Arcipreste D. José Llés Segarra. 1876 Benavent del Segrià (Lérida)
Fue ordenado sacerdote en 1901. A lo largo de su ministerio pastoral pasó por distintas parroquias de la diócesis de Lérida — Vilaller, Claramunt, Colldelrat y Butsènit de Montgai — hasta que en 1920 fue nombrado arcipreste de Àger.
Desde esos primeros años destacó por su celo apostólico y su profunda piedad eucarística.
Su llamado a una obra mayor: el fundar la adoración perpetua
Aunque era ya arcipreste, pronto sintió que “le quedaba pequeño su campo de acción”. Buscó con oración y discernimiento, poniéndose en manos de su Obispo — quien le animó y dio permiso — para emprender un nuevo camino.
Ya habían entrado en contacto Dª Juana y D José a través de la revista….. se conocieron en Madrid y se cartearon. Estas cartas no son aún de dominio público. Se está trabajando para que lo sean. José Llés y Juana Carou se conocieron por afinidad espiritual, movidos por la misma llamada eucarística: la fundación de una asociación de adoradores perpetuos al Santísimo Sacramento, que aspiraba a “velas encendidas” en todos los sagrarios de la tierra para consolar a Jesús. Ese relato coincide con lo que recogen tradiciones internas del movimiento ARPU (Adoración Real, Perpetua y Universal).
Así llegó a Asturias, concretamente a Gijón, por petición del Obispo de Oviedo, cuyas vidas se cruzaron en el llamado de Dios a fundar el Movimiento conocido como ARPU (Adoración Real, Perpetua y Universal al Santísimo Sacramento). En Gijón recibió una capellanía en la parroquia de San Lorenzo (Gijón).
Para ARPU, José Llés Segarra es considerado cofundador. Su impulso, su sacrificio y su espíritu dejaron una huella fundamental en los cimientos del movimiento.
La espiritualidad de José Llés estaba centrada en la adoración al Santísimo Sacramento; su celo eucarístico ―ese ardor que imaginaste bien en tu texto— fue determinante a la hora de consagrar su vida a la causa de la adoración perpetua.
Cuando estalló la persecución religiosa en 1936, José Llés fue detenido — junto con otros sacerdotes. Fueron personas de su tierra (Lérida) quienes viajaron hasta Asturias para apresarlo. Fue fusilado ese mismo verano en la playa de Piles (Gijón). Su cuerpo descansa actualmente en la iglesia de la parroquia de San José (Gijón), en Gijón.
Por su martirio y entrega, su causa de beatificación está abierta.
Su legado en la ARPU y en la Iglesia
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La ARPU — movimiento eucarístico fundado con su colaboración — sigue viva hoy, promoviendo la adoración perpétua, la presencia real de Cristo en la Eucaristía y el compromiso de los fieles con la oración, el testimonio y la reparación.
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En diversos foros y encuentros (como congresos diocesanos) se recuerda su figura como fundador del movimiento: por ejemplo, un congreso en Lérida rindió homenaje a él como «fundador de esta institución».
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Su testimonio —la entrega generosa hasta el martirio, su ardor eucarístico, su fe y su valentía— continúa inspirando a los miembros de ARPU y a quienes contemplan la adoración perpetua como camino de santidad y servicio sacramental.



