ADORACIÓN REAL, PERPETUA Y UNIVERSAL AL SANTíSIMO SACRAMENTO (ARPU)
Mes de septiembre-octubre 2021
L Carta-Circular del Consiliario Nacional de la ARPU: sobre las cartas circulares y demás medios de formación y animación, organización y difusión de la ARPU: en esta efemérides jubilar, en sus Bodas de Oro (I).
Queridos adoradores (as) de Jesús Sacramentado en la ARPU:
A Jesucristo, Señor nuestro, el que nació, murió y resucitó, real, verdadera y substancialmente presente y vivo en la Eucaristía por nosotros, ¡Venid!, ¡adorémosle!
“Os escribo esta Carta, como representación mía, para que vosotros la leáis y la escuchéis. En ella os felicito, y al mismo tiempo os exhorto a que perseveréis con constancia y fortaleza en la confesión de la gloria del Cielo; y, ya que habéis comenzado a recorrer el camino que recorrió el Señor, continuad por vuestra fortaleza espiritual hasta recibir la corona, teniendo como protector y guía al mismo Señor que dijo: ‘Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’”.
1.- Con estas palabras me dirijo a vosotros en esta Carta especial, jubilar, pues hace el número L (cincuenta). Son palabras de una carta, la número la 6, 1-2, de san Cipriano, obispo y mártir, a los cristianos perseguidos de su época felicitándoles por su valiente testimonio, exhortándoles a imitar en todo a Jesucristo si desean alcanzar las promesas del Señor, invitándoles a perseverar para conseguir el Cielo prometido, etc. Eso quisiera yo para vosotros todos los que leéis y meditáis estas cincuenta Cartas del Consiliario Nacional de la ARPU.
San Cipriano les propone que la lean y escuchen; yo diría que esos dos pasos son necesarios en vista a otros tres, orarlas (ante el Sagrario), ponerlas en práctica y difundirlas.
2.- La Carta es presencia virtual pero real de quien la escribe a los destinatarios que la lean y escuchen. Eso prometí al ser elegido hace ya casi 5 años en aquel 25 de noviembre de 2016…Solamente el título nos sugiere una “agenda” a realizar en nuestra vida, luego vienen los temas pensados, elegidos y fundamentados o reflexionados, las motivaciones puestas, las aplicaciones prácticas, las tareas señaladas a realizar cada mes y siempre, los compromisos de amor con Jesús, los deseos nuestros puestos en relación con los del Señor en la ARPU. Ha habido Cartas motivando a vivir mejor los tiempos litúrgicos que llamamos “fuertes”: Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua; otra serie hubo sobre las “ventajas” de pertenecer a nuestros movimiento y asociación; y podríamos seguir añadiendo más, otras sobre las vivencias del Corpus Christi al llegar cada año con una gracia que ha de durar todo el año si lo vivimos bien, como quiere la Iglesia. Ha habido otra serie de cartas sobre algo esencial en el carisma de la ARPU: la relación de la Eucaristía con los ángeles y nosotros con ellos, por algo aparecen rodeando la Hostia Santa en nuestro logotipo; (fueron, si mal no recuerdo, 6 cartas y podríamos añadir otras tantas); ha habido Cartas y Mementos sobre la organización y gobierno de la ARPU queriendo organizar, convocar las Asambleas a nivel parroquial, diocesano y nacional, para renovar los Consejos a los tres niveles (cartas de septiembre-octubre-noviembre de 2020). Ha habido Cartas sobre cómo interpretar la situación de pandemia y la vida de fe y amor a Jesús Eucaristía y Médico divino (ya en plena pandemia de 2020 y en febrero y abril de 2021). Ha habido Cartas sobre programación de la ARPU al comienzo de cada curso. En este Año jubilar sobre San José (cf. marzo y mayo de 2021). Por eso mismo se ha dado la doctrina de la Iglesia sobre las indulgencias, qué son, las condiciones y circunstancias u ocasiones en que se puede ganar; oraciones a San José. En Memento de este mes de septiembre va otra oración a San José de San Juan XXIII.
Una de las últimas cartas ha sido sobre la Santa Misa (junio 2021); la de julio pasado sobre qué y cómo hacer para que los niños de Primera Comunión y los muchachos de Confirmación perseveren; que los catequistas y sus padres les den ejemplo si tienen experiencia de Jesús Sacramentado. Así podríamos ir recordando y titulando una por una hasta las 50 Cartas Pastorales-Circulares.
En todas las Cartas se proporciona animación, se da un pequeño tratado de “oro”, de doctrina de la buena para ir asimilándola a lo largo del mes; se hace exhortación, hay transmisión de nuestro carisma, de la vida y testimonio de los fundadores y cofundadores, de una manera u otra; además están los otros elementos o documentos mensuales: Noticieros, Memorare…, la Memoria anual de actividades, la página Web, el correo electrónico de la Asociación, etc. Tenemos Manual, fichas técnicas sobre la ARPU y otros recursos y publicaciones. Todos estos elementos tenemos a disposición.
Con todos estos elementos el camino está bien señalado. Estaríamos pervertidos -extraviados- si no lo siguiéramos (el camino trazado para la ARPU): para cada uno de sus miembros en la diversidad de sus circunstancias y funciones.
Creo que no es pecar de arrogancia ni de vanagloria o soberbia (Porque la intención bien la sabe Dios), el decir que pocas asociaciones a nivel nacional dan esta formación mensual y está la permanente a través de nuestra prestigiada Página Web www.arpu.es
El problema o RETO es ¿las recibimos con hambre y sed?, ¿las meditamos y asimilamos?, ¿influyen en nuestra vida y la difundimos?, ¿las reenviamos a nuestros contactos de correos electrónicos y grupos de WhatsApp?
Permitidme que os repita que el Señor espera algo más de cada uno: que hagamos nuestro su deseo, que es el carisma de la ARPU, que por mediación de cada adorador suscite Él nuevos adoradores y, para ello, que haya propuesta para nuevas inscripciones de adoradores, que hay que pedir como un don, hay que buscar como un tesoro y proponer como un gozo apostólico; más contactos o direcciones que seguro que tenéis a los que enviar, más testimonios de fe y amor al hablar de Jesús Sacramentado con naturalidad y valentía, como el agua mana de la fuente.
3.- Estoy convencido de que una sola Carta de las cincuenta sería suficiente para que la ARPU cumpliera su cometido si cada uno de sus miembros da esos pasos. Algo así como el Padrenuestro, siempre rezado, meditado y vivido, es capaz de ser nuevo cada día y transformante de la vida cristiana, espiritual y apostólica. ¿Cuál puede ser la causa de que la ARPU no vaya al ritmo de Dios, al ritmo del deseo del Corazón eucarístico del Señor que busca más adoradores y consoladores y no los encuentra? ¿Que acaso no se dan esos pasos que son necesarios para que produzcan sus frutos cada carta?, ¿que no entramos en este proceso de eficacia y transformación que el Señor espera y se merece? Veamos unos puntos.
1.- Las cartas son para leerlas: en su materialidad, en su integridad, en su apreciación, en su valor, con interés, son “nuestras cartas”, son para nosotros, son las que Dios quiere para los adoradores en la ARPU; en este sentido son un “tesoro”, un “camino” a seguir, un “medio de formación”, un “cuidado” más de Jesús para sus adoradores y simpatizantes, etc. en la ARPU.
2.- Las cartas son para escucharlas: es un paso más y necesario para que surtan efecto. Supone enterarse de lo que se contiene, del mensaje que se quiere transmitir, darse cuenta a lo que nos estimulan y comprometen para que seamos buenos adoradores; ver cómo se concreta la vivencia de nuestro carisma, cómo seguir el camino de la ARPU que nos lleve a la gloria. Con 50 Cartas está trazado más que suficiente el camino de la ARPU; insisto, si no nos apartamos, si no nos pervertimos del camino señalado. Aunque no escribiese más, tendríamos seguridad en el camino para que lleguemos a donde el Señor quiere, a ser lo que tiene que ser la ARPU: lo que ha de hacer cada adorador. Hay adoradores que expresamente manifiestan el bien que les hace su lectura atenta y meditación sosegada. En Memento de este mes se ponen tres testimonios. Gracias a Dios hay quien las estima, medita, y agradece, etc.
3.- Las Cartas son para orarlas, es decir: leerlas, escucharlas comentarlas ante Jesús Sacramentado: adquieren una vibración y una resonancia especial que es la que Jesús desea; llevan de alguna manera el carisma de Dios, el deseo de Jesús, hacen oír “lo que el Espíritu dice a las Iglesias” (cf. Ap 2,11). La ARPU es una pequeña “parcela” en la Iglesia, dentro y para la Iglesia.
4.- Las Cartas son para ponerlas en práctica: leerlas y escucharlas, orarlas y meditarlas ante el Santísimo para llevarlas a la práctica: lo que el Señor desea y nos ha hecho ver en la oración, las tareas concretas que se proponen para llevarlas a efecto en cada una de ellas. Nuestro carisma tiene que ver con los deseos del Señor…Deseo que se cumple cuando un adorador es consciente del carisma recibido, lo agradece, lo hace vida y lo da a conocer como un gran bien a los demás. Por eso llevan todas esos compromisos de amor, tareas a realizar, esos puntos en los que examinarse y mejorar, siendo “puntos de ignición” para calentar a los demás, “lámparas encendidas” vivas para alumbrar al Santísimo y a los demás, algo así cada adorador en la ARPU como un Sagrario viviente. No basta cumplir la media hora semanal señalada ante un Sagrario y desentenderse de buscar nuevos adoradores para Jesús Sacramentado.
5.- Las Cartas son para difundirlas a los demás. Es el último paso necesario: puestas en práctica por cada uno y con la experiencia de que le ayudan en su “vocación” y “misión” de adorar, el buen adorador las quiere difundir, teniendo experiencia de que son un bien para uno mismo, pone los medios para que lo sean -un bien- para otros, para todos. Para difundirlas puede tener muchos modos: darlas a conocer de palabra con entusiasmo y convicción, fotocopiarlas y extender su radio de acción, reenviar, comentar el bien que le han hecho meditadas ante el Sagrario; son un cauce de apostolado con los demás…Ya por ser Bautizados y Confirmados pero con vibración y entusiasmo eucarísticos por ser adorador (a) de o en la ARPU.
Cabe aquí poner lo que dice San Pablo al concluir su primera carta a los Tesalonicenses: “Os conjuro por el Señor a que leáis esta carta a todos los hermanos” (1 Tes 5,27).
4.- Estos cinco pasos son necesarios para que surtan efecto y la ARPU (cada uno de sus miembros) vaya al ritmo que Jesús quiere con su -nuestra- ARPU. Estoy seguro de que, dando estos (cinco) pasos, cumple su objetivo la ARPU -que somos tú y yo-. Vedlo en cada una de las 50 Cartas. Estoy seguro de que, entendidas así y dados estos pasos, son transformantes.
La ARPU tiene trazado el camino, insisto, en cada Carta si los adoradores de hoy y del mañana no se apartan de él y lo enseñan a los demás y conseguirán el “alto grado de cielo” prometido. De recibir y alcanzar la “corona” hablaba san Cipriano en el texto que nos ha servido de inspiración.
Seremos adoradores de verdad, no sólo de nombre. Así se irá cumpliendo el deseo del Señor: “ser adorado por todos los hombres, a todas las horas y en todos lo sagrarios de la Tierra”.
Así la ARPU nos santifica y lleva al Cielo: al “alto grado de Cielo” según nuestro carisma desde los fundadores. Si ellos lograron, sobre todo en la época de continuidad y expansión (1934-1985), ¿por qué nosotros no? Si Don Isidro Martínez Moreno sembró mucho la ARPU en toda España y en el extranjero con más de 2.000 adoradores, ¿por qué nosotros no?
5.- ¡Ánimo! y a poner esos pasos: las personas a nuestro alrededor lo notarán que somos “buenos” adoradores; adoradores convencidos que convencen; las necesidades de la Iglesia que son tantas y del mundo se solucionan de rodillas ante los Sagrarios.
Necesitan de la adoración eucarística todos los miembros de la Iglesia. Es el secreto de la perseverancia y eficacia espiritual y apostólica de todos de los niños y de los jóvenes, de los de Primera Comunión y Confirmación, de los matrimonios, de los religiosos, de los sacerdotes, de los viudos y solteros. No olvidar que es necesaria la adoración. Recuerdo la homilía del Papa Francisco en la Epifanía del Señor del 6 de enero de 2021, citando a un autor francés: “o adoramos a Dios o adoramos al diablo…”.
Nuestra modalidad de adorar es muy asequible para todos. Modalidad: media hora a la semana escogiendo la que prefiera el adorador, en el lugar (templo), el día y hora y “tratando de buscar nuevos adoradores” (cf. los otros requisitos en ficha de inscripción y en tríptico informativo).
Como asociación hemos de tener en todos los grupos, parroquias, diócesis, la programación correspondiente de reuniones, celebraciones, actividades, festividades, etc. Septiembre y octubre son meses muy indicados para hacerla. Lo lógico, eficaz y estimulante es que nos enviéis al Consejo Nacional esas programaciones anuales a nivel diocesano y si, procede, también las parroquiales.
Hagamos experiencia de que se cumplen las referidas palabras de San Cipriano: “teniendo como protector y guía al mismo Señor que dijo:” Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
Lo deseo y pido para todos. Concluyo con una 2 estrofa del himno de la ARPU, compuesto texto y música por la Fundadora, con el estribillo del himno de la ARPU. Mis deseos -los de Jesús-, los vuestros sean los de la Fundadora de la ARPU:
“Si supieran los mortales la eterna gloria que en Ti se encierra,
Tan solo por visitarte ¡ay! cruzarían toda la Tierra.
En ti, augusto Sacramento, Manjar divino, Pan celestial,
Las delicias de la gloria, la paz eterna halla el mortal”.
“Eterna gloria, alabanza de amor eterno, eterno amor,
a ti, Jesús adorado, sacramentado por nuestro amor”.
Burgos, primer día del mes de septiembre del año del Señor 2021,
José Luis Esteban Vallejo, Consiliario Nacional de la ARPU.