ADORACIÓN REAL, PERPETUA Y UNIVERSAL AL SANTÍSIMO SACRAMENTO (ARPU)

LX Carta-Circular del Consiliario Nacional de la ARPU: diciembre 2022.

“Al Rey que viene, al Señor que se acerca, venid, adorémosle”.

Queridos adoradores (as) de Jesús Sacramentado en la ARPU:

Con esta invitación del tiempo de Advierto y con esta bella imagen de la Anunciación del Ángel a Ntra. Señora, la Virgen María, os saludo al comenzar esta Carta para este mes de diciembre. Os he preparado estos nueve interesantes puntos.

1.- La Solemnidad de la Inmaculada en el umbral de este tiempo fuerte del Adviento. 

Todos los meses del año en el Calendario litúrgico encontramos algunas celebraciones marianas, bien algunas de sus grandes fiestas o bien conmemoraciones y advocaciones; sucede en todos los meses, pero sin duda el mes de diciembre es mariano por antonomasia. Además de la Solemnidad de la Inmaculada, la liturgia de este tiempo fuerte, hermoso y gozoso de Adviento, la pone como figura principal para prepararnos a celebrar las tres venidas del Señor: triple venida del Señor porque son: la última que será la gloriosa, la primera ya histórica, la de la Encarnación del Verbo de Dios en María Virgen, su aparición en la Navidad; la que la liturgia actualiza ahora, en el tiempo de la Iglesia,  y, por eso, la intermedia de ambas, la que nos envuelve cada día. Tanto en la primera parte del Adviento hasta el día 17, como en las ferias mayores desde el 17 al 24 de diciembre, ella la Inmaculada Virgen María es la protagonista del “Adventus Domini”.

Dentro de lo que podemos llamar novenario al Emmanuel (desde el 17 al 24 de diciembre por las antífonas mayores oh, oh, oh,), está el 4º domingo de Adviento. Es el que en la liturgia de la Iglesia podemos considerar el más mariano de todos domingos del año, el domingo de la Encarnación del Verbo de Dios en las entrañas purísimas de la Virgen María. Serían, pues, tres los temas o puntos a tratar, desarrollar celebrar y vivir:

1.- La Inmaculada en el Adviento.

2.- María figura principal del Adviento.

3.- El Domingo más mariano del año: el 4º de Adviento.

2.- La Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María en Adviento.

Me limito en esta Carta, que hace el número 60 de las Circulares, a ayudaros a reflexionar, a meditar y tratar de vivir el primer tema, el de Inmaculada en el Adviento. Luego pondré unas aplicaciones prácticas, unas oraciones y cantos, que sean los compromisos prácticos  y tareas apostólicas y eucarísticas para este tiempo de Advenimiento-Navidad. 

2.1.- ¿Sabemos ya lo que celebramos?:

Pues el privilegio de la “preservación de todo pecado”  (original y personales) y la plenitud de gracia en María “en previsión de la muerte de tu Hijo” (Oración colecta).

2.2.- ¿Cómo lo sabemos? Por revelación divina:

– Hay atisbos en el Antiguo Testamento, así en el Proto-evangelio, después de la terrible desgracia de la caída de nuestros primeros padres en el pecado original, Dios hace esta promesa: “El Señor Dios dijo a la serpiente: (…) pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; ésta te aplastará la cabeza…” (Gén 3,14,15). Asimismo, en otros lugares del Cantar de los Cantares, de los profetas, de Miqueas,  de Isaías: “Gaudens gaudebo in Domino…=Desbordo de gozo en el Señor…”(Is 61,10).

– Y en el NT: Cuando Dios la saluda a la Virgen por medio del Arcángel Gabriel como la “Llena de Gracia” (Lc 1,28). La llama así como su nombre propio. La llama con la plenitud de la gracia que le correspondía ya en su Concepción que fue mayor que la de todos los ángeles y santos (cf. Bula de definición dogmática de Pío IX, Inefabilis Deus). Nos quedamos asombrados. Aceptado el mensaje por la Virgen, sucede la Encarnación del Verbo por obra del Espíritu Santo.

María siempre perteneció a Dios; y esta pertenencia cada vez debió de ser más consciente, con un amor que alcanzaba en toda ocasión y circunstancia una nueva plenitud. 

3.- Resonancias bíblicas que ilustran y dan contenido de alguna manera al misterio y dogma de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María a través de esta bella imagen.

Son muchas las resonancias bíblicas que ilustran y dan contenido de alguna manera al misterio y dogma de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María. También el arte, como estáis viendo en esta imagen, ha recogido bellamente en estos quince símbolos o atributos marianos lo que la Iglesia en su doctrina, en su piedad y expresiones artísticas ha expresado. Las traduzco del latín y con algún breve comentario de algunos:

Siete en la parte izquierda de la imagen. Son estos:

“Elegida como el sol”.

“Torre de David”.

“Rosa (lirio) sin espinas”.

“Ciprés de Sión”.

“Fuente señalada”.

“Huerto cerrado”:

Es decir, nadie lo ha pisado, nadie ha entrado a hollarlo ni mancharlo; queda, por tanto, como “jardín” perfecto de Dios; María es ya en su Inmaculada Concepción el paraíso que Dios había soñado para cada hombre, y que se cerró después del pecado original  “(…) para cerrar el camino del árbol de la vida” (Gén 3, 23-24). Pues bien, ya se ha dado y abierto en la Inmaculada. Tan  profundo y bello es este misterio y privilegio de nuestra Madre Inmaculada. “María es Esa Mujer que desde siempre el Señor se preparó para nacer como una flor en el jardín que a  Dios enamoró”. La flor que nacería en ese jardín (María Inmaculada) sería Él mismo.

Otro a los pies de la imagen de la Inmaculada: “Bella como la luna”.

Y otro siete en la parte derecha de la imagen que son estos:

“Estrella del mar” y “guía del alma que espera en Ti…” para los que vamos hacia el puerto del Cielo.

“Puerta del Cielo”. Cf. “Ave, Luz mañanera, puerta santa del Cielo, tú eres de Dios la aurora, oh Virgen, Madre del Verbo”.

“Espejo sin mancha”, es decir, de justicia, de santidad verdadera.

“Palmera de Cadés”.

“Cedro del Líbano”.

“Oliva preciosísima:

¿Quién no ve o verá claras referencias a los sacramentos que contienen y requieren unciones para los cristianos? Todo gracias al Ungido “con óleo de alegría”, pero gracias también a Ella que nos le ha dado: “al mundo vino a salvarnos y María nos le dio”.

“Ciudad de Dios”: es decir, la Jerusalén del Cielo, la que describe el Apocalipsis en la que se vio en el Cielo un “signum magnum”: “Una mujer vestida del sol, la luna bajo sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas”, etc. (Ap 12,1).

Es la Iglesia y dentro de ella la que es su Madre, Tipo y Modelo. Es María, la Madre de la Iglesia que nos guía y da a Jesús Eucaristía.

4.- Un breve comentario personal:

Ante tanta belleza y perfección, la de la Purísima, quedamos admirados, digo, gozosos también, y como unos “enanos” ante tanta grandeza moral, espiritual, sobrenatural, mirándonos débiles, cuando nos cuesta tanto ser fieles, perseverar, vivir el Evangelio cada día, y, digamos la verdad,  que  somos “pecadores”, nos viene un cierto complejo de decirle a la Inmaculada : “Así ya se puede, “Maja”, (Madre Inmaculada y llena de virtudes )…” y, sin embargo, está tan cercana a nosotros como Madre, a nuestras dificultades y dolores en nuestro “valle de lágrimas”.

Por otra parte consideremos que no se le han ahorrado ningún dolor, ninguna dificultad del común de los mortales a la hora de ejercer su misión de Madre del Redentor, del “Varón de dolores”, y, por todo ello, es la “Dolorosa”, la “Madre afligida” como ninguna.

A sus dolores debemos nuestra filiación divina, el gozo de ser y sabernos hijos de Dios, suyos, dados a luz en el dolor, al pie de la cruz.

“Nosotros somos hijos, Dios es tu Hijo, su vida es vida tuya, danos a Cristo”.

Modelo nuestro porque no fue fácil la fe de María en toda su trayectoria vital, “no fue fácil, María, tu largo camino”, tu largo camino de vivir siempre creciendo en la fe hasta la Cruz, hasta el “misterio de nuestra fe” que se renueva y actualiza en la Eucaristía.

5.- Sigamos con el desarrollo del dogma de la Inmaculada en la historia.

Señalo algunos hitos que jalonan este proceso progresivo de la revelación del dogma.

5.1.- Los Santos Padres son un “lugar” teológico: las alusiones y referencias a la Nueva Eva” y a la “Toda Santa”, atisban ya su inmaculada Concepción.

5.2.- La celebración de la fiesta el 8 de diciembre…Posterior a la de su Natividad (8 de septiembre) desde muy antiguo, primero en Oriente y después en toda la Iglesia    universal.

5.3.- Decisiva fue la argumentación de los teólogos en los siglos XIII y XIV, especialmente de la Escuela franciscana, v.g., del franciscano beato Juan Duns Escoto, pbro.: “Potuit, decuit, ergo fecit”: Dios pudo, era lo coherente, propio y conveniente, luego la hizo Inmaculada.

5.4.- Más decisiva fue la actuación del Concilio de Trento al exceptuar a la Virgen María de la ley general del género humano del pecado original.

5.5.- Influyente fue la actuación de España en la defensa inmaculista; por eso… fue nombrada su Patrona. Y el bellísimo y sugerente monumento a la Inmaculada que, con motivo de su definición dogmática, se erigió en la Plaza de España en Roma, junto a Sede de la Embajada de España ante la Santa Sede (desde el siglo XV). Allí cada año el 8 de diciembre tiene lugar una “romería” singular porque va el Papa a honrarla ante la columna a Ella dedicada. Todo un rito y lugar de peregrinación desde la mañana. Soy testigo de ello.

5.6.- Realizada la Consulta a todos los Obispos de la Iglesia vino la definición dogmática por el Papa Beato Pío IX (8 diciembre 1854).

6.- La misma tradición nos la llegado a través de la fiesta, de los teólogos, de otros autores espirituales y los santos inmaculistas, de la piedad popular, de las novenas. Del voto inmaculista de pueblos, universidades, gremios, cofradías;

– a través de la misma piedad popular con sus cantos que he recogido: una quincena solamente en castellano expresan la grandeza de este misterio y privilegio de ser Inmaculada. Señalo algunos.

– “Eres más pura que sol” (…) más que tú solo Dios”. “Y al mirar entre el ser y la nada…modulando tu cuerpo exclamó: desde el seno será Inmaculada si del suyo nacer debo yo”·

– “Estrella hermosa que anuncia el día…”.

– “Ave, luz mañanera, puerta santa del Cielo…”

– “Antes que el mundo hiciera ya te escogió el Señor…”.

– “Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros…”

-” ¡Qué hermosa sois, oh Madre Inmaculada! (de origen burgalés).

– “¿Quién será la mujer que a tantos inspiró poemas bellos de amor…?”. Respuesta: “María es esa mujer…”

Me he referido a “santos inmaculistas”. Podemos incluir en esta hermosa galería a los “nuestros”, a los co-fundadores de la ARPU. Durante el mes de noviembre he leído (a ratos) el libro Una vida para la Eucaristía. Es sobre San Manuel González García. Me le imagino de niño cuando era “seise” en la catedral de Sevilla contemplando a la Inmaculada de Bartolomé Murillo. Se le nota en sus escritos y predicaciones. La llama habitualmente “Madre Inmaculada”.

Que nosotros nos engarcemos en esta corona hermosa de esta tradición inmaculista, que celebremos bien su fiesta con su novena de días de preparación: bien preparados; con frutos de santidad y de apostolado…

Que pidamos lo que pide la Iglesia: ser santos, puros, inmaculados, “libres de nuestras culpas” (cf. oraciones de la Misa).

Que seamos “trovadores” de nuestra Reina soberana, de nuestra Madre celestial e inmaculada:

“Luz de la mañana, María, templo y cuna, mar de toda gracia,  fuego, nieve y flor. Puerta siempre abierta, rosa sin espinas; yo te doy mi vida, soy tu trovador”.

7.- Nos gozamos con gran gozo… por ello y con Ella misma (cf. Is 61,10), con su Magnificat, con la Iglesia que la tiene como tipo, modelo y madre (cf. Conc. Vatic.II, cap.8º).

Tenemos ocasión de honrarla con la novena de preparación, con su fiesta y nuestra devoción, veneración y culto especial (de hiperdulía), de invocación, de amor e imitación (Cf. Marialis Cultus de S. Pablo VI).

Digámonos cada uno y cada día, por ejemplo, a la hora del rezo del Ángelus:

“La Madre de Dios es mi madre, su hijo siempre yo he de ser…Si ella es tan pura y bella a ella me he de parecer”.

“La hiciste Inmaculada, la vestiste de sol; nos la diste por madre, ¡gracias!, ¡gracias!, Señor”.

8.- Colocada al comienzo del Adviento como aurora de salvación es todo un signo de que ella es la preparación radical para que pueda venir, encarnarse y nacer el Salvador.

Que en la tesitura o nivel de devoción y preparación del Adviento en que  nos deje (o coja) la Inmaculada prosigamos con ella en el tiempo de Adviento, tiempo mariano por excelencia, y luego de la Navidad (se requeriría otra Carta).

9.- Aplicaciones y propuestas prácticas para vivir el Adviento de mano de la Inmaculada (a modo de preces litánicas: “Señor, escúchanos”, “Te lo pedimos, Señor”, “Ven, Señor Jesús”).

1ª.-Ayuda mucho, por supuesto, la Liturgia de cada día (la Santa Misa y la Liturgia de las Horas).

2ª.- El rezo del Ángelus cada día digna, atenta y devotamente meditado. Y lo mismo el Rosario que en este tiempo (desde el 17 al 24 y en Navidad todos los días se pueden contemplar los misterios gozosos).

3ª.- Asimismo, en la recitación del Credo Niceno-constantinopolitano en la Santa Misa con pausa y atención, cuando profesamos: “Que por nosotros los hombres, etc.”. En tiempo de Aviento y Navidad convendría -para destacarlos- cantar esos artículos de fe. La rúbrica señala que en el día de Navidad y el 25 de marzo también los fieles se ponen de rodillas “se arrodillan” y que indica se haga siempre con inclinación profunda en señal de adoración “todos se inclinan” (Cf. n. 137, de la OGMR). Si se hace una pausa de silencio y con canto se ayuda a la contemplación del misterio.

Transcribo este número (137) de la Organización General del Misal Romano:

“El Símbolo lo canta o lo recita el sacerdote juntamente con el pueblo de pie. A las palabras: Y por obra del Espíritu Santo se encarnó…todos se inclinan profundamente pero en las solemnidades  de la Anunciación y de la Natividad del Señor, se arrodillan”.

4ª.- “Que estemos en tensión hacia el encuentro con el Señor acompañados por las buenas obras”. Toda nuestra vida.

5ª.- “Que salgamos a su encuentro con las lámparas encendidas” con el aceite de la fe y del amor encendidos. Toda nuestra vida.

6ª.- Que Señor nos encuentre en vela y no adormecidos, ni tibios o perezosos, no sucios, sino con la vestidura blanca, la nupcial que nos dio el Bautismo sin mancha…»consérvala sin mancha hasta la vida eterna», se nos dijo a cada uno.

7ª.- Que llevemos una vida “sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos…”.

8ª.- Que nos convirtamos preparándole un camino al Señor para nosotros y para los demás. “Preparemos los caminos ya se acerca el Salvador…”

9ª.- Que estemos gozosos pero en el Señor: en el Domingo “Gaudete” in Domino, con el gozo y la alegría de su presencia ya cercana; que la experimentemos en cada práctica eucarística que realicemos en la ARPU: la visita diaria al Santísimo, la adoración eucarística semanal, la comunitaria mensual, la Comunión sacramental, la Confesión sacramental, las acciones de gracias; recordemos los momentos señalados: Te adoro Señor, gracias, perdón, ayúdame, te quiero, Señor.

10ª.- Que hagamos varias comuniones espirituales todos los días (cf. algunos formularios en Memento de este mes).

Que le acojamos como la Virgen María y San José que buscan un rinconcito para Jesús donde pueda nacer.

11ª.- Que realicemos “Las Jornadas” de camino hacía Belén, que los acompañemos en su cansancio: “Muy cansada va María, muy cansado va José ¿Quién le presta un rinconcito a Jesús que va a nacer?”. Un “rinconcito”, es decir, un adorador (a) de Jesús Sacramentado. Evitemos los romanticismos y seamos realistas: Jesús Sacramentado…está muy “abandonado” en muchos sagrarios de la tierra.

12º. Que hagamos nuestro apostolado. Lo “nuestro” es buscarle adoradores (as) para este Adviento-Navidad y para todo el año.

13ª.- Que le abramos la puerta de nuestro corazón, de nuestra casa, de nuestra vida: y

14ª.- Que para gozar de la Navidad le recibamos en la fe, en la oración, en la adoración, en la alabanza, en la intimidad sacramental (de la Confesión y Comunión sacramentales), en las buenas obras: las 14 de Misericordia.

La Eucaristía y la Encarnación relacionadas entre sí y con la Inmaculada” pues el “Verbo se hizo carne y habita entre nosotros” y se nos dio (se nos da) naciendo de una Virgen Inmaculada.

10.- Concluyo esta Carta con este texto explicativo a pie de la imagen (Sagrario, crucifijo, Inmaculada) y con esta última propuesta (n. 14) que acabo de poneros para vivir “sobria, honrada y religiosamente” el santo tiempo del Adviento y prepararnos a la celebración de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo que os deseo y pido que sea muy santa y gozosa, muy generosa y apostólica, muy eucarística y mariana; de la mano la Madre Inmaculada será más fácil y agradable conseguirlo. Así será verdad la ¡Feliz y Santa Navidad!

Burgos, 27 de noviembre de 2022, Primer Domingo de Adviento.

Firmado.: Jose Luis Esteban Vallejo, Pbro. Consiliario Nacional de la ARPU

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