El día jubiloso de mi hijo José Luis Esteban Vallejo
Tórtoles, 16 de julio 1967
Tu Madre te felicita; Servi Vallejo Esteban
Llegó el día jubiloso, hoy todo es placer y alegría,
yo no he visto nada igual desde que estoy en la vida.
un día el gran Sembrador salió a sembrar su semilla,
una cayó entre las piedras y otra entre las ortigas
Otra cayó en nuestra casa y tuvo buena acogida
y poco a poco creció como el Señor lo quería.
José Luis fue al seminario a estudiar con gran gozo y alegría.
se pasaron los 12 años; el Señor le bendecía.
Las largas noches de su madre, preparando sus ropitas,
todos en torno de ella con frecuencia repetía:
¡Señor, consérvanosle, él será nuestra alegría!
Y su padre en el trabajo entre fríos y fatigas:
¡Señor, que sea muy santo, tu Iglesia le necesita!
Se han pasado 12 años, hoy celebraste tu Primera Misa.
A tus palabras Jesús ¡qué dicha! bajó a tus manos;
ser sacerdote es sublime y santa ha de ser tu vida.
El buen Jesús que en la cruz dio por nosotros su vida,
y nosotros ¿qué le damos? Nada; pues, si hemos de esforzarnos
por conservar esta vida, más para conservar la del alma,
que es inmortal y divina […]
El Señor que te escogió, te conserve y te bendiga
y nos lleve a todos un día a todos juntos allá,
donde no hay dolor ni pena, donde todo es alegría,
con la Santísima Virgen a aquella Mansión Divina.
UN MIEMBRO DE LA ARPU EN SAN ANDRÉS DE TEIXIDO (GALICIA)
San Andrés de Teixido es un pueblito de la costa de Finisterre donde se conserva en su ermita unas pequeñas reliquias del apóstol San Andrés, hermano de San Pedro. La reliquia más grande es un trozo de falange. En agosto acuden unos mil peregrinos diarios a una aldeíta gallega de una sóla calle a saludar al Santo, pedir favores y dar gracias por los recibidos.
Una de mis responsabilidades era acoger a los peregrinos, narrar la historia de la devoción a San Andrés en la zona, la piedad popular imbuída por la cultura celta y recordar que si hoy el pescador de Galilea, el «tal» Andrés es conocido y reconocido en todo el mundo no es por sus cualidades e innovaciones en la industria de la pesca en el S. I en Galilea, sino porque lo dejó todo para seguir a Jesús, Hijo de Dios, verdadero hombre.
Andrés predicó a Cristo, murió mártir y tenemos su reliquia pero, el mismo Jesús que él predicó, continúa presente en cuerpo y alma en el Sagrario, presidiendo nuestra ermita. Nuestra devoción debe estar centrada en el Sagrario y dar gracias a Andrés Apóstol por haber sido fiel a su llamada.
TESTIMONIO SOBRE EL DON DEL SACERDOCIO PARA LA FAMILIA CATÓLICA
De entre los muchos testimonios de Fe que escuché en ese mes que estuve ayudando al párroco, uno de ellos es el que deseo compartir con Uds.
Vino un matrimonio joven con dos hijos, uno en chochecito (de apenas unos meses) y otro más mayorcito (poco más de un año). Después de participar en la Celebración de la Palabra, pues ese día no podía estar el sacerdote D. Antonio, tras dar a venerar la reliquia del santo, esta familia se acercó a mí para contarme como, según su entender y devoción, ambos hijos eran un don concedido por intervención del Santo Apóstol del Señor pues ambos fueron concebidos tras haber solicitado el don de un hijo en su visita a la sencilla ermita de la minúscula aldea.
Pues, dado que ambos eran un don del amor de Dios por mediación de San Andrés; por Mediación de San Andrés querían hacer una consagración de sus hijos para que al menos uno de ellos ¡o los dos! (no tenían más en ese momento) fueran llamados al servicio del Maestro de Nazaret, presente en el Sagrario, al sacerdocio.


(la fotografía de arriba no es de la familia de la narración, pues tiene una hija) Mi gozo fue enorme y el reconocimiento de mi indignidad para ser quien realizara aquel acto de ofrenda de amor por Amor, por la ausencia del sacerdote. Ante Jesús en el Sagrario y ante la presencia de la reliquia de Andrés, el primer Apóstol del Señor, ofrecimos el fruto del amor de ese matrimonio católico, fresco en su amor y entrega.
De vez en cuando me acuerdo de los peregrinos que pasaron por San Andrés y disfruto y agradezco lo bueno que sacaron de mí, los testimonios que me compartieron, que me exigió una unión más íntima con Jesús en el Sagrario pues nadie da lo que no tiene, y para hablar de Jesús a los hermanos, primero hay que hablar con Jesús y hablarle de los hermanos. Y es posible que se fundamentara ahí mi vocación de adorador en la ARPU, trantando de transmitir lo poco que mis miserias me permiten transmitir pidiendo que Jesús dé fuerza a las semillas que lanza por mi medio.
¡Nos vemos en el Sagrario!