ADORACIÓN REAL, PERPETUA Y UNIVERSAL AL SANTÍSIMO SACRAMENTO (ARPU)
Marzo 2025
Queridos Hermanos y Hermanas de ARPU
El 5 de marzo con el Miércoles de Ceniza empieza la Cuaresma, cuarenta días que nos preparan para la celebración más importante que, como cristianos tenemos durante el año litúrgico la Pascua y Resurrección de Jesús. Es un tiempo que nos invita a la contemplación del misterio de la Pasión y Muerte de Jesús y a prepararnos para la gran fiesta de la Pascua. En este tiempo es cuando más debemos tener presente el estar delante del Sagrario y con nuestra oración hacer posible que preparemos nuestro corazón. La cuaresma debe estar impregnada de encuentros frecuentes con el Señor. Qué mejor que buscarlo en la Eucaristía, ¿Os imagináis cuarenta días de Adoración Eucarística? ¡Esa sí que sería una cuaresma bien vivida a los pies del Maestro! Escuchando su voz en el silencio del corazón que nos va conduciendo hacia la Cruz. No se puede vivir la Cruz de cada día mientras no se entiende el porqué de ella, Jesús lo entendía perfectamente, ya que a diario se encontraba con su Padre en la oración; por eso la asumió con amor y nos ganó la redención.
La palabra clave que resume todo el espíritu de la Cuaresma es la conversión. Se trata de un tiempo propicio para convertirnos a Dios, para ponernos delante de Él en el Sagrario y volver a encontrarnos con Él en plena comunión, en el Señor está nuestra dicha y felicidad, la vida y la esperanza, la paz y el amor que todo lo llena y que sacia los anhelos más profundos de nuestro corazón. Convertirse significa dejarse atrapar por el amor de Dios, ponernos delante de Él y decirle. “Señor aquí estoy, quiero que seas mi camino, mi verdad y mi vida”.
Como adoradores tenemos el privilegio de poder compartir un espacio de oración con el Señor y contemplarlo tal como es, un Dios de misericordia, de perdón, de compasión, y sobre todo un Dios que nos ama ahora y siempre; en este tiempo de Cuaresma es cuando más hemos de intensificar nuestra oración para pedir que más hermanos y hermanas tengan ese deseo de estar junto al Señor, de contemplar su grandeza y el amor que nos ha dado. Siempre, pero de manera especial en la Cuaresma hemos de vivir por parte nuestra la fe y el amor de Dios manifestado en Cristo, como nos dice san Pablo: “la caridad que ama sin límites, que disculpa sin límites y que no lleva cuentas del mal” (1 Co, 13).
Si verdaderamente contemplamos y seguimos a Cristo y en el centro de nuestras vidas está Dios, “tenemos que saberlo descubrir sobre todo en el rostro de aquellos con los que Él mismo ha querido identificarse: los pobres, los hambrientos, los enfermos, los que sufren, los crucificados de hoy” (Mt 25).
En el tiempo de Cuaresma nos acompaña también San José que tiene que ser un guía en nuestro caminar en la oración y ¿Qué nos enseña san José en este tiempo de Cuaresma? Primero de todo que su ausencia de este tiempo es un signo de la virtud del silencio, un detalle por el que es conocido el padre adoptivo de Jesús. Un silencio que es gracia, que es escucha, que es entrega y que es interiorización. San José representa la confianza en la palabra que, de generación en generación, edifica la fe en cada hombre. San José nos invita a ponernos al servicio del plan de salvación al que Dios nos ha destinado. San José supo poner su confianza en Dios y aceptar lo que le había puesto en su camino, nosotros también tenemos que saber aceptar la voluntad de Dios, en nuestro día a día ha de ser nuestro referente y mirar de llevar una vida que nos acerque a El sin tener miedo a nada.
Queridos hermanos y hermanas en Jesús Eucaristía os invito en este tiempo cuaresma a ser testimonios del mensaje de Jesús, a través de la oración como adoradores que somos pedir al Señor que seamos fieles a Él en todo momento que seamos un ejemplo para todos aquellos que todavía no conocen a Jesús, que nos acerquemos a ellos y les expliquemos lo que significa estar delante del Sagrario y compartir con Jesús nuestras inquietudes, nuestros pensamientos y por encima de todo demostrarle el amor profundo que le tenemos y que sin Él no seriamos capaces de ser lo que somos. Que seamos capaces de hacer silencio y hacer oración de todo corazón, porque teniendo al Señor de nuestro lado todo lo que queramos y deseemos lo tendremos.
Un abrazo de vuestro hermano en Jesús Eucaristía
Bartolomé Chapa González, Delegado diocesano de Barcelona y Tesorero Nacional de la ARPU