vida y actividad de la Iglesia. “Atraídos por su Presencia real, los cristianos lo adoran y lo contemplan a través del humilde signo del pan convertido en su Cuerpo”. (Papa Francisco 3-6-2018).

Si nuestra Asociación (la ARPU) destaca esa misma Presencia de nuestro Señor Jesucristo y tiene como objetivos darla (darLe) a conocer, venerar (=adorar), amar, desagraviar en el Santísimo Sacramento, no es con menoscabo de dejar de contemplar, y vivir las otras realidades o dimensiones que encierra el “admirable Sacramento”. Así podemos meditar algunos textos del Corpus Christi que las integran:

Así la Oración Colecta de la solemnidad canta al mismo Jesucristo con admirable síntesis:

¡Oh, Dios que en este admirable Sacramento nos dejaste el Memorial de tu Pasión!; te pedimos nos concedas venerar (adorar) de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú, que vives y reinas…”.

Otra oración síntesis de las varias dimensiones es el “O sacrum convivium (= “Oh, sagrado convite en el que Cristo es nuestra comida, se celebra el memorial de su Pasión, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura” (= la vida eterna). Aleluya”. (Antífona del Magnificat de las II Vísperas de esta solemnidad).

“Oh, saludable Hostia, que abres la puerta del Cielo; los enemigos estrechan su cerco, danos fortaleza, préstanos auxilio·”

“Al Señor Uno y Trino se dé gloria sempiterna, al que una vida sin término nos dé a nosotros en la Patria. Amén”.

Las mismas invocaciones después de comulgar o después de la Misa que todos sabréis y haréis: “Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre del costado de Cristo, embriágame…”.

 

4º.- Cada adorador en la ARPU ha de ser como Santa Clara, como cada uno de nuestros fundadores (la Fundadora principal y los Cofundadores)

Santa Clara, mujer “pobre” pero “fuerte”, “valiente”, representada en la iconografía como atributo propio con la custodia en la mano para ahuyentar con poder inmenso en Asís a sus enemigos, los sarracenos, que huyeron despavoridos, como así fue. Es todo un signo de que en Jesucristo resucitado – sacramentado, realmente vivo y presente en la Eucaristía, tenemos el remedio de nuestros enemigos del alma, tenemos “el Pan vivo bajado del cielo”, el Santísimo Sacramento, el “misterio de nuestra fe”, el “fármaco para la inmortalidad” (San Ignacio de Antioquía), el remedio para todas las pandemias, el alimento para nuestra indigencia y para andar el camino hacia la eternidad. Todo un signo de que los rayos benéficos del “Sol de justicia”, el Sol de salvación que se asoman en la Hostia Santa desde la custodia (desprendidos del mismo Jesucristo). Desde cada Sagrario, nos benefician para ahuyentar todos los males y darnos todos los bienes. “Por quien sigues creando todos los bienes…”. Así lo proclaman las Plegarias Eucarísticas: Por Cristo, “por quien sigues creando todos los bienes, los santificas, los bendices y los repartes entre nosotros” (Canon Romano); “Por quien concedes al mundo todos los bienes” (Plegaria eucarística III).

Con razón enseña el Concilio Vaticano II que en la Santísima Eucaristía “se encierra todo el bien de la Iglesia” (P.O. 5). Dar a conocer la Presencia real, verdadera, sustancial de Cristo en la Eucaristía y su adoración “en espíritu y en verdad”, insisto, son objetivos de nuestro apostolado y afán. Estamos para ello. “¡Ay de mí si no evangelizara” decía San Pablo. ¡Ay de nosotros si no anunciamos a Jesucristo Sacramentado!

Para decirlo también con palabras del papa Francisco en la referida fecha:

“Mientras nos nutrimos con el Cuerpo y Sangre de Cristo, nos asimilamos a Él, recibimos en nosotros su amor, no para retenerlo celosamente, sino para compartirlo con los demás”.

(El subrayado en negrita es mío). Sería una grave ignorancia y deformación. ¡Qué suerte poder tener nosotros formación católica!

 

5º.- Tareas de formación y acción apostólica-eucarística para estos meses de verano (y siempre). Un decálogo de formación, vivencias y apostolados eucarísticos

1ª.- Meditar ante el Santísimo cuáles son los objetivos principales de la ARPU (que antes he mencionado): para qué estamos en este mundo, dada la “vocación” eucarística que nos ha regalado el Señor, el “carisma” de la ARPU a su Iglesia y al mundo. ¿Somos conscientes? ¿Lo propagamos o difundimos?

2ª.- Meditar con frecuencia ante el Santísimo cuáles son las demás dimensiones del “admirable Sacramento”, destacando en el Corpus Cristi, la de su Presencia real, verdadera y  substancial (objetivos principales de la ARPU).

3ª.-  Dado el Evangelio del Día este año o ciclo, meditar asombrados siempre en el misterio de la Santa Misa como Sacrificio de Cristo, Sacrificio de la misma Iglesia para aplicar la redención de los hombres…a la luz de la imagen que os presento:

La Santa Misa es Acción divina trinitaria, Amor-Ágape- de Dios, el Santísimo Sacramento, el Sacrificio de la redención de los hombres que brota del Corazón abierto del Salvador, el Sacrificio de la Iglesia -ministra- administradora de la Sangre preciosa de Cristo, que actualiza (por el Sacerdote en la Misa) el del Calvario. ¿Qué es también la Santa Misa? es  la “Fracción del Pan”, es “Misterio de nuestra fe”, es la presencia del Cielo: serafines que cantan, rodean, adoran y se asombran del Misterio; es el deseo de que esa Sangre redentora descienda sobre nosotros y la humanidad, a personas concretas; es el Río de la gracia que apague la mucha iniquidad de los hombres, etc.

 

 

Veis que junto al Crucificado hay dos mujeres: una tiene los ojos vendados; con ojos que no ven el Misterio ¿quién será? Pensad también vosotros en esa otra Mujer que tiene ojos que ven y que recoge en el Cáliz de Salvación la Sangre que brota del corazón del Salvador ¿quién puede ser? Podéis dar vuestras respuestas y veremos cuáles son las más acertadas. No es un juego ni un acertijo, ni entretenimiento alguno, no; sino para saber quién es cada una y poder dar una catequesis más completa de la Santa Misa y de la Eucaristía. A los adoradores en la ARPU les corresponde ser “catequistas” “ex oficio”, por “vocación” hemos dicho y doble. Lo que ha escrito el Papa Francisco en su  reciente “Motu Proprio” Ministerium Antiquum (mayo 2021). Sirva para todos y cada uno de nosotros: “Vuestra palabra será siempre un primer anuncio”. ¡Claro!

De todas maneras sepáis o no quiénes son esas dos mujeres (la ciega y la que ve), todos nosotros como creyentes podemos decir, rezar y cantar (con ojos de fe):

“Si ciegos al mirar mis ojos no te ven, yo creo en ti, Señor, sostén mi fe”.

4ª.- No olvidar que seguimos en la segunda mitad del Año de San José. Seguir conociéndole y tratándole como “figura eucarística” y seguir “lucrando” indulgencias en este año jubilar a ser posible una cada día. San José, figura eucarística como lo fue y es la Virgen María.

5ª.- Dado que la festividad del Corpus Christi destaca su Presencia “por antonomasia” señalo luego el libro de esas figuras eucarísticas sobre las que podéis ver y estudiar para conocer con mayor profundidad.

6ª.- Aprovechemos esta Solemnidad del Corpus Christi (todo el mes) como una “ocasión de oro” para invitar a otros a ser “adoradores de Jesús Sacramentado en la ARPU”. Tener como recursos y siempre a mano o a disposición algunas hojas informativas o trípticos, alguna ficha de inscripción en la ARPU, alguna explicación catequética, etc.  Cada ficha de inscripción en la ARPU será el “fruto logrado” de las “flores del mes de mayo” para Jesús Sacramentado en el mes de junio y siempre. (Recordad que poníamos una para cada día).

7ª.- Por eso, os pongo estos textos que os pueden ayudar a formaros y a hablar a los demás de lo que nosotros vivimos y experimentamos: “Creí por eso hablé” (San Pablo). La señal de que creemos de veras es si hablamos con hechos y palabras de Jesús Sacramentado en todas o algunas de sus dimensiones eucarística referidas en esta Carta.

8ª.- Para profundizar en la formación doctrinal y en la vivencia de la Eucaristía:

Os remito a nuestros libros: Manual de la ARPU; especialmente: La adoración al ‘Corpus Christi…’ y su culto en la presencia eucaristía también fuera de la Misa, pp.267-284.

Y en Figuras y textos eucarísticos: San José: figura eucarística n. 5, (pp. 92-101); Figura 108: Las presencias de Cristo y su presencia por “antonomasia”, pp.526-531; Figura 111: La adoración eucarística fuera de la Misa (Benedicto XVI); Figura 112: Panorámica histórico-general del culto a la Eucaristía, 549-568.

9ª.- Recordad la “Doctrina sobre las Indulgencias” y los números (1, 2, 26, 27, 28) que se pusieron en Memento del mes de abril, tomados del Enckiridion  Indulgentiarum (Normas y Concesiones) sobre las Indulgencias que tiene la Iglesia en la actualidad.

10ª.- Profundizar en algunos aspectos de estas realidades para hacer llegar en este modo de las Indulgencias la Redención de Cristo que contiene la Sagrada Eucaristía, que Jesucristo nos ha conseguido y con su misericordia nos ha comunicado; que exalta  la solemnidad del Corpus Domini y que dispensa la Madre Iglesia, nuestra madre, a quienes tienen o ponen las debidas condiciones.

Concluyo con este texto oracional de la larga pero muy formativa y exultante “Secuencia” sobre el Corpus Christi si se recita completa (a ser posible) en la Santa Misa del día:

 

”Buen Pastor, Jesús clemente, tu manjar de gracia fuente,

Nos proteja y dé vigor; y allá en la región viviente (en el Cielo),

Que te veamos, Señor”. ¡Amén!, ¡Aleluya!

Burgos, 1 de junio de 2021,  69º. Aniversario de mi Primera Comunión (1-VI-1952). José Luis Esteban Vallejo, Consiliario Nacional de la ARPU.

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