ADORACIÓN REAL, PERPETUA Y UNIVERSAL AL SANTÍSIMO SACRAMENTO (ARPU)
Septiembre 2024
Finalizadas nuestras vacaciones veraniegas nos abrimos a un Nuevo curso.
En cada tramo de nuestro camino, siempre hay un reclamo a la novedad, y es así: todo es cambiante, en medio de una Realidad Esencial que Permanece.
Recorremos sin cesar distintas etapas y paisajes, abiertos a lo nuevo. Hacemos planes, trazamos proyectos, y nos embarcamos en múltiples tareas. Acuñamos nuevas esperanzas, con aspiraciones de Plenitud en nuestro corazón, pero al ritmo de una Sociedad acelerada con ansias de tener y poder.
Constatamos con frecuencia, que necesitamos pararnos, y tomar conciencia de nuestra Verdad más profunda, de la Vida que se va desplegando y nos va dirigiendo casi sin darnos cuenta, o creyendo que somos nosotros los que llevamos el timón. Y ante ciertos fracasos o frustraciones, gritamos como los apóstoles de Jesús en la Barca: ¡Sálvanos que perecemos! ; “hombres de poca fe”, nos diría el Maestro en el timón: ¡DESPERTAD!
Si, somos en realidad nosotros, los que a veces, vamos dormidos. Hoy, podemos acoger la invitación a un Nuevo reto en este comienzo: “caminar despiertos”; estar Presentes de fondo, tomando conciencia de las realidades que vivimos. Atentos a que nuestra vida, no caiga en la rutina, en el sin sentido, dejándonos manejar por nuestros deseos, egoístas, enfrascados en las apetencias que a veces nos ofrece la sociedad superficial. Llevamos en nosotros una sed de Plenitud que no podemos saciar de cualquier forma ni en cualquier lugar. Fácilmente, nos damos cuenta de que nos sentimos desviados, y nos deja vacíos, porque nuestro corazón ansía otra Fuente para calmar su Sed de Transcendencia. ¿Qué hacer?
En nuestro Ser de Adoradores, hemos encontrado y experimentado muchas veces, la verdadera Fuente que puede llenar nuestra Sed de Plenitud: el Silencio de un Sagrario, donde no hay que hacer muchos planes, recorrer muchos caminos ni hacer muchas reflexiones: Un Sagrario donde encontramos Luz, Descanso, Espacio abierto, Presencia y Comunión. Comunión con todos y con todo. Es como una paradoja, que en la Soledad de un Sagrario encontramos la auténtica Comunión con Dios y con los hermanos, así como las certezas a todas las preguntas que podemos plantearnos y nos plantea nuestro mundo de hoy.
Queridos adoradores, tenemos una Misión que nadie puede sustituir. Somos testigos de estas experiencias cotidianas, de los interrogantes que nos planteamos y que nos plantea nuestra Sociedad que necesitan discernimiento. Y es aquí, en lo más profundo de nuestro corazón donde encontraremos todas las respuestas. En la quietud del Silencio y la Oración seguirá resonando en nosotros: AMA, ADORA Y CONFIA.
Hoy nos urge renovar nuestros compromisos de Vida y de Acción, que todos sabemos. Renovarlos a la Luz del Espíritu, que siempre imploramos al comenzar nuestros encuentros. Todo Comienza, en lo más profundo de nuestra Alma y todo se nos da en la Confianza sin límite.
No podemos pasar tampoco por alto, nuestro Ser Iglesia en ARPU y nuestro compromiso con Ella.
Quiero acoger la Carta Diocesana de D. Luis Arguello, presidente de la Conferencia Episcopal y Arzobispo de esta Diócesis de Valladolid, en la que retomando los Frutos del Año Jubilar 2024, ya finalizado, abre un nuevo itinerario de Celebración para este curso: con el lema articulado en tres palabras: Vocación, Comunión y Misión. Estamos invitados a leerla y sobre todo a integrar su contenido, en nuestra vida personal y Comunitaria. Insiste en la Importancia de la Comunión: No podemos ser ni hacer Iglesia sin la Comunión que brota de la Eucaristía. Desde ella somos llamados, congregados y enviados, para vivir nuestra fe en la Iglesia por un Dios que es Amor y Comunión.
Pilar Rodríguez Prieto, Secretaria diocesana de la ARPU de Valladolid.