- A. R. P. U. -

POESÍAS Y ORACIONES

de Doña Juana Carou Rodríguez

Fundadora de la Adoración Real Perpetua y Universal al Santisimo Sacramento (ARPU)

POESIASORACIONES

HIMNO EUCARÍSTICO DE ARPU

¡Santísimo Sacramento!

Luz de mis ojos, Sol de mi vida.

En cada instante y momento,

mi alma te adora de amor rendida.

Si los bellos serafines te aman,

te adoran,allá en el Cielo,

mi corazón que te adora,

te ama y bendice desde este suelo.

 

“Eterna gloria, alabanza, de amor eterno, eterno amor,

a Ti, Jesús adorado,

Sacramentado por nuestro amor!

Si supieran los mortales,

la eterna gloria que en Ti se encierra.

Tan sólo por visitarte ¡ay!

cruzarían toda la Tierra.

En tan augusto Sacramento,

Manjar divino, Pan celestial,

las delicias de la Gloria.

La paz eterna halla el mortal

“Eterna gloria, alabanza, de amor eterno, eterno amor,

a Ti, Jesús adorado,

Sacramentado por nuestro amor!

Letra y música por Doña Juana Carou Rodríguez, Fundadora de la ARPU

Interpretado por la delegación Diocesana de Madrid

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A. R. P. U.

Estrofas complementarias al HIMNO EUCARÍSTICO DE ARPU

1. ¡Oh Cristo sacrificado,

En el Altar (Sagrario) siempre ofrecido!

Podemos a Ti unirnos

Con nuestros gozos y sacrificios.

Tu Cruz (Hostia) nos lleva al Cielo

Que ya se asoma a nuestro mundo;

Esperamos verte pronto

Para gozarte allá sin velos.

2. Unidos en cuerpo y alma

En el amor que Tú nos das,

Queremos que todos sepan

Que en Ti se encierra tanta bondad!

Que eres un Dios cercano,

Tan amoroso, tan singular;

Que el mundo entero lo crea,

Te ame y se rinda  con fe y piedad.

Por Don José Luis Esteban Vallejo, Consiliario Nacional de la ARPU

17.- AL ÁNGEL DE LA GUARDA

Ángel de mi Guarda,

Dulce mensajero,

Dile a mi Jesús

Que por Él me muero.

Ángel de mi Guarda,

Dile a mi Señor

Que por Él me muero,

me muero de amor.

 

Dile que le adoro

Que por Él deliro;

Dile que le amo,

Que por Él suspiro.

Ángel de mi Guarda,

Dile a mi Señor

Que por Él me muero

Me muero de amor.

MUERTA HE DE ESTAR

Muerta he de estar, ¡amor de mis amores!

Muerta he de estar y en polvo convertida,

Y mis cenizas ¡vida de mi vida!

Han de cantar tus glorias y loores.

Y de mi ser los átomos perdidos

Vagarán por el ancho firmamento

Y a tu Sagrario volarán rendidos,

A adorarte en tu Augusto Sacramento.

Muerta he de estar, Señor, materia inerte

Será mi corazón, ceniza fría;

Y esta ceniza que formó la muerte,

te adorará, Señor, de noche y día:

Y en mi cadáver, en mi cuerpo frÍo.

Del santo fuego que mi pecho inflama.

Tu podrás contemplar, dulce Amor mío,

La huella que dejó su ardiente llama;

Y hallarás el recuerdo peregrino

Del divinal amor que arden en mi pecho,

En esa huella que tu amor divino

Dejó en mi pobre corazón deshecho.

Muerta he de estar, Señor, y mis despojos,

Mezclados con la tierra de la fosa;

Y las frías cenizas de mis ojos,

Te enviarán mirada cariñosa;

Que de mi cuerpo la ceniza helada,

 Doquiera que repose a su manera,

Aunque esté convertida en polvo y nada,

Te adorará, Señor, cuando me muera.

Muerta he de estar, Divino Jesús mío,

Y sin cesar te adoraré, Señor;

De mis restos el polvo helado  frío

Te cantará eternal himno de amor.

Y hasta los fuegos fatuos que mis huesos

Produzcan en el campo funerario,

Serán, ¡Dulce Amor mío!, santos besos

Que mis labios envían al Sagrario.

En su fragancia la silvestre flor

Que nazca donde está mi sepultura,

De mis frías cenizas al calor,

Te llevaré mis cantos de ternura.

Y del aire las alas al tocar

Mis restos fríos, mi ceniza helada,

Al volver tu Sagrario a acariciar,

Te llevará los besos de mi nada.

Y hasta las bellas gotas de rocío

Que besan las corolas de las flores

Que crezcan do reposa el cuerpo mío,

Convertidas en mágicos vapores,

Con las alas del viento confundidas,

Entrarán en tu templo Sacrosanto,

Y a tu Sagrario llegarán rendidas

De mi cadáver el humilde canto.

Alma no tiene, Dueño idolatrado,

El sol fulgente que en el cielo brilla,

Y sin cesar te adora, Dueño amado,

Canta tus glorias y ante ti se humilla.

Alma no tiene la brillante estrella

Que esparce su fulgor en noche oscura,

Y vertiendo en el éter la luz bella,

Canta Señor tu gloria y hermosura.

Alma no tiene la fragante flor

Que ostenta su belleza en el jardín,

Y al exhalar su delicado olor,

Te adora cual ardiente serafín.

Así mis restos en la oscura fosa,

Sin derramar fragancia ni fulgor,

Bajo la fría y olvidada losa,

Te cantarán tu gloria y tu loor.

Y tú, Señor, que ves lo que escondido

Existe para el hombre en este suelo,

Verás mi cuerpo, en polvo convertido,

Que te adora, Señor, como en el Cielo.

18.- A JESÚS SACRAMENTADO

 

¡Qué bien se está contigo! 

Señor junto al sagrario!

Que bien se está contigo,

¿por qué no vendré más?

Hace ya muchos años que vengo a diario

y aquí te encuentro siempre

-AMOR  SOLITARIO-

Solo, pobre, escondido,

pensando en mí quizás!…

Tú no me dices nada ni yo te digo nada;

si Tú lo sabes todo ¿qué voy a decir?

Sabes todas mis penas, todas mis alegrías,

sabes que vengo a verte con las manos vacías.

Y que no tengo nada que te pueda servir.

 J. Caraul, Padre Carmelita

 

14.- A LA SAGRADA EUCARISTÍA

 

Yo quisiera, Jesús mío

Adorarte cual te adoran

Los serafines que moran

En la celeste Sion.

Más, ya que no puedo amarte

Cual los Ángeles del Cielo,

con tan amoroso anhelo

Te ofrezco mi corazón.

7.- ESTROFAS JACULATORIAS

A visitarte vengo, Jesús mío,

Acompañarte vengo a tu Sagrario;

¡Oh Jesús, oh Divino Solitario!

Mi corazón entero yo te envío.

Al alejarme del Sagrario,

Señor, ahí te dejo mi corazón.

Dame, Dios de mi vida, tu bendición.

Ángel Santo de la Guarda

Del alma que a Dios adora,

Haz que venga un alma ahora

A adorar a mi Señor

Haz Tú que venga a adorarle

Haz que venga a bendecirle

Haz Tú que venga a cantarle

Mil y mil himnos de amor.

16.- A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

 

Tú ves, madre adorada,

Las angustias del alma mía,

 Ten piedad Virgen María

De mi alma acongojada.

 Suplícale a tu Jesús,

 Que me quite estas tinieblas

 Y que disipe las nieblas,

 Que ocultan su dulce luz.

Dile que por Él deliro,

Dile Tú que es mi tesoro,

 Dile que por Él suspiro,

 Dile tú que por Él lloro,

Dile Tú que me perdone

Lo mucho que le ofendí;

Dile Tú que yo no puedo

Vivir sin Él y sin Tí.

6.- A JESÚS SACRAMENTADO

Ya para siempre Señor soy tuya

 Cuánto tenía te lo ofrecí.

 Ay! Tú que puedes Jesús amante

Con fuerte lazo úneme a Ti.

 Ay! Tú que puedes bien mi vida

 Rey de los cielos dueño y Señor,

 A tu Sagrario el alma mía

 Ata con fuertes grillos de amor.

 Ay! no te vayas Jesús amado

 Ay! no te apartes señor de mí

 Porque tú sabes Dios de mi vida

 Que yo no puedo vivir sin ti.

10.- A JESÚS SACRAMENTADO

Soy palomita de amor sedienta.

Soy palomita que tu amor hiere,

Soy palomita que de amor muere,

Que de amor muere, Señor, por Ti.

Soy palomita que en tu Sagrario

Constantemente revoloteo,

Y que, amorosa, solo deseo

Que no te apartes, Señor, de mí.

 

11.- A LA SAGRADA EUCARISTÍA

Dulce y Sagrada Eucaristía:

El alma mía gime por ti

Como paloma de amor herida

Dios de mi vida ¡ay! ven a mí.

Tengo ansia infinita de recibirte

Ansia de que mi pecho sea tu morada,

Porque sin ti, Dios mío, mi alma está triste,

Porque sin ti, Dios mío, no quiero nada.

Porque sin ti, Dios mío, suspiro y lloro

Como pobre paloma de amor herida

Porque tú eres mi encanto, dicha y tesoro,

Porque tú eres mi gloria, Dios de mi vida.

8.- A JESÚS SACRAMENTADO

 

Mientras que en mi pecho haya
De vida solo un aliento,
Ha de ser para adorarte
Santísimo Sacramento.
Ha de ser para adorarte
Oh, ¡dulcísimo Señor!
Ha de ser para adorarte
Y cantarte himnos de amor.
Al sagrario más solo
Que hay en la tierra
Donde por amor al hombre
Jesús se encierra,
El alma mía
A acompañarle vuela
De noche y día.

13.- AL SANTÍSIMO SACRAMENTO

Al pie del Sagrario

Quisiera vivir,

Aquí en el sagrario

Quisiera morir

Quisiera, divino Sacramento

Al pie de tu Sagrario morar,

Y quisiera mi último aliento

Al pie de tu Sagrario exhalar

Vivir a tu lado

Es solo mi anhelo,

Qué es gozar del cielo

Vivir junto a ti

Vivir Jesús mío

Al pie del Sagrario

Dónde solitario,

Quedaste por mí.

3.-HIMNO A JESÚS SACRAMENTADO

Aunque todo el infierno se junte

Contra Ti, Jesús Sacramentado,

Tú has de ser de todos adorado

Aunque pese al mundo y a Luzbel;

Y aunque hoy moras solo en el sagrario,

Donde tu gloria y majestad se encierra,

Reinarás sobre toda la tierra,

Todo el mundo será tu escabel.

Tú eres rey eternal de la gloria,

Rey de Paz y celeste alegría,

Que quisiste quedar noche y día

Junto al pobre y mísero mortal.

¡Ay! de aquellos que osado se opongan

A que tú reines en este mundo,

Porque irán al abismo profundo

Donde ruge el tirano infernal.

Gloria a Ti, Jesús Sacramentado,

Rey de Amor celestial vida mía,

Qué te ocultas en la Eucaristía

Por amor al triste pecador.

Gloria a Ti, Sacramento adorable,

Gloria a ti, en cada instante y momento,

Gloria a Ti, Divino Sacramento,

Gloria, gloria, alabanza y amor.

5.-HIMNO A JESÚS SACRAMENTADO

 

Dame amor, Dios de mi vida,

Vida mía, dame amor,

Amor hasta enloquecer,

Amándote a Ti, Señor.

Brotan del suelo las plantas

Y de las plantas las flores,

Y de mi pecho, Dios mío,

Brotan mil himnos de amores.

Y cuál es la flor que embalsama

El desierto solitario,

Así la flor de mi alma

Embalsama tu Sagrario.

Si salpican sus corolas

Gotas de bello rocío,

¡Ay! las flores de mi alma

Las salpica el llanto mío.

Lágrimas que de mi pecho

Arranca la contricción.

Dulcísimo Jesús mío,

Otórgame tu perdón.

2.- A JESÚS SACRAMENTADO

 

Aunque soy vil gusanillo

De la terrenal morada,

Tengo el alma enamorada

De tus bondades, Señor.

Otras veces le decía cantando:

De tu Corazón Divino

Una centella cayó

Que vino a prenderle fuego

A mi pobre corazón

Y como los Serafines

Señor, yo quisiera amarte

Y eternamente cantarte

Mil y mil himnos de amor:

Y desde entonces, Dios mío,

Yo me abraso sin cesar,

Y te canto himnos de amores

Postrada al pie de tu altar.

4.-HIMNO A LA SAGRADA HOSTIA

 

Bendita seas, / Hostia Sagrada,

Inmaculada / Hostia de amor,

Bendita seas / Hostia adorada;

Gloria a Ti, gloria / Y eterno honor,

Salve, Hostia Santa / Yo te bendigo

Y te tributo / Loores sin fin

Y uno mi acento / A los acentos

Donde te alaba / El Serafín.

El desprecio / De los ultrajes

E irreverencias / Del pecador.

Mi alma te ofrece / Sus homenajes,

Y te tributa / Actos de amor.

Hostia adorada! / Hostia querida!

En incesante / Reparación,

Te da mi alma / De amor rendida,

Gloria, alabanzas / Y adoración.

9.- A JESÚS SACRAMENTADO

Los reyes de la tierra / Tienen de noche y día

Quien les dé compañía, / Y Tú dulce Jesús,

Que eres el Rey del cielo, / Tienes en el Sagrario

Del Templo solitario / Solamente una luz.

Una lampara triste / En la noche sombría,

Esa es tu compañía / Y tu guardia de honor.

Es el amor y el pago / El agradecimiento,

Divino Sacramento / Que da el hombre a tu amor.

Una lámpara triste / Y a veces apagada

En la noche callada / Divino Salvador.

Es toda tu compañía / Ese es todo el consuelo,

Que en este triste suelo / Te da el hombre, Señor.

Perdóname Dios mío, / Divino solitario,

Si solo en el Sagrario / De noche te dejé.

Perdoname si ingrata / A tantos beneficios,

Tus muchos sacrificios / Mil veces olvidé.

Perdóname, Dios mío, / Jesús Sacramentado,

Que yo, ya de tu lado / Jamás me apartaré.

Que mi alma, que te adora, / Volará al Santuario

Y al pie de tu Sagrario / Señor, te adorará.

Mi corazón se llena / De pena y amargura,

Cuando en la noche oscura / Me acuerdo, buen Jesús,

Que siendo Rey del cielo / Tienes en el Sagrario

Del Templo solitario / Solamente una luz.

Más ya no estarás solo / Que aunque no realmente,

Espiritualmente / Te acompaño, Señor,

Porque de noche y de día, / En cada hora y momento,

Vuela mi pensamiento / Al trono de tu amor.

15.- A JESÚS SACRAMENTADO

Cruz quieres Tú que yo quiera…
Oh!  dulcísimo Jesús 
Si Cruz quieres que prefiera
Vida mía, dame Cruz. 
En ella está la victoria.
En ella está mi consuelo,
En la Cruz está mi Gloria, 
En la Cruz está mi Cielo. 
En la Cruz está mi Vida, 
En la Cruz la Caridad
En la Cruz está escondida 
La eterna felicidad.
En la Cruz con Jesús amado, 
Quisiste morir por mí;
Por eso Dueño adorado, 
La cruz quiero yo por Ti. 
 
Cuando llames a la puerta
De mi pobre corazón 
Entra, pues Tú solo eres
 El Dueño de esta mansión.
 Si la puerta está cerrada 
¡Ah! No dejes de llamar.
Basta que a tus pies postrada
 Yo te adore sin cesar. 
Si me encontrases dormida, 
¡Ah! Despiértame, Señor,
Hasta que a tus pies rendida
Yo te cante himnos de amor.
 No te vayas Vida mía,
Dulcísimo Salvador 
Porque si te vas, Dios mío,
 Yo me muero de dolor

A. R. P. U.

ORACIONES

ORACIÓN A LA FUNDADORA PRINCIPAL DE LA ARPU, DOÑA JUANA CAROU RODRIGUEZ

 

(Oración para la devoción privada)

 

Señor Nuestro Jesucristo que manifestaste a tu sierva Juana Carou Rodríguez  tu “deseo de ser adorado por todos los hombres, a todas las horas y en todos los Sagrarios de la Tierra” para “encender a todos en el fuego de amor que trajiste a la Tierra” (cf. Lc  12,49), dame la gracia de propagar a mi alrededor esta fe y amor a tu presencia eucarística en las situaciones de cada día, en los encuentros con las personas que Tú me presentes, en el trabajo alegre y ofrecido en tu santo sacrificio del Altar como hizo ella.

Glorifica a tu Sierva Juana Carou y concédeme, por su intercesión, el favor que te pido…(pídase). Así sea.

Padrenuestro, avemaría gloria.

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(De conformidad con los decretos del papa Urbano VIII, declaramos que en nada se pretende prevenir el juicio de la Autoridad eclesiástica y que esta oración no tiene finalidad alguna de culto público).

ORACIONES-MANUSCRITOS DE DON JOSÉ LLÉS SEGARRA

Comunión espiritual.

Creo Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del altar. Os adoro y amo con todo mi corazón; quisiera recibiros en estos momentos sacramentalmente; más no pudiendo hacerlo ahora, venid al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya hubieseis venido me abrazo y me uno a Vos; no os apartéis de mi Señor y no permitáis que yo jamás me aparte de Vos.

Ofrecimiento de la Santa Misa.

¡Oh Jesús mío! Me presento delante de tu altar para asistir a la santa Misa, en la que mi Señor Jesucristo va a renovar el sacrificio que te ofreció en la Cruz. Yo te ofrezco, justamente en mi Salvador Jesús, el valor infinito de esta Misa para adorarte dignamente y para agradecerte como mereces todos los beneficios que me has hecho y me estás haciendo siempre; para satisfacer por mis pecados y para que me concedas la gracia de ser fiel hijo tuyo todos los días de mi vida.

Oraciones de la mañana.

Por la señal de la Santa Cruz…

Señor Dios omnipotente, en quien creo, en quién espero y a quien amo de todo mi corazón. Gracias te damos por habernos hecho llegar al principio de este día. Sálvanos hoy con tu gracia para que todo el día no caigamos en ningún pecado, sino que todos nuestros pensamientos, palabras y obras vayan dirigidos a cumplir tu voluntad y para gloria tuya. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios por los siglos de los siglos. Amén.

 

Padrenuestro Ave María y Gloria.

Oh Señora mía, oh Madre mía,  yo me entrego del todo a Vos. Y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, oh Madre de piedad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión vuestra.

Tres Ave Marías

 Ángel de Dios, ángel de mi guarda pues la bondad divina me ha encomendado a tu custodia, ilumíname, guárdame, sígueme, gobiérname. Amén.

Y pues has trocado la tierra en cielo con tu real presencia en el Sacramento, hoy que los hombres en justa correspondencia se conviertan en Ángeles y te adoren, alaben y glorifiquen como lo hacen en el cielo los ángeles y los santos. Son nuestros anhelos, oh Jesús Sacramentado que todas las almas que redimiste con tu pasión y muerte y alimentas en el Sagrario con tu cuerpo y sangre preciosa, ardan en amor a la divina Eucaristía y te acompañen y adoren en todos los Sagrarios en donde tu amor misericordioso abre a los hombres los tesoros de tus gracias infinitas y de sus inefables dulzuras. En rendido homenaje a tu amorosa realeza, te ofrecemos en este día nuestro corazón todo entero; aquí lo depositamos al lado del tuyo en esa prisión de amor, aquí hacemos de él solemne entrega, rogándote lo enmiendes y purifiques y lo hagas en todo conforme al tuyo. Te prometemos no entregarlo más al mundo que tantas veces lo ha desviado de Ti, e invocamos como testigos de esta entrega a tu divina Madre la Inmaculada Virgen María y al glorioso Patriarca San José especiales protectores de la Adoración, con quienes podamos alabarte en el Cielo. Amén.

30 MINUTOS CON JESÚS SACRAMENTADO

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30 MINUTOS EN COMPAÑÍA DE JESÚS SACRAMENTADO 

No es necesario, hijo mío, saber mucho para agradarme; basta que me ames con fervor. Háblame sencillamente, como hablarías al más íntimo de tus amigos, o a tu madre, o a tu hermano.

I. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera?

Dime su nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos: dime al punto qué quisieras hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho; no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos, que llegan a olvidarse, en cierto modo, de sí mismos para atender las necesidades ajenas.

Háblame con sencillez, con llaneza, de los pobres a quieres quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado.

Dime por todos una palabra de amigo, entrañable y fervorosa.

Recuérdame que prometí escuchar toda súplica salida del corazón, ¿y no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón ama especialmente?

 

II. Y para ti ¿necesitas alguna gracia?

Hazme, si quieres, una lista de tus necesidades y léela en mi presencia.

Dime francamente que sientes soberbia, amor a la sensualidad y al regalo; que eres, tal vez, egoísta, inconstante, negligente…, pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para sacudir de encima de ti tales miserias….

No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos santos de primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad y poco a poco se vieron libres de ellos.

Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darlo, y lo doy, y deseo que me lo pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude, a tu santificación. Por hoy, ¿Qué necesitas? ¿Qué puedo hacer por tu bien? ¡Si supieras los deseos que tengo de favorecerte! ¿Traes ahora mismo entre manos algún proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿Qué te preocupa? ¿Qué piensas? ¿Qué deseas? ¿Qué quieres que haga por tu hermano, hermana, por tu amigo, por tu superior? ¿Qué desearías hacer por ellos?

¿Y por mí? Dime cómo te duele verme tan abandonado de los míos y tan perseguido por de los socios del maligno . Dime que al menos tú quieres amarme y consolarme ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho y que viven quizá  olvidados de mí? Dime qué cosa solicita hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa y Yo te diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, donde me place.

 

III. ¿Sientes acaso tristeza o mal humor?

Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió? ¿Quién lastimó tu amor propio? ¿Quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo. Cuéntamelo todo, y acabarás en breve por decirme que, a semejanza de Mí, todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición.

¿Tienes miedo quizás? ¿Sientes en tu alma aquellas vagas melancolías que, no por ser infundadas, dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi Providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo. Ni un momento te desamparo.

¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien y ahora, olvidadas, se alejan de ti sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstáculo a tu santificación.

 

IV. ¿Tienes tal vez alguna alegría que comunicarme?

¿Por qué no me haces partícipe de ella como buen amigo?

Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho sonreír tu corazón. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá viste disipados negros recelos, quizá recibiste faustas noticias, alguna carta o muestra de cariño; has vencido alguna dificultad o salido de alguna situación apurada. Obra mía es todo esto y Yo lo he proporcionado, ¿por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud y decirme sencillamente, como hijo a su padre: ¡Gracias, Padre mío, gracias!? El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le agrada verse correspondido.

 

V. ¿Tienes alguna promesa por hacerme?

Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A los hombres se les engaña fácilmente, a Dios no. Háblame, pues, con todas sinceridad. ¿Tienes firme resolución de no exponerte ya más a la ocasión aquella de pecado? ¿De privarte de aquel objeto que te dañó? ¿De no leer más aquel libro que avivó tu imaginación? ¿De no tratar más a la persona que turbó la paz de tu alma? ¿Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por haberte faltado, has mirado como enemiga?

Ahora, hijo mío, vuelve a tus ocupaciones habituales: al taller, a la familia, al estudio…, pero no olvides los treinta minutos de grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario.

Guarda en cuanto puedas silencio, modestia, recogimiento, resignación, caridad con el prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi corazón hallarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, consuelos nuevos.

VÍA-CRUCIS EUCARÍSTICO de la Adoración Real, Perpetua y Universal (ARPU)

¡¡Viva Jesús Sacramentado!!

Viacrucis eucarístico de la Adoración Real, Perpetua y Universal al Santísimo Sacramento

Oración:

Madre Inmaculada, Madre de Jesús y de los hombres, Reina de los Mártires y del Santísimo Sacramento, acompáñanos a meditar los dolores del Calvario y de la Sagrada Eucaristía y permite que lleguemos no sólo a contemplarlos sino a vivirlos totalmente. Amén.

 Primera estación: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

+ Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.

– Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Jesús recibe en silencio la condena de muerte. En la Hostia enmudece ante los agravios que cometen los sacrílegos. Déjanos Jesús mío en la soledad del sagrario silenciarnos en tu Eucarístico Corazón.

+ Jesús, pequé.

– Ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.

Segunda estación: JESÚS CARGA CON LA CRUZ

+ Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.

– Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Por amor se abraza con la cruz de nuestros pecados. En la Eucaristía continuamente se le hacen multitud de ofensas. Haz ¡oh Jesús! que llevemos la cruz propia con perseverancia hasta el fin.

+ Jesús, pequé.

– Ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.

Tercera estación: CAE JESÚS POR PRIMERA VEZ 

+ Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.

– Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Jesús caído en tierra… Cuántas Hostias caen también en manos que se ensañan en Ellas. Sepamos levantar del suelo la Hostia ensangrentada que pide reparación y amor.

+ Jesús, pequé.

– Ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.

Cuarta estación: JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE

+ Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.

– Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Jesús en su Madre tiene el consuelo más grande que puede desear. Acompañémosle en el sagrario, verdadero Calvario de amor. Evitemos que llegue hasta Él tanta maldad y traición.

+ Jesús, pequé.

– Ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.

Quinta estación: SIMÓN DE CIRENE AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ

+ Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.

– Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Jesús el Todopoderoso y Santo se deja ayudar por los humanos. En el altar tiene sus Sacerdotes que le exponen, reservan, llevan o traen. Cuando le recibamos empapémonos en Él irradiándole para darle a conocer y amar.

+ Jesús, pequé.

– Ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.

Sexta estación: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DEL SEÑOR

+ Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.

– Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Lienzo limpio donde Jesús estampa su rostro. Hostia blanca donde se esconde todo Él. Presentémosle un corazón limpio y blanco por su pureza para que se grabe y permanezca siempre en Él.

+ Jesús, pequé.

– Ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.

Séptima estación: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

+ Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.

– Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Otra vez en tierra bajo el peso de la cruz. Para Jesús es más humillante todavía cuando sabe que le entregan a un corazón que no le ama, porque cae en un tormento mil veces mayor. Acudamos solicitos a consolarle siempre con toda generosidad.

+ Jesús, pequé.

– Ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.

Octava estación: JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN

+ Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.

– Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

La multitud le sigue… El imán poderoso de la Eucaristía es inagotable. Nos desviviremos por atraerle las almas para que las  abrase en su divino amor.

+ Jesús, pequé.

– Ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.

Novena estación: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ 

+ Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.

– Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Renueva Jesús sus caídas para fortalecerte en las tuyas. Mírale sufrir cuando le recibe un moribundo que le traiciona y tiene que ser su juez. Cuando venga en la Hostia Santa a tu corazón aclámale como a tu Dueño y Señor.

+ Jesús, pequé.

– Ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.

Décima estación: JESÚS DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

+ Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.

– Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Él…. el Inmaculado viéndose despojado de sus vestidos ante sus tiranos más soeces. En la Hostia Consagrada oculta su grandeza soberana bajo las especies sacramentales. Que cuantos despojos nos pida los aceptemos con generosidad, amor y abnegación.

+ Jesús, pequé.

– Ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.

Undécima estación: JESÚS ES CRUCIFICADO

+ Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.

– Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Con tres clavos crucifican a Jesús. En la Eucaristía está sujeto por la pureza, amor y permanencia ilimitada. Alma adoradora déjate crucificar por la humildad, obediencia y fidelidad en tu deber por Él.

+ Jesús, pequé.

– Ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.

Duodécima estación: JESÚS MUERE EN LA CRUZ

+ Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.

– Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Jesús por la cruz va al Padre. Por la Comunión se te da totalmente. Muere Tú místicamente para vivir solo con Él.

+ Jesús, pequé.

– Ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.

Decimotercera estación: JESÚS EN LOS BRAZOS DE SU MADRE

+ Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.

– Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Su madre le recibe en el Pesebre y en la Cruz. Recíbele con toda ternura dentro de tu corazón diariamente. Con Jesús y por Jesús Sacramentado dile a tu Madre que te ofrezca como hostia al Padre Eterno.

+ Jesús, pequé.

– Ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.

Decimocuarta estación: JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO

+ Te adoramos ¡oh Cristo! y te bendecimos.

– Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Sepulcro nuevo, sábana blanca. La Hostia en que Jesús se sepulta es pura, santa e Inmaculada. Te ofrezco, ¡oh Jesús! mi corazón para que lo renueves al habitarlo, dame el tuyo para sepultarme en Él por toda la eternidad.

+ Jesús, pequé.

– Ten piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.

Oración:

Gracias Madre mía por acompañarnos en el camino del Calvario, transfórmanos en verdaderos sagrarios, para que nuestro corazón sea la morada preferida de nuestro adorado Jesús hecho Hostia por nuestro amor. Amén.

Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria por las intenciones del Santo Padre y otro por el triunfo de Jesús sacramentado.

 

A. R. P. U.

ORACIONES Y VIDA CRISTIANA

1. ORACIONES MÁS COMUNES

1. SEÑAL DE LA CRUZ

(Cruz en la frente) Por la señal de la Santa Cruz, (Cruz en los labios) de nuestros enemigos, (Cruz en el pecho) líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo  y del Espíritu Santo. Amén.

2. PADRENUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén. (En la Misa no se dice el  Amén.)

3. AVEMARÍA

Dios te salve Maria, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

4. GLORIA

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

5. ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador Padre y Redentor mío por ser Vos quién sois, Bondad Infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido, también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. (También se puede agregar) Os ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados y confío en vuestra bondad y misericordia infinita que me los perdonaréis por los merecimientos de vuestra sangre, pasión, muerte y resurrección y me daréis la gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.

6. COMUNIÓN ESPIRITUAL

Creo, Jesús mío, que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte dentro de mi alma. Pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo del todo a Tí, ¡oh Jesús mío! no permitas que me aparte de ti. Así sea.

7. INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

V. Envía, Señor, tu Espíritu Creador.

R. Y renovarás la faz de la tierra.

Oración: Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

8. SALVE

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen Maria! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

9. CÁNTICO DE LA VIRGEN MARİA (MAGNÍFICAT)

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador: porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

10. BAJO TU AMPARO

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros. ¡Oh Virgen gloriosa y bendita!

11. «ACORDAOS» (San Bernardo)

Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido abandonado de ti. Animado con esta confianza, a ti también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y, aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. No desoigas mis súplicas, ¡oh Madre de Dios!, antes bien, inclina a ellas tus oídos y dígnate atenderlas favorablemente. Amén.

12.BENDITA SEA TU PUREZA

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. (Se puede concluir) Hasta morir en tu Amor.

13. HAZ DE MÍ INSTRUMENTO DE TU PAZ (San Francisco)

Señor, haz de mi instrumento de tu paz: donde haya odio, ponga yo amor: donde haya ofensa, ponga yo perdón; donde haya discordia, ponga yo armonía; donde haya error, ponga yo verdad; donde haya duda, ponga yo la fe; donde haya desesperación, ponga yo esperanza; donde haya tinieblas, ponga yo la luz; donde haya tristeza, ponga yo alegría. Que no me empeñe tanto en ser consolado, como en consolar; en ser comprendido, como en comprender; en ser amado, como en amar. Porque dando, se recibe; olvidándose de sí, se encuentra; perdonando, se es perdonado; muriendo, se resucita a la Vida.

14. ACTO DE AMOR A CRISTO CRUCIFICADO

No me mueve, mi Dios, para quererte, el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor; muéveme el verte clavado en esa cruz y escarnecido. Muéveme el ver tu cuerpo tan herido. Muéveme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor de tal manera que, aunque no hubiera cielo, yo te amara y, aunque no hubiera infierno, te temiera. No me tienes que dar por que te quiera porque, aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero, te quisiera.

15. ME PONGO EN TUS MANOS (P. Foucauld)

Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras: sea lo que sea, te doy las gracias. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal de que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre. Te confio mi alma, te la doy con todo el amor de que soy capaz, porque te amo y necesito darme, ponerme en tus manos sin medida, con una infinita confianza, porque tú eres mi Padre.

16. MÍRAME, AMADO Y BUEN JESÚS

Mírame, ¡mi amado y buen Jesús!, postrado a los piés de tu divina presencia, te ruego y suplico con gran fervor de mi alma, te dignes grabar en mi corazón sentimientos vivísimos de fe, esperanza y caridad, arrepentimiento sincero de mis pecados y propósito firme de nunca más ofenderte. Mientras yo, con todo el amor y dolor de que soy capaz, considero, y medito, tus cinco llagas teniendo en cuenta aquello que dijo de Ti, ¡oh mi Dios!, el santo profeta David: «Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos» (Salmo 22,17).

17. VISITA AL SANTÍSIMO

  • Se repite cinco veces:
    • Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar
    • Sea por siempre bendito y alabado.
    • Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre
  • Y una sexta vez, por las intenciones del Papa
  • Dios mío, que estás aquí presente, yo te adoro con toda humildad, quiero amarte con todo mi corazón y concluir este día y toda mi vida en tu servicio. Amén.

18. OFRECIMIENTO DIARIO POR LA HUMANIDAD

Dios, Padre nuestro, yo te ofrezco toda mi jornada, mis oraciones, pensamientos, afectos y deseos, palabras, obras, alegrías y sufrimientos, en unión con tu Hijo Jesucristo, que sigue ofreciéndose a ti en la Eucaristía, por la salvación del mundo. Que el Espíritu Santo que guió a Jesús, sea mi guía y mi fuerza en este día, para que pueda ser testigo de tu amor. Con Maria, la Madre del Señor y de la Iglesia, te pido especialmente por Las intenciones del Papa y de nuestros obispos para este mes.

19. OFRECIMIENTO A LA VIRGEN MARÍA

¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti. Y, en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón: en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.

20. OFRECIMIENTO AL SEÑOR

Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a ti, Señor, lo torno. Todo es tuyo. Dispón de todo según tu voluntad. Dame tu amor y tu gracia, que esta me basta.

2. LA JORNADA DEL BUEN CRISTIANO
  •  AL LEVANTARSE

(Hacer la señal de la Cruz) Yo te adoro, Señor y Padre mío, y te amo con todo mi corazón. Te doy gracias por haberme creado y hecho cristiano y por el nuevo día que me regalas. Te ofrezco las acciones de este día: haz que sean según tu voluntad y para mayor gloria tuya. Líbrame del pecado y de todo mal.

Que tu gracia esté siempre conmigo y con todos los que yo quiero. Amén. (Rezar un Padrenuestro y tres Avemarías).

-Puede hacerse el «Ofrecimiento diario por la humanidad y el ofrecimiento a la Virgen Maria (núms. 18 y 19).

 

  • AL MEDIODÍA, Ángelus

El Ángel del Señor anunció a María,

Y concibió del Espíritu Santo. Dios te salve, María…

Hé aquí la esclava del Señor,

Hágase en mí según tu palabra. Dios te salve, María…

Y el Verbo de Dios se hizo carne,

Y habitó entre nosotros. Dios te salve, María…

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oración: Derrama, Señor, tu gracia en nuestros corazones, para que los que hemos conocido por el mensaje del Ángel el misterio de la Encarnación de Tu Hijo, seamos conducidos a la Gloria de la Resurrección. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Regina Coeli

(En tiempo pascual, en lugar del Ángelus se recita esta oración)

Reina del cielo, alégrate, aleluya; porque el Señor, a quien mereciste llevar en tu seno, aleluya; ha resucitado, según su palabra, aleluya. Ruega a Dios por nosotros, aleluya.

V. Gózate y alégrate, Virgen Maria, aleluya.

R. Porque verdaderamente ha resucitado el Señor, aleluya.

Oración: ¡Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, te has dignado alegrar al mundo! Concédenos, te rogamos que por la intercesión de su Madre, la Virgen Maria, alcancemos los gozos de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

  • BENDICIÓN DE LA MESA Y ACCIÓN DE GRACIAS
  1. Bendice, Señor, los alimentos que vamos a tomar: que nos den fuerzas para hacer el bien a los demás.
  2. Te bendecimos, Señor, por estos alimentos recibidos de tu infinita bondad. Da pan a los que tienen hambre, y hambre de ti a los que tenemos pan. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

 

  1.  Te damos gracias, Padre de bondad, por el alimento que nos regalas y por todos tus beneficios a ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
  2. . Dios, que nos ha dado para hoy, nos dé para mañana: su gracia y su bendición, salud para el cuerpo y salvación para el alma. Amén.

 

  • AL ACOSTARSE

Te adoro, Señor y Padre mío, y te amo con todo mi corazón. Te doy gracias por haberme creado y hecho cristiano y por haberme conservado en este día. Guárdame en el descanso y líbrame de todos los peligros. Perdona los males que hoy he cometido y acepta el bien que he hecho. Sálvame, Señor, despierto, y protégeme mientras duermo, para que viva con Cristo y descanse en paz. Amén.

Jesús, José y Maria, os doy el corazón y el alma mía.

Jesús, José y Maria, asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y Maria, descanse con vosotros en paz el alma mía

(Rezo de un Padre Nuestro y tres Avemarías).

3. PRECES ESPECIALES POR LOS ENFERMOS
  1. PRECES ESPECIALES POR LOS ENFERMOS

En la enfermedad del cristiano se cumple especialmente lo que dijo Jesús: «El que quiera seguirme, que tome su cruz y me siga (Mc 8,34). Es muy conveniente que el Crucifijo esté presente y visible para el enfermo, a fin de que se sienta unido a los dolores del Señor y encuentre en Cristo y en María el consuelo que tanto necesita. También, según las circunstancias, se le puede ayudar a rezar el rosario (por ejemplo, con el CD «El Rosario/20» o el Rosario electrónico) u otras oraciones Y animarle a pedir que cada día le lleven la Comunión.

Ante una operación delicada y una situación terminal

Es importantísimo llamar a la parroquia o al capellán para que le administre el Sacramento de la Unción de los Enfermos, sin esperar a última hora. Habrá que advertir al enfermo que es el sacramento de los enfermos», no la extremaunción de los moribundos».

 

POR LOS MORIBUNDOS

Ayudar a bien morir es seguramente la más importante obra de caridad que se puede hacer a un ser querido o conocido, Cuando aparecen los síntomas de una muerte inminente, conviene que el moribundo escuche la Recomendación de su alma:

Querido hermano/a, te entrego a Dios, y, como criatura suya, te pongo en sus manos, pues es tu Creador, el que te formó del polvo de la tierra. Que al dejar esta vida, salgan a tu encuentro la Virgen María y todos los ángeles y santos. Que Cristo, que sufrió muerte de cruz por ti, te conceda la verdadera libertad. Que Cristo, Hijo de Dios vivo, te aloje en su paraíso. Que Cristo, buen Pastor, te cuente entre sus queridas ovejas. Que te perdone todos los peca- dos y te agregue al número de sus elegidos. Que puedas contemplar cara a cara a tu Redentor y gozar de la visión de Dios por los siglos de los siglos, Amén.

Cuando, acabada la recomendación del alma, haya síntomas de muerte inminente, se le puede dar a besar el Crucifijo y decir, haciéndole la señal de la cruz en la frente: 

Que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo estén contigo, te infundan esperanza y te conduzcan a la paz de su reino celestial, por los siglos de los siglos. Amén.

 

PRECES POR EL DIFUNTO

En el momento de expirar

Al cerrarle los ojos, rezar esta oración:

Concede, Señor, a nuestro/a hermano/a N., cuyos ojos no verán más la luz de este mundo contemplar eternamente tu belleza y gozar de tu presencia, por los siglos de los siglos. Amén.

Otras preces por el difunto

A continuación, después de hacerle la señal de la cruz en la frente, se rezan estas preces, que también pueden repetirse en distintos momentos del velatorio y entierro:

V. Este primer mundo ha pasado definitivamente para nuestro/a hermano/a N. Pidamos al Señor que le conceda gozar ahora del cielo nuevo y de la tierra nueva que Él ha dispuesto para sus elegidos. Venid en su ayuda, santos de Dios: salida su encuentro, ángeles del Señor.

Todos. Recibid su alma y presentadla ante el Altísimo.

V. Cristo, que te llamó, te reciba, y los ángeles te conduzcan al regazo de Abrahán.

Todos. Recibid su alma y presentadla ante el Altísimo.

V. Dale, Señor el descanso eterno, y brille para él (ella) la luz perpetua.

Todos. Recibid su alma y presentadla ante el Altísimo.

 V. Hacia ti, Señor, levantamos nuestros ojos: contempla, Señor, nuestra fe en este momento de prueba y concede a N. el descanso eterno. Oremos con la oración que Cristo nos enseñó el Avemaría a nuestra Madre, para que interceda por nuestro/a hermano/a N.

Padre nuestro… Dios te salve, Maria…

V. Dale, Señor, el descanso eterno.

Todos. Y brille para él (ella) la luz perpetua.

V. Descanse en paz.

Todos. Amén.

Otro formulario de preces en el velatorio y en el cementerio

V. Oremos por nuestro/a hermano/a N., que ha dejado este mundo. Que Cristo, que sufrió la muerte de cruz por el (ella), le conceda la felicidad verdadera.

Todos. Te lo pedimos, Señor.

V. Que Cristo, el Hijo de Dios vivo, lo/a reciba en su paraíso

Todos. Te lo pedimos, Señor.

V Que le perdone todos sus pecados y lo/a agregue al número de los elegidos.

Todos. Te lo pedimos, Señor.

V. Que pueda contemplar cara a cara a su Redentor y gozar de la visión de su Señor por toda la eternidad.

Todos. Te lo pedimos, Señor.

V. Te pedimos, Señor, que tu siervo/a N., que ha muerto ya para este mundo, viva ahora para ti y que tu amor misericordioso borre los pecados que cometió por fragilidad humana. Por Jesucristo nuestro Señor.

Todos. Amén.

Recemos el Padre nuestro, la oración que Cristo nos enseñó, y el Avemaría a nuestra Madre, para que interceda por nuestro/a hermano/a N.

Padre nuestro… Dios te salve, Maria…

V. Dale, Señor, el descanso eterno.

Todos. Y brille para él/ella la luz perpetua.

V. Descanse en paz.

Todos. Amén.

 

POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO

«Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de la muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo. La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos. Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico para que, una vez purificados, pue- dan llegar a la visión beatifica de Dios». (Catecismo de la iglesia Católica 1031-1032).

Ya el Antiguo Testamento recomienda la ayuda espiritual que los vivos podemos prestar a las almas del purgatorio. Leemos en el segundo libro de los Macabeos (12,43-46): Judas Macabeo recogió dos mil dracmas de plata y las envió a Jerusalén para que ofreciesen un sacrificio de expiación. Obró con gran rectitud y nobleza, pensando en la resurrección. Si no hubiera esperado la resurrección de los que habían caído en la batalla), habría sido inútil y ridículo rezar por los muertos. Pero, considerando que a los que habían muerto piadosamente les es taba reservado u magnifico premio, la idea era piadosa y santa. Por eso, encargó un sacrificio de expiación por los muertos, para que fueron liberados del pecado.

Se atribuye a Jacinto Verdaguer esta afirmación certera: «Las flores se secan, las lágrimas se evaporan, la oración llega al cielo».

Lo único valioso que podemos hacer por nuestros difuntos y por todas las almas del purgatorio, además de lo que dice el Catecismo, es rezar, ofrecer la santa misa por ellos. Aquí añadimos algunas oraciones por las almas del purgatorio.

 

Oración de Santa Gertrudis

Santa Gertrudis la Grande (1256-1301), monja alemana de Turingia, recibió del Señor esta oración por las almas del purgatorio, muy eficaz para la liberación de las benditas almas del purgatorio:

«Eterno Padre, yo te ofrezco la preciosísima Sangre de tu divino Hijo Jesús, en unión con todas las misas celebradas hoy en todo el mundo, por todas las benditas almas del purgatorio Se puede añadir:

Y por los pecadores del mundo, de la Iglesia universal, de mi familia y de mi comunidad (parroquial, religiosa, cristiana). Amen

 

Oraciones de la Liturgia

* Acuérdate, Señor, de tus hijos (nombres de familiares y conocidos difuntos) que me han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. A ellos y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del consuelo, de la luz y de la paz.

* A mis familiares y conocidos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria. Por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.

* Dios misericordioso y eterno, vida de los mortales y gozo de los santos, escucha mi oración por todas las benditas almas del purgatorio; líbralas de las cadenas de la muerte y admítelas en las alegrías eternas de tu reino.

* Oh Dios, que resucitaste a tu Hijo para que, venciendo la muerte entrara en tu reino, escucha mi oración por las ben- ditas almas del purgatorio. Que los difuntos que fueron en este mundo miembros de tu Iglesia peregrina, supe rada su condición mortal puedan participar con todos los santos en la asamblea de la Iglesia celestial y contemplarte cara la cara por toda la eternidad.

* Presta oídos, Señor Jesús, a la oración con la que imploro tu misericordia en favor de las benditas almas del purgatorio. Tú que hiciste, a quienes ya han muerto, miembros de tu Iglesia durante su vida mortal, llévalos contigo a la patria de la luz, para que ahora participen de la ciudadanía de los santos, contigo y con tu Madre Maria, que nos diste por Madre desde la Cruz.

Dales, Señor, el descanso eterno. Y brille para ellos la luz perpetua. Que todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. Amén.

(¿Cómo agradecerán las benditas almas del purgatorio nuestra oración a Dios por ellos, cuando lleguen al cielo gracias a nuestra oración? -Ayudándonos con su santa intercesión en presencia de Dios, Padre misericordioso, Hijo que nos salva, y Espíritu Santo que nos alienta en nuestro caminar hacia la Patria)

4. SACRAMENTOS

SACRAMENTOS

Los sacramentos son siete:

1º Bautismo

2º Confirmación

3º Penitencia

4º Eucaristía

5º Unción de enfermos

6º Orden sacerdotal

7º Matrimonio

El Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía son sacramentos de la iniciación cristiana, suelen recibirse de niño y de joven, una sola vez. La Penitencia (confesión/reconciliación) y la Eucaristía (comunión) deben recibirse con frecuencia por que son imprescindibles para mantener una fe firme. El Matrimonio y el Orden Sacerdotal sirven a la edificación y salvación de los demás, por medio de los cónyuges cristianos y de los ministros sagrados. La Unción de los enfermos reconforta a los atribulados por la enfermedad.

 

LA PENITENCIA O SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN

Pasos para una buena confesión:

1º Examen de conciencia: Para ello se toman como base los 10 Mandamientos o/y las Bienaventuranzas. 

2º Dolor de los pecados: Existen dos tipos de dolor: el de atricción que es el dolor o miedo por el castigo que pueda recibir por mis pecados y el de contricción que es que al darme cuenta del Amor tan grande que me tiene Dios, no he sido capaz de corresponder con amor y le he ofencido aceptando la tentación. En este último, no pesa tanto la culpa sino la injusticia de mis actos. 

3º propósito de enmienda: ya sea por uno u otro tipo de dolor, mejor si fuera el de contricción, hacemos propósito de corregir con paciencia y pidiendo su Gracia nuestra conducta renunciando al pecado y a sus consecuencias.

4º Decir los pecados al confesor: El sacerdote actúa en la persona de Cristo. Por su unción sacerdotar es presencia de Jesús y administra sus actos de salvación (sacramentos). Por eso no dice ‘Jesús te absuelve’, sino ‘yo te absuelvo’.

5º Cumplir la penitencia: El pecado deja una mancha y una culpa. La mancha queda limpia con la verbalización de los pecados y para la culpa (que se purifica en el Purgatorio si no le hicimos en vida) se nos impone una penitencia de oración o acto de reparación. Es importante que esta penitencia se proporcional a la calidad de los pecados confesados.

Aquí les presentamos una aplicación muy útil para prepararse a una estupenda confesión: https://play.google.com/store/apps/details?id=com.thewhaledot.android.reconciliation

Materia de la Penitencia o reconciliación, comúnmente llamada confesión: Todos los sacramentos se desarrollan con una forma o rito y una materia que son los elementos con los que se realiza el sacramento; así, en el Bautismo la materia es el agua y el aceite y la forma son las palabras del sacerdote: «Yo te bautizo (nombre) en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». En este sacramento la materia son nuestros pecados; esto es, aquellos actos que hieren el Amor de Dios y manchan, deterioran o rompen nuestra relación (de pensamiento, deseo, palabra o de omisión), no porque Dios nos rechace sino por pura consecuencia del acto malo.

Es necesario confesar los pecados graves, o mortales (porque matan la vida de gracia sin la que no podemos entrar en el cielo, ni se da la oportunidad de purificar en el Purgatorio), que son los que tienen como objeto una materia grave contra los Mandamientos), se cometen con pleno conocimiento y consentimiento deliberado, lo que significa un rechazo voluntario a Dios. Sin embargo, para una más profunda, y progresiva conversión, será bueno que también te arrepientas y confieses tus pecados veniales (acto no deliberada o deliberado pero en materia leve) y aún de las faltas (aquellas que hieren sutilmente la caridad y la convivencia: la crítica no es una falta leve, puede llegar a ser un pecado mortal si llega a ser difamación).

Si prefieres no descargarte la aplicación aquí te ayudamos a hacer un buen examen de conciencia con este cuestionario:

Primer Mandamiento: Amar a Dios sobre todas las cosas. ¿Tengo a Dios por encima de todo y trato de aumentar mi fe y mi amor a Dios? ¿He admitido en serio dudas contra las verdades de la fe?, ¿Visito a Jesús en la Eucaristía, le saludo cuando paso frente a una Iglesia, no me acuerdo de Él? ¿Comulgo sin la debida preparación de mi alma, sin preguntarme si puedo estar en pecado, comulgo sin creer que está Jesús realmente presente en la forma consagrada?etc.

Segundo Mandamiento: No tomarás el Nombre de Dios en vano. ¿He blasfemado? ¿He pronunciado palabras injuriosas contra Dios, la Santa Eucaristía, la Virgen Maria, los santos o las cosas sagradas, solo o incluso delante de otros? ¿Cuento chistes irreverentes sobre Dios, María, los santos?. etc.

Tercer Mandamiento: Honrarás las fiestas. (y Mandamientos de la Iglesia): He santificado el domingo, asistiendo consciente y devotamente a la celebración de la Eucaristía y guardando el descanso sagrado, etc. ¿Cumplo los mandamientos de la Iglesia?

Cuarto Mandamiento: Honrar a padre y madre. ¿Honro a mis padres con el amor, el respeto y la obediencia debidos o los maltrato y hago sufrir con mi conducta?  ¿Ayudo a mis padres en sus necesidades, enfermedad, ancianidad?, etc. Respeto a mis superiores profesionales, profesores; soy educado con las personas mayores. ¿Cumplo con responsabilidad mis deberes de ser padre o madre? 

Quinto Mandamiento: No matarás. ¿Tengo odio, rencor o enemistad con alguien? ¿He escandalizado a otros, induciéndolos al mal? ¿He causado algún mal físico a otros? ¿He quitado la vida a alguien, en todos los sentidos? ¿He abortado o colaborado en aborto o eutanasia? ¿He conducido imprudentemente el coche o la moto? ¿He tomado drogas, o alcohol en exceso? ¿he deseado algún mal incluso la muerte?

Sexto y noveno Mandamientos: No consentirás ni cometerás actos, pensamientos ni deseos impuros. ¿Me he entretenido en pensamientos, deseos o recuerdos impuros? ¿He cometido -o deseado- alguna acción impura: solo o con otros, de distinto o del mismo sexo, parientes, consagrados, menores de edad? ¿Me he puesto en peligro con diversiones, lecturas, espectáculos, páginas indecentes de internet? ¿Tengo amistades peligrosas? ¿Guardo la debida castidad en el noviazgo o en el matrimonio?, ¿Soy fiel a mis votos matrimoniales, especialmente en cuanto a la pureza, luchando por el amor único, fiel y para toda la vida, a mi esposo o esposa?

Séptimo y décimo Mandamientos: No robarás y no codiciarás los bienes ajenos. ¿He robado alguna cosa o cantidad de dinero? ¿Lo he devuelto? ¿Cumplo fielmente mis deberes sociales: impuestos, seguros, votaciones, etc.? Me conformo con lo que tengo, soy generoso con quien tiene menos que yo? Sin renunciar a una vida más acomodada económicamente ¿acepto de buen grado las dificultades que encuentro por el camino y soy agradecido con Dios por las metas alcanzadas?

Octavo Mandamiento: No mentirás. ¿He mentido? ¿He reparado el daño derivado de mis mentiras? He criticado a otros, descubriendo faltas graves ¿He calumniado a otros atribuyéndoles algo que es falso? ¿He reparado o estoy dispuesto a reparar esa calumnia?, ¡No existen las mentiras piadosas! Mentir es pecado siempre.

 

LA EUCARISTÍA,

LA SANTA MISA

Todos los domingos y fiestas de precepto debes participar en la celebración de la Eucaristía, la Santa Misa, y procura comulgar. Si has cometido algún pecado, confiésate. Y celebra el domingo, día del Señor, en unión con todos los cristianos del mundo. Para participar activamente en la celebración, lee y aprende las oraciones y respuestas que hay a continuación. 

Saludo inicial

SACERDOTE:  En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo (Todos nos santiguamos).

TODOS: Amén.

S: La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con vosotros

T: Y con tu espíritu.

Acto penitencial

S: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados. T: Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a Santa Maria, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a nosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestra Señor

S: Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros peca dos y nos lleve a la vida eterna.

T: Amén.

S: Señor, ten piedad.

T: Señor, ten piedad.

S: Cristo, ten piedad.

T: Cristo, ten piedad.

S: Señor, ten piedad.

T: Señor, ten piedad.

 Gloria

T: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros: Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica: Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; Porque solo tú eres Santo, solo tú Señor, solo tú Altísimo Jesucristo. Con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén.

Final de la oración

S: Por Jesucristo… que vive y reina por los siglos de los siglos (otras oraciones: Por Jesucristo nuestro Señor).

T: Amén.

 Final de las lecturas

Lector: Palabra de Dios.

T: Te alabamos, Señor.

 Evangelio

S: El Señor esté con vosotros.

T: Y con tu espíritu.

S: Lectura del Santo Evangelio, según San…

T: Gloria a ti, Señor.

S (final): Palabra del Señor.

T: Gloria a ti, Señor Jesús.

 Profesión de fe (Credo apostólico)

T: Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa Maria Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

 Presentación de las ofrendas

S: (Pan) Bendito seas, Señor… será para nosotros pan de vida.

T: Bendito seas por siempre, Señor.

S: (vino) Bendito seas, Señor… será para nosotros bebida de salvación

T: Bendito seas por siempre, Señor.

S: Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso El Señor reciba de tus manos este sacrificio para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

Plegaria Eucarística. Prefacio

S: El Señor esté con vosotros.

T: Y con tu espíritu.

S: Levantemos el corazón.

T: Lo tenemos levantado hacia el Señor.

S: Demos gracias al Señor nuestro Dios.

T: Es justo y necesario.

S: (recita el Prefacio)

T: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

 Después de la Consagración

S: Este es el Sacramento de nuestra fe. T: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu Resurrección.

¡Ven, Señor Jesús!

Final de la Plegaria Eucarística

S: Por Cristo, con Él y en Él, a tí, Dios Padre homnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos.

T: AMÉN

 Rito de la Comunión

(Rezo del Padrenuestro.)

S: Líbranos… esperamos la venida gloriosa de nuestro Salvador Jesucristo.

T: Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

 Rito de la Paz

S: Señor Jesucristo, tú que vives y reinas por los siglos de los siglos

T: Amen

S: La paz del Señor esté siempre con vosotros.

T: Y con tu espíritu.

S: Daos fraternalmente la paz.

(Se da la paz a los más cercanos, diciendo: – La paz sea contigo, a lo que se responde: y con tu espíritu).

 T: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros (dos veces). Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.

 Comunión:

S: Este es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo; dichosos los invitados a la Cena del Señor

T: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

S: El Cuerpo de Cristo. COMULGANTE: Amen.

Forma de comulgar: La Iglesia en distintos momentos para salvar un miedo insuperable (al contagio de algunas enfermedades aún sin estar acreditado que esto sea cierto) ha permitido la comunión en la mano, pero para no faltar a la verdad hay que decir que la forma que tradicionalmente la Iglesia ha promovido y enseñado es de rodillas (si el estado físico lo permite) y en la boca. Esta forma tradicional, ayuda al recogimiento, al reconocimiento y aceptación de lo que por la fe sabemos que sucede en la Eucaristía, además de que dificulta la profanación del Cuerpo de Cristo que, es sabido por todos, se roba de las misas para luego venderlo a satanistas o directamente profanarlo. Pueden consultar lo que a este respecto dice el Catecismo ‘Credo, compendio de la fe Católica’ del Obispo Athanasius Schneider, en el Apartado III, cap. 9, numerales 341-371

 Rito de despedida

S: El Señor esté con vosotros.

T: Y con tu espíritu.

S: La bendición de Dios… descienda sobre vosotros. T: Amén.

S: Podéis ir en paz.

T: Demos gracias a Dios.

 PARA ANTES DE LA COMUNIÓN

(Oraciones voluntarias de preparación)

 Oración de santo Tomás de Aquino:

Omnipotente y eterno Dios: llego al sacramento de tu Hijo unigénito, como enfermo al médico de la vida, como manchado a la fuente de la misericordia, como ciego a la luz de la eterna claridad, como pobre al Señor de cielos y tierra, como desvalido al Rey de la gloria.

Por eso, Señor, ruego a tu infinita bondad y misericordia, que tengas a bien sanar mi enfermedad, limpiar mis manchas, alumbrar mi ceguera, enriquecer mi pobreza y vestir mi desnudez. Así podré recibir al Rey de los Ángeles y Señor de los señores, con tanta reverencia y humildad, con tanta contricción y ternura, con tanta pureza y fe, con tal propósito e intención. Cual conviene a la salud de mi alma. Concédeme, te ruego, recibir no sólo el Sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor, sino también la gracia y virtud de este Sacramento. Concédeme, Dios mío benignísimo, recibir de tal manera el Cuerpo que tu Hijo unigénito tomó de la Virgen María, que merezca ser incorporado a su Cuerpo Místico y contado entre sus miembros. Concédeme, Padre amantísimo, que logre yo contemplar un día cara a cara, por toda la eternidad, a este tu amadísimo Hijo, a quien ahora, en mi vida mortal, me propongo recibir en cubierto bajo el velo del Sacramento. Te lo pido en nombre de tu Hijo Jesucristo, el cual vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

PARA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

A Jesús Crucificado

Mírame, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado a los pies de tu divina presencia. Te ruego y suplico con gran fervor de mi alma te dignes grabar en mi corazón sentimientos vivísimos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de los pecados y propósito firme de nunca más ofenderte. Mientras, yo, con todo el amor de que soy capaz, considero y medito tus cinco llagas, teniendo en cuenta aquello que dijo de tí, ¡oh, mi Dios! el santo Profeta David:

«Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos».

Alma de Cristo

Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus llagas escóndeme. No permitas que me aparte de ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a ti, para que con tus santos te alabe y te bendiga por los siglos de los siglos. Amén.

¡No te vayas inmediatamente de la Iglesia!. Algunos parecen tener prisas por ir al Vermut! Quédate unos minutos dando gracias, como lo harías si vas a comer a casa de un amigo. Si no sabes qué decir puedes repetir: ¡Gracias amado mío!, Tú vives en mí y yo en tí. Lo puedes alternar con estas oraciones: 3 Avemarías, 1 Salve, la oración del Ángel de la Paz a los niños de Fátima y la oración a San Miguel Arcángel: «Arcángel San Miguel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra las asechanzas del diablo. ¡Impérele Dios!, te pedimos suplicantes; y tú, Principe de la Celestial milicia, con el Divino poder, lanza al infierno a satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.  

Cuando termines este rato de oración no te olvides de pedirle la conversión de los pecadores.

 

5. SANTO ROSARIO

 

EL ROSARIO DE LA VIRGEN 

Se sugieren dos formas de comenzar entre la múltiples que hay:

Para las dos:

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

I. Invocación al Espíritu Santo:

+ Ven Espíritu Santo

– Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu Amor.

+ Envía Señor tu Espíritu Creador

– Y renovarás la faz de la tierra.

Oración:

¡Oh Dios! que has llenado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de sus consuelos. Por Cristo nuestro Señor.

Padrenuestro, 3 Avemarías, un Gloria y el Credo.

II. Acto de contrición:

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero…

Misterios Gozosos (lunes y sábado)

  1. La encarnación del Hijo de Dios.
  2. La visitación de María a Santa Isabel.
  3. El nacimiento del Hijo de Dios.
  4. La Presentación del Niño Jesús en el templo.
  5. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.

Misterios Dolorosos (martes y viernes)

  1. La Oración de Nuestro Señor en el Huerto de Getsemaní.
  2. La Flagelación del Señor atado a la columna.
  3. La Coronación de espinas.
  4. El Camino del Monte Calvario cargando la Cruz.
  5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor.

Misterios Gloriosos (miércoles y domingo)

  1. La Resurrección del Señor.
  2. La Ascensión del Señor a los cielos.
  3. La Venida del Espíritu Santo.
  4. La Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos.
  5. La Coronación de Nuestra Señora, Reina.

Misterios Luminosos (jueves)

  1. El Bautismo del Señor en el Jordán.
  2. La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.
  3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
  4. La Transfiguración del Señor
  5. La Institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual.

LETANIAS DE NUESTRA SEÑORA

Señor, ten piedad. R

Cristo, ten piedad. R

Señor, ten piedad. R

Cristo, óyenos. R

Cristo escúchanos. R

Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo,

Dios, Espíritu Santo,

Trinidad Santa, un solo Dios,

Santa María, ruega por nosotros.

Santa Madre de Dios,

Santa Virgen de las Vírgenes,

Madre de Cristo,

Madre de la Iglesia,

Madre de la misericordia,

Madre de la divina gracia,

Madre de la esperanza,

Madre purísima,

Madre castísima,

Madre siempre virgen,

Madre santa,

Madre inmaculada,

Madre amable,

Madre admirable,

Madre del buen consejo,

Madre del Creador,

Madre del Salvador,

Virgen prudentísima,

Virgen digna de veneración,

Virgen digna de alabanza,

Virgen poderosa,

Virgen clemente,

Virgen fiel,

Ideal de santidad,

Morada de sabiduría,

Causa de nuestra alegría,

Templo del Espíritu Santo,

Honor de los pueblos,

Modelo de entrega a Dios,

Rosa escogida,

Torre de David,

Torre de marfil,

Casa de oro,

Arca de la Alianza,

Puerta del cielo,

Estrella de la mañana,

Salud de los enfermos,

Refugio de los pecadores,

Consuelo de los migrantes,

Consoladora de los afligidos,

Auxilio de los cristianos,

Reina de los Ángeles,

Reina de los Patriarcas,

Reina de los Profetas,

Reina de los Apóstoles,

Reina de los Mártires,

Reina de los Confesores,

Reina de las Vírgenes,

Reina de todos los Santos,

Reina concebida sin pecado original,

Reina asunta a los Cielos,

Reina del Santísimo Rosario,

Reina de la familia,

Reina de la paz.

 

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.

+ Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

– Para que seamos dignos de las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

ORACIÓN.

Te rogamos Señor, nos concedas a nosotros tus siervos, gozar de la perpetua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las penas de este mundo y gozar de las alegrías eternas. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Ave María purísima. Sin pecado concebida.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria por la intenciones del Santo Padre, la conversión de los pecadores y las almas del Purgatorio y para ganar las indulgencias del Santo Rosario.

Salve a la Virgen María.

Oración del Ángel de la Paz (opcional)

Santísima Trinidad Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén.

Oración a San Miguel

Arcángel San Miguel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del diablo. ¡Impérele Dios!, te pedimos suplicantes; y tú Príncipe de la celestial milicia, con el Divino poder, lanza al infierno a satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén. 

Ángel de España: Salvad a España.

Ángel de España: Rogad por España.

Ángel de España: Proteged a España.

 

Os propongo un rosario especial, meditado, para los sábados primeros de mes. La Virgen de Fátima pidió expresamente la devoción de los primeros sábados con estas condiciones:

1. Misa y comunión con la intención de reparar el Inmaculado Corazón de María y de recibir indulgencia.

2. Rosario,

3. Meditación de los misterios del rosario, al menos 15 minutos. Esta meditación de los misterios pueden hacerse mientras se reza el rosario o independientemente.

El rosario meditado, que hemos elaborado lo pueden hacer de ambos modos, si lo hacen rezando el rosario les puede llevar una hora, si lo hacen entero sin rosario, haciendo un par de minutos o tres de meditación tras la lectura de cada misterio, les llecará 30 minutos. Pueden hacer la lectura y la meditación ajustándola a los 15 minutos mínimos que pide Mamá.

 

Aquí tienes la meditación propuesta

 

 

 

6. CONOCIMIENTOS BÁSICOS

CONOCIMIENTOS CRISTIANOS BÁSICOS

 

Los diez Mandamientos de la Ley de Dios 

1 Amarás a Dios sobre todas las cosas.

2 No tomarás el nombre de Dios en vano.

3 Santificarás las fiestas.

4 Honrarás a tu padre y a tu madre.

5 No matarás.

6 No cometerás actos impuros.

7 No robarás.

8 No dirás falses testimonios ni mentirás.

9 No consentirás pensamientos ni deseos impuros.

10 No codiciarás los bienes ajenos. Estos diez Mandamientos se resumen en dos: Amarás a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como Jesús te ha amado y te ama.

 

Las ocho Bienaventuranzas

1 Bienaventurados los pobres en el espíritu. Porque de ellos es el reino de los cielos.

2 Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

3 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

4 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedaran saciados.

5 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

6″ Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

7″ Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

8″ Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo  (Mt 5, 3-12).

 

Los siete dones del Espíritu Santo

Don de sabiduría.

Don de inteligencia.

Don de consejo

Don de fortaleza

Don de ciencia

Don de piedad.

Don de temor de Dios.

 

Los doce frutos del Espíritu Santo

Caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad.

 

Las siete virtudes

Teologales: fe, esperanza y caridad.

Cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.

 

Las catorce obras de misericordia

 Siete espirituales:

1 Enseñar al que no sabe.

2 Dar buen consejo al que lo necesita.

3 Corregir al que yerra. 4″Perdonar las injurias.

5* Consolar al triste.

6″ Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.

7 Rogar a Dios por vivos y difuntos.

 

Siete corporales:

1 Visitar y cuidar a los enfermos.

2 Dar de comer al hambriento.

3 Dar de beber al sediento.

4* Dar posada al peregrino.

5″Vestir al desnudo.

6 Redimir al cautivo.

7 Enterrar a los muertos.

 

Los siete pecados capitales:

1 «Soberbia (contra la humildad).

2″ Avaricia (contra la largueza).

3″ Lujuria (contra la castidad).

  1. Ira (contra la paciencia).

5″Gula contra la templanza).

6 Envidia (contra la caridad).

7 Pereza (contra la diligencia)

 

Los cinco mandamientos de la Iglesia

1  Participar en la misa entera todos los domingos y demás fiestas de precepto, y no realizar trabajos serviles.

2 Confesar, al menos una vez al año, los pecados graves de que se tenga conciencia

3 Recibir el sacramento de la Eucaristía al menos por Pascua.

4 Abstenerse de comer carne, y ayunar en los días establecidos por la Iglesia (ayuno y abstinencia: el miércoles de ceniza y el viernes santo; abstinencia: los viernes de cuaresma).

5  Ayudar a las necesidades de la Iglesia.

ARPU

REFLEXIONES BREVES

Breves

 

19.- Los principios de la Iglesia Católica son también principios de derecho natural.

18.- «Señor, que seas Tú, nuestra alegría, nuestra esperanza y nuestra salvación.»

17.- «Señor, no permitas que Satanás interfiera en nuestros pensamientos y voluntades.»

16.- «Jesús, con que me mires y me sonrías me basta».

15.- «Compartir nuestra fe es lo más grande y necesario».

14.- «No se puede tratar igual a los desiguales y no se puede tratar desigual a los iguales».

13.- ¡Señor, concédenos lo que más nos convenga y muéstranos el camino para hacer tu voluntad!

12.- «El Sagrario es a la Iglesia lo que el corazón al ser humano».

11.- «Donde hay orden hay paz; donde hay paz está Dios; donde está Dios no falta nada. Jesús, yo confío en Ti».

10.- «El miedo de los buenos y la astucia de los malos».

9.- «La ARPU no debe ser una opción, la ARPU ha de ser una prioridad en tu vida».

8.- «Se consigue la felicidad cuando se acepta la realidad».

«Las dificultades engrandecen y las facilidades empobrecen al ser humano».

7.- «¿Y si además de consultar con la almohada, consultas también con Jesús Sacramentado ante el Sagrario?»

6.- «Vuélvete sordo ante los chismes, las palabras necias de personas no valen la pena.»

5.- «Muchos dicen: Si Dios existiera, no habría tanta maldad en la tierra, pero la verdad es… Si el hombre obedeciera las leyes de Dios, no habría tanta maldad en la tierra».

4.- «No trates de entenderlo todo, a veces no se trata de entender, sino de aceptar».

3.- «Los lugares más agradables del mundo para estar son: En los pensamientos de alguien, en las oraciones de alguien y en el corazón de alguien.»

2.- «Donde hay fe hay amor, donde hay amor hay paz, donde hay paz está Dios y donde está Dios no falta nada».

1.- «Visitemos y hablemos a Jesús en el Sagrario tanto tanto,  hasta que le podamos decir: ¡Pero cuánto puedes hablar de mí, Señor!».

 

Meditaciones ante el Sagrario

Cuando nos presentamos ante el Sagrario y hablamos con Dios, no debemos olvidar:

  • Creemos en Dios. (Meditar el Credo).
  • Darle gracias y se agradecido por todo lo que tengo. (Adoración y oración).
  • Pedirle perdón y perdonar. (Meditar los Mandamientos).
  • Pedirle superar las dificultades y ayudar al prójimo. (Meditar las Bienaventuranzas).
  • Pedirle proyectos y propósitos para el mañana. (¿Qué querieres de mí, Señor?)

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