ADORACIÓN REAL, PERPETUA Y UNIVERSAL AL SANTÍSIMO SACRAMENTO (ARPU)

Septiembre 2023 

Después del periodo estival, volvemos nuestra mirada a Jesús Sacramentado con este texto del libro: “LA EUCARISTIA AL RITMO DEL TIEMPO Y DE LA VIDA DEL CRISTIANO” de José Luis Esteban Vallejo.

Manual del adorador de Jesús Sacramentado en la Adoración Real, Perpetua y Universal (ARPU): doctrina-oración-práctica.

3. UN PLAN DE VIDA

3.2.5. La visita al Santísimo Sacramento

1.- «Un cristiano decía: ‘No hay pasaje de la Vida, Pasión y Muerte de Jesucristo, ni milagro ni doctrina que no puedan traerse a la memoria al visitar al Santísimo”.

Porque aquel Cristo que vivió entre los hombres treinta y tres años es el mismo (ahora glorioso) que vive en el Sacramento por todos los siglos»[1].

Efectivamente, su amor no se ha limitado al breve tiempo de su generación, porque «su misericordia -también en esto- llega a nosotros de generación en generación» (Lc.1,50); no se ha limitado al breve tiempo que puede durar la celebración de la Santa Misa -con ser la acción más importante que puede suceder en el mundo-, ha querido que su presencia sea permanente. Es el «Sacramento admirable» de su presencia por antonomasia, la ontológica, que quiere decir real, no meramente simbólica, ni significada o insinuada; verdadera, no ficticia, ni meramente mental o puesta por la fe y la buena voluntad de quien contempla las sagradas especies; y sustancial, porque toda la sustancia del pan desde el momento de la consagración se convierte en el Cuerpo del Señor y toda la sustancia del vino en su Sangre. Es el cumplimiento de las antiguas promesas más allá de lo que los hombres podían esperar e imaginar. «Es verdad: tú eres un Dios escondido, el Dios de Israel» (la Iglesia), el Salvador (Is. 45,15). Los israelitas en el salmo «Lauda, Jerusalem Dominum (…)» profesaban que ninguna nación tiene los dioses tan cercanos como lo está el nuestro; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos (Sal.147). También la promesa hecha por medio de Isaías acerca del Emmanuel o «Dios con nosotros» (ls. 7,14) se cumple plenamente en este habitar del Hijo del Dios encarnado entre los hombres. El Verbo de Dios habitó entre nosotros (Jn 1, 14) que significa etimológicamente «plantar la tienda de campaña» con -entre- nosotros porque «tiene sus delicias en estar con nosotros: los hijos de los hombres» (Prov. 8,31). Desde entonces se puede decir con total exactitud que Dios vive entre nosotros. Cada día podemos estar junto a Él en una cercanía como jamás hombre alguno pudo soñar. ¡Qué cerca estamos del Señor!, «Dios está aquí», ¡Dios está con nosotros! Esta experiencia tuvo Faustino del Valle, el autor del famoso himno eucarístico «Cantemos al Amor de los amores».

2.- EI hacerle la visita en el Sagrario o expuesto en la Custodia es devolverle la visita que Él nos hizo al comulgar, «es prueba de gratitud, signo de amor y expresión de la debida adoración al Señor»[2A la visita al Santísimo cabe aplicar en buena medida lo que la Ecclesia de Eucharistia afirma sobre el culto que se da a la Eucaristía fuera de la Misa: visitas, exposiciones mayores y menores, procesiones, genuflexiones, saludos, etc. ¡Quién duda de que en este n. 25 de la Encíclica, siendo ella tan personal de Juan Pablo ll, se nota la mano y el corazón enamorado del Pontífice al darnos su experiencia tan personal y ejemplar?

Efectivamente, junto a Él encontramos la paz, si la hubiéramos perdido, fortaleza para cumplir acabadamente la tarea y alegría en el servicio a los demás. «Y ¡qué haremos, preguntáis, en presencia de Dios Sacramentado? Amarle, alabarle, agradecerle y pedirle. ¡Qué hace un pobre en presencia de un rico? ¿Qué hace un enfermo delante del médico? ¿Qué hace un sediento en vista de una fuente cristalina?»[3].

3.- Los Estatutos de ARPU, siempre dentro de esa unidad de todos los aspectos del Misterio eucarístico, en el citado art. 5, continuaban por lo que respecta a la adoración eucarística -por tanto a la visita al Santísimo Sacramento-: «como en el culto de la Sagradas Especies que, después de la Misa, son conservadas para extender la gracia del Sacrificio de acción de gracias, de expiación, de impetración y de alabanza (…). Al permanecer los adoradores junto al Señor Sacramentado, oren en favor de sí mismos y de todos los hombres para la salvación del mundo, rueguen por la paz y la unidad de la Iglesia, procuren identificarse cada vez más profundamente con estos sentimientos e intenciones de Jesucristo ofreciéndose con Él»La Encíclica de Juan Pablo II avisa de no hacer reducciones en la manera de entender y vivir estas tres dimensiones de la Eucaristía que acabo de comentar (cf.n.10).

 3.- Aplicaciones prácticas. Se puede hacer la Visita a Jesús Sacramentado de muchas maneras:

– Con actos de fe, de deseo, de gratitud, de amor, de amistad, deseo de recibirle en la comunión espiritual.

– Simplemente con estar, acompañar, saber que Él nos mira y nosotros le miramos, etc.

– Rezando (avivando la fe, piedad, atención…y por eso mismo, despacio) una estación (mayor o menor: tres o cinco Padrenuestros, Avemarías y Glorias) a Jesús Sacramentado.

⁃ Contándole al Señor las pequeñas o grandes cosas de cada día. Se da cuenta de Santa Teresa Benedicta de la Cruz, martirizada en la segunda guerra mundial por ser judía convertida al catolicismo, (Edith Stein, cf. Su fiesta como co-patrona de Europa el día 9 de agosto) y es cierto, -lo cuenta ella en su autobiografía- que la impresionó mucho y motivó su conversión al Catolicismo el hecho de ver que una señora visitaba al Señor presente en el Sagrario con la cesta de la compra..

. Pensó que es admirable que el mismo Dios trascendente (de los judíos) sea tan cercano al mismo tiempo  en el Catolicismo: Dios amigo y Dios hermano en el Sacramento que tiene que ver con las cosas pequeñas de cada día representadas como en un símbolo, en la cesta de la compra.

Hay un formulario ya clásico de acompañar al Señor: «Quince –treinta- minutos en compañía de Jesús Sacramentado» en el que Jesús mismo que invita a esta audiencia de amor, en esta línea va preguntando, sobre las incidencias diversas de la jornada del fiel que le visita.

-Toda visita, de una manera o de otra, lleva consigo el hacer la Comunión espiritual con una referencia –en espíritu- a la Sacramental.

P.D. Meditemos este texto con la certeza de que Jesús Sacramentado nos acompaña siempre en nuestro caminar y nos guía en la toma de nuestras decisiones.

 

[1]  San Josemaría Escrivá de Balaguer, Sacerdote para la eternidad (en Sacerdotes en el Opus Dei), Eunsa, Pamplona 1994, p.  54

[2] Pablo VI o.c., 67

[3] S. Alfonso  María de Ligorio, Visitas al Santísimo Sacramento, 1

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