ADORACIÓN REAL, PERPETUA Y UNIVERSAL AL SANTíSIMO SACRAMENTO (ARPU)
Navidad-diciembre 2021 y enero 2022.
“Adoremus in aeternum sanctissimum Sacramentum”:
¡Adoremos por siempre al Santísimo Sacramento!
LIII Carta-Circular del Consiliario Nacional de la ARPU:
¡A Cristo, que por nosotros ha nacido, venid, adorémosle!
Queridos adoradores (as) de Jesús Sacramentado en la ARPU: ¡Gloria a Dios y Paz a los hombres…!
Esta imagen con la que os felicito y deseo la celebración de una ¡Feliz y Santa Navidad! es de la predela del retablo mayor de mi pueblo natal, Tórtoles de Esgueva (Burgos).
Todos los meses estamos en contacto y nos hacemos presentes realmente aunque sólo sea en forma de Carta (ésta hace el n. 53) para recordar que estamos unidos en los mismos afanes apostólicos-eucarísticos de nuestra bendita Asociación y Movimiento ARPU, para formarnos, animarnos, difundir nuestro precioso carisma, además de para comunicarnos cosas y otras informaciones. Para este tiempo de Navidad y enero de 2022 estos puntos.
1.- Por una celebración cristiana-eucarística-apostólica-de la Navidad.
De no poder vernos por las distintas circunstancias de ocupaciones, de tiempos de pandemia y espacios o lugares en que “nos movemos, existimos y somos”, hacemos muy bien en intercambiarnos de modo especial la felicitación de la celebración de la Navidad: nuestros mejores y cordiales saludos para estas fechas y, de algún modo, así estamos en relación durante todo el año que nos deseamos feliz y fecundo en nuestra vida eucarística. Somos conscientes de que también es una “vocación”, una “misión” de “anunciar a Jesucristo y adorarle”, buscándole nuevos adoradores como el mejor regalo de Navidad. Los adoradores son -somos- para Él, son para su gloria, son para el Protagonista de la fiesta. Quien nace y quiere renacer constantemente en los corazones de los hombres es Él. Para eso ha venido y viene, se nos da y ofrece en el Sacramento del Altar y permanece en los Sagrarios de la tierra. Nuestro apostolado es necesario como cristianos que somos y tiene un cauce específico: el de la ARPU. Que todo lo hagamos por Él y le llevemos adoradores en el amor y la paz de Dios. Y para todo el año 2022. Aprovechemos tantas ocasiones y signos cristianos de la Navidad. ¡Ojalá sea verdad que salimos a su encuentro “velando en oración y cantando su alabanza”!
Con la presencia del Dios que se hizo Niño en Belén y que “viene ahora en cada hombre y en cada acontecimiento” (Prefacio III de Adviento) para que lo recibamos con fe, con gozo (cf. Evangelii gaudium del Papa Francisco), en la experiencia sacramental y, sobre todo para nosotros, en la adoración de Jesús Sacramentado en el “admirable Sacramento” de la Eucaristía, en los Sagrarios. Es la Presencia y experiencia que deseo que nos dure todo el año, en el trabajo de cada día, en el apostolado al que nos impele de modo especial el hecho de estar inscritos en la ARPU.
2.- Y con motivos especiales para el mes de enero.
Pensad en este mes de enero, memoria de San Manuel González García (4 de enero), “el Obispo de los Sagrarios abandonados”, en su celo eucarístico incansable; pensad en el tránsito de este mundo de Doña Juana Carou a “las delicias de la Gloria” que ella encontraba, contemplaba y cantaba en el Santísimo Sacramento, “luz de mis ojos, sol de mi vida”; es el Mismo del Cielo a Quien contempló y adoró con tanto ardor de fe y amor en la tierra. Sucedió el día 5 de enero de 1933, en el atardecer de la víspera de la Epifanía del Señor, festividad eminente de la adoración al Mismo que adoraron los Magos de Oriente; pensad también en la aprobación de la ARPU por el Papa Pío XI el 30 de enero de 1930, después de tantos afanes de la Fundadora y Cofundadores. Sigamos nosotros en esta estela luminosa, como “lámparas vivas” que señalen a Jesús Sacramentado a todos los hombres: “Aquí está Jesús”, aquí está Quien luz a los cielos (a los hombres) da”.
Pensad en el amor que Dios Padre tiene a los hombres que les entregó a su Hijo Único (cf. Jn 3,16). Lo canta bellamente algún villancico:
“Dios ama tanto a los hombres que no los quiso dejar solos y tristes vagando por los senderos del mal”.
Pensad también mucho en María y San José (cf. Lc 2,4-5); cada uno en su quehacer: María, que fue su madre (Mt 2,11) y José, custodio fiel. (Mt 2,13. 22-23). En cómo le contemplaron, adoraron, sirvieron y amaron en Belén y luego en Nazaret…La Virgen Inmaculada y San José, nuestros modelos para la ARPU en la adoración al Verbo Encarnado.
No olvidéis todo lo que hemos dicho, escrito y enseñado en el Año de San José, sobre su verdadera devoción, etc. (tres Cartas y otros elementos de formación) para seguir practicándolo.
Pensad en los servicios, apostolados, compromisos de amor con Jesús Sacramentado que estamos llamados a poner como correspondencia al amor infinito de Dios en la Encarnación, en la Sagrada Eucaristía (que es Él mismo) y en los Sagrarios que lo prolongan y actualizan. El “saco” lleno de su misericordia se ha volcado en la Encarnación y en la Pasión llegó a desfondarse (cf. San Bernardo, abad).
3.- Algunas actividades, tareas, o compromisos de amor con Jesús Sacramentado.
Como siempre os concreto aún más algunas actividades, tareas, o compromisos de amor con Jesús Sacramentado:
1.- Nos ayudará mucho para nuestra vida cristiana y la propagación del carisma de la ARPU el venir, ir o participar en las reuniones mensuales que tenemos programadas (las específicas de la ARPU) y, asimismo, en las celebraciones. ¡Que nos veamos!
2.- En el Memento de este mes os presento un modo de visitar al Santísimo, que usaba y enseñaba el gran pedagogo burgalés, el venerable ya, Padre Don Andrés Manjón.
Son visitas que os pueden ayudar a visitarle ahora, en nuestros tiempos de increencia, de olvido, de ignorancia y pereza eucarística en tantos. Si el Papa San Pablo VI exhortaba a todos los fieles a hacer la Visita diaria a Jesús Sacramentado, ¡cuánto más para los adoradores (as) en el ARPU! Será como enseñaba él: “prueba de gratitud, signo de amor y expresión de la debida adoración al Señor” (Eucharisticum Mysterium, n.67). Con que saquemos adelante esta práctica tan nuestra de la visita diaria, será señal de un fruto muy logrado de haber celebrado bien la Santa Navidad en este año que el Señor nos ha regalado.
3.- Al estar la Iglesia entera en etapa sinodal, la ARPU no puede quedar al margen de estar y ser lo que tenemos que ser y aportar. Os recuerdo los últimos puntos-preguntas de las ocho propuestas para responder a aquella pregunta: “¿Y nosotros, qué?” ¿Qué tenemos que hacer? Están señalados en la carta de noviembre 2021: toda ella dedicada a “la Iglesia en Sínodo y la sinodalidad” también para nosotros en la ARPU.
“6.- ¿Qué podemos ofrecer y aportar como ARPU (=asociación y movimiento de adoradores todos y cada uno eucarísticos) al Sínodo en la fase diocesana. Hacer propuestas hasta el mes de abril de 2022 (por escrito mejor).
7.- ¿Somos conscientes de las múltiples “ventajas” que tenemos para ofrecerlas a los demás? Por ejemplo en las Parroquias (cf. Carta del Consiliario en julio de 2021).
8.- ¿Estamos abiertos a enriquecernos con las ventajas y carismas que nos ofrezcan otros?
Son preguntas para hacernos participar y poner en común y aportar luces unos a otros siempre en plan constructivo, positivo, estimulante, ejemplarizante, tirando todos del “carro” de la ARPU pues vamos en Sínodo, de camino hacia adelante con y en el Señor. Escuchándonos unos a otros y todos al Espíritu Santo”.
Id pensando, amando mucho y concretando ante Jesús Sacramentado para aportar algo -Alguien- muy necesario en la Iglesia y en el mundo.
Así deseo, lo hago y lo pido yo con mi afecto y oración por vosotros.
Burgos, 19 de diciembre de 2021, Cuarto Domingo de Adviento.
José Luis Esteban Vallejo, Consiliario Nacional de la ARPU.