Revestidos de Gloria para el Banquete del Cordero: salud y misericordia
APROXIMACIÓN AL SACRAMENTO
Cuando la enfermedad golpea nuestra fragilidad se hace visible. No estamos para el sufrimiento ni para la muerte, el coraón del hombre late con un anhelo de plenitud y de vida que la ciencia no puede colmar.
Pero por esta vulnerabilidad, es precisamente Cristo quien se acerca como Médico divino, tocando con su Gracia lo que el pecado hiere y abriendo las puertas a la Esperanza del Reino donde «no habrá llanto, ni luto, ni dolor» (cf. Ap. 21, 4).

UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
No hablemos, de extrema unción pues genera confusión, como si estuviera reservada a los agonizantes; no es así, es una verdadera unción de fortaleza y consuelo para todo bautizado que, por causa de enfermedad grave o por el peso de la vejez, necesita experimentar la cercanía salvadora del Señor.
Fines, frutos y eficacia
- Unión más estrecha con Cristo en su Pasión redentora, para transformar el sufrimiento en ofrenda fecunda.
- Consuelo, paz y ánimo para soportar cristianamente la enfermedad, alejando el temor y la desesperanza.
- Perdón de los pecados, mediante la confesión si hay consciencia o sin ella en caso de inconsciencia.
- Preparación para el paso a la Casa del Padre, fortaleciendo la fe y abriendo el corazón a la esperanza de la promesa del Reino hecha por Jesús.
- Y, según la providencia de Dios, salud física cuando favorece la salvación y el servicio. El mismo Cristo, que devolvía la vista a los ciegos y hacía andar a los paralíticos, sigue actuando hoy en su Iglesia sanando el cuerpo si es por un bien mayor.
Recibir la unción de los enfermos es, pues, dejarse tomar de la mano por el Señor en medio de la debilidad, para caminar hacia la plenitud de la vida: la mesa del Cordero, el Banquete del Reino; estado donde todo sufrimiento se transforma en alabanza y corredención.

Origen y Sentido del Sufrimiento
Acércate a este misterio abriendo los ojos del alma entrando en el Corazón sufriente de Jesús.
¿Cómo nos creó Dios? ¿Cuál es el origen del sufrimiento y de la muerte?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (355, 374-379, 396-400, 1008)
El hombre fue creado «a imagen de Dios», con alma espiritual, inmortal, inteligencia y voluntad libres. En el plan original, Dios no quería ni sufrimiento ni muerte; . El hombre fue llamado a la comunión divina. El sufrimiento y la muerte entraron por el pecado original.
CREDO, Compendio de la Fe Católica (Monseñor Scheider)
Dios creó al hombre para la inmortalidad y la gloria pero la desobediencia introdujo la herida en la naturaleza humana. El sufrimiento y la muerte son consecuencia del pecado, pero bajo la providencia divina se convierten en caminos hacia la Redención en Cristo.
El apostolado del sufrimiento (P. Lyonnard)
El sufrimiento no estaba en el plan primero de Dios pero, desde la caída del Paraíso, se convirtió en campo donde el amor puede purificarse y ofrecerse. La naturaleza caída encuentra en el dolor un fuego purificador que prepara para la unión con Cristo.
Síntesis
Dios nos creó para la vida y la comunión con Él. EL sufrimiento y la muerte no proceden de Dios sino del pecado original. Pero Cristoha transformado estas realidades en puerta de redención: de mal fruto del pecado a camino hacia la Gloria.
¿Qué podemos aprender del doloroso relato de Job?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1501)
El libro de Job enseña que el suifrimiento no siempre es fruto del pecado personal. El misterio del sufrimiento encuentra su luz plena en la Cruz de Cristo.
Catecismo de la Vida Espiritual (Card. Robert Sarah)
Job es escuela de humildad y de silencio. La vida espiritual necesita aprender a adorar incluso en la oscuridad, sabiendo que Dios es siempre justo y bueno, aunque sus caminos superen los nuestros.
El apostolado del sufrimiento (P. Lyonnard)
Job es figura de Cristo sufriente: inocente, acepta el dolor y lo transforma en intercesión. Su oración y su paciencia son modelo de apostolado corredentor.
Síntesis
Este libro de la Biblia enseña que el sufrimiento no siempre tiene explicación humana pero es lugar de confianza, purificación y fidelidad. Prefigura el misterio de Cristo, el Justo que sufre por amor.
¿Qué sentido tiene la Enfermedad y el Sufrimiento?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1521)
El sufrimiento une al hombre con Cristo y puede tener valor redentor si se acepta con Fe. La enfermedad revela nuestra limitación y nos abre a la gracia.
Catecismo de la Vida Espiritual (Card. Robert Sarah)
El sufrimiento purifica el corazón, desarraiga a los ídolos y abre a la verdadera libertad. En él se aprende el amor oblativo.
El apostolado del sufrimiento (P. Lyonnard)
El sufrimiento es «materia prima» del apostolado. En sí es un mal, pero ofrecido se convierte en un instrumento de salvación.
Síntesis
La enfermedad y el sufrimiento tienen sentido cuando se viven en Cristo: son ocasión de purificación, de unión y de fecundidad espiritual.
¿Qué significa que el dolor es redentor?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1521, 1505)
Por la unción con Cristo, el sufrimiento adquiere valor de intercesión y reparación.
Catecismo Credo (Mons. Athanasius Schneider)
El dolor es redentor porque Cristo, asumiéndolo, lo transformó en sacrificio de amor. Unido a Él, nuestro dolor participa de Su obra.
Catecismo de la Vida Espiritual (Card. Robert Sarah)
El sufrimiento redentor es escuela de amor. No se trata de glorificar el dolor en sí, sino de vivirlo como oblación que se une a la Cruz.
El apostolado del sufrimiento (P. Lyonnard)
La víctima voluntaria participa íntimamente en el sacrificio de Cristo. El dolor ofrecido «completa en la carne lo que falta a la pasión de Cristo» (Col 1,24)
Síntesis
El dolor no salva por sí mismo, sino porque, unido a Cristo, se convierte en acto redentor que participa en la salvación del mundo.
¿Es lícito pedir que se nos prive del sufrimiento y de la enfermedad?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1501, 2730)
Es lícito pedir salud y liberación, como lo hizo Cristo en Getsemaní, pero siempre con la disposición: «hágase Tu voluntad».
Catecismo de la Vida Espiritual (Card. Robert Sarah)
La oración cristiana no es magia contra el dolor, sino diálogo confiado que busca la unión con Dios en cualquier circunstancia.
El apostolado del sufrimiento (P. Lyonnard)
El verdadero apóstol del sufrimiento no busca el dolor, pero tabpoco huye de él si Dios lo permite. Lo recibe como Don que fecunda la Iglesia.
Síntesis
Ess lícito pedir alivio, pero el corazón cristiano se abre a aceptar el sufrimiento como camino de santificación y unión con Cristo.
¿Qué es un Alma Víctima?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (618)
En este número hace un llamado a ofrecer la propia vida en unión con Cristo.
Catecismo Credo (Mons. Athanasius Schneider)
Alma víctima es aquella que, por amor, acepta asociarse de modo particular a la Cruz de Cristo para la salvación de los hermanos.
Catecismo de la Vida Espiritual (Card. Robert Sarah)
Es un grado supremo de oblación: el alma se ofrece voluntariamente para que su sufrimiento sea semilla de vida para otros.
El apostolado del sufrimiento (P. Lyonnard)
Alma víctima es «otro Cristo en la tierra»: acepta sufrir por amor y por la Iglesia, consumándose como hostia espiritual.
Síntesis
Un alma víctima es como una hostia viva que se ofrece en el altar de la vida cotidiana. Así como en la Eucaristía el pan y el vino, pobres y sencillos, son trasformados en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, también el sufrimiento, la debilidad y la entrega de un alma víctima, unidos a la Cruz de Cristo, con transformados en gracia para la Iglesia y el mundo.
Su vida se convierte en una prolongación del sacrificio eucarístico: oblación silenciosa, ofrecida por amor y en favor de los demás, que encuentra en el altar la fuente y el modelo de su entrega.
¿Tiene valor para en mundo una persona que sufre en oblación por la salvación del mundo, o es un gasto social inútil?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1521)
El sufrimiento salvífico tiene valor salvífico (cf. Col. 1,24). La Iglesia reconoce a los enfermos como tesoro espiritual.
Catecismo Credo (Mons. Athanasius Schneider)
En el mundo materialista, el débil parece inútil, pero en los planes de Dios es columna invisible de la Iglesia y fuente de gracia.
Catecismo de la Vida Espiritual (Card. Robert Sarah)
La lógica del Evangelio invierte la del mundo: los pobres, los que sufren, los olvidados, son los más fecundos para la salvación.
El apostolado del sufrimiento (P. Lyonnard)
La víctima voluntaria es la fuerza oculta de la Iglesia. Una sóla alma que sufre en amor sostiene más que muchos apostolados visibles.
Síntesis
El sufrimiento ofrecido no es carga inútil, sino fuerza oculta que sostiene a la Iglesia. Lo que el mundo desprecia, Dios lo convierte en fecundidad eterna.
Los 7 dones del Espíritu Santo ¿Son inseparables? ¿Se pueden perder? ¿Qué producen en nuestras almas?
Son inseparables porque están unidos en la Caridad. Los perdemos en el mismo momento que cometemos un pecado mortal y los recuperamos cuando retornamos a la Gracia Santificante por la confesión de los pecados.
Los frutos que producen en el alma son doce: caridad, alegría, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad.
Para obrar el bien: La caridad, la alegría; para resistir con fortaleza al mal: la paciencia y la longanimidad. Estos frutos perfeccionan nuestro interior.
La que nos perfeccionan en nuestro exterior: con referencia al prójimo: la bondad, la benignidad, la mansedumbre y la fidelidad. Respecto a nosotros mismos: la modestia, la continencia y las castidad.
Credo, Monseñor Scheider, I cap 15: 498-515
Ejemplos de Almas Víctimas
Dios suscita en el momento preciso almas que, movidas por el Espíritu Santo, se han ofrecido libremente como hostias vivas, uniéndose a la Pasión de Cristo en favor de la Iglesia y de la conversión del mundo.
1. Santa Teresa de Lisieux (1873-1897):
Doctora de la Iglesia, ofreció su vida como víctima al Amor Misericordioso de Dios. En su «Acto de Ofrenda», pidió que su existencia fuese consumida como oblación de amor para salvar almas y sostener a los sacerdotes, como una pequeña hostia escondida que arde en silencio.
2. San Pío de Pietrelcina (1887-1968):
El célebre capuchino estigmatizado ofreció sus intensos sufrimientos, físicos y espirituales, como reparación por los pecadores y por la santidad del clero. Su vida entera fue un sacrificio unido a la Cruz, como cáliz que rebosaba del dolor de Cristo derramado por la Iglesia.
3. Santa Faustina Kowalska (1905-1938):
La apóstol de la Divina Misericordia, a quien Cristo reveló el misterio de su Corazón, se entregó como víctima por los pecadores, especialmente por las almas que más desconfiaban de la Misericordia Divina, como custodia viviente de la Misericordia.
4. Venerable, Dª Juana Carou (1874-1933)
Laica fundadora de nuestra Adoración Real, Perpetua y Universal al Santísimo Sacramento, hizo un acto solemne de ofrecimiento como alma víctima «por la salvación de España», como altar donde España entera fuera depositada como súplica, en tiempos de gran confusión, persecución religiosa y crisis de fe. Su vida ofrendada como vela en adoración al Señor en el Sagrario, su obediencia extrema y su dolorsa enfermedad fueron semilla fecunda, testimonio de cómo también los laicos están llamados a participar del apostolado corredentor del sufrimiento.
El Sacramento: Unción de Enfermos
Sacramento de Vida y Esperanza, donde Cristo mismo se inclina sobre el enfermo.
¿Cómo nos creó Dios? ¿Cuál es el origen del sufrimiento y de la muerte?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (355, 374-379, 396-400, 1008)
El hombre fue creado «a imagen de Dios», con alma espiritual, inmortal, inteligencia y voluntad libres. En el plan original, Dios no quería ni sufrimiento ni muerte; . El hombre fue llamado a la comunión divina. El sufrimiento y la muerte entraron por el pecado original.
CREDO, Compendio de la Fe Católica (Monseñor Scheider)
Dios creó al hombre para la inmortalidad y la gloria pero la desobediencia introdujo la herida en la naturaleza humana. El sufrimiento y la muerte son consecuencia del pecado, pero bajo la providencia divina se convierten en caminos hacia la Redención en Cristo.
El apostolado del sufrimiento (P. Lyonnard)
El sufrimiento no estaba en el plan primero de Dios pero, desde la caída del Paraíso, se convirtió en campo donde el amor puede purificarse y ofrecerse. La naturaleza caída encuentra en el dolor un fuego purificador que prepara para la unión con Cristo.
Síntesis
Dios nos creó para la vida y la comunión con Él. EL sufrimiento y la muerte no proceden de Dios sino del pecado original. Pero Cristoha transformado estas realidades en puerta de redención: de mal fruto del pecado a camino hacia la Gloria.
¿Cuál es la Materia Sacramental?¿Cómo se realiza el Rito?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1513)
Materia: óleo de oliva u otra planta, debidamente bendecido por el obispo (o sacerdote autorizado).
Forma: la oración de fe del presbítero.
Rito:
El ministro unge la frente y las manos del enfermo (en el rito latino) diciendo: «Por esta Santa Unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. Amén. Para que libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad. Amén.»
Catecismo de la Vida Espiritual (Card. Robert Sarah)
El Sacramento tiene fuerza real: el aceite es signo de fortaleza, salud y consuelo, mientras la oración implora la acción del Espíritu.
Condiciones para recibir válidamente el Sacramento. ¿Quién puede ser el ministro?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1514-1516)
Puede recibirlo cualquier bautizado que comience a encontrarse en peligro de muerte, enfermedad grave o vejez. No lo reciben válidamente los no bautizados ni quieres rechazan la Fe.
Ministro
Sólo los presbíteros (obispos o sacerdotes). Eso subraya su relación con el perdón de los pecados y la fuerza del Espíritu.
CREDO, Compendio de la Fe Católica (Mons. Athanasius Schneider)
Recalca que la Unción es inseparable del ministerio sacerdotal porque comunica gracia sanadora que incluye la absolución de pecados (en conexión con el Sacramento de la Penitencia)
¿Es necesario estar en peligro de muerte para recibirlo?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1514-1515)
No hace falta estar en la agonía. Basta una enfermedad grave o el avance de la vejez. Se puede recibir varias veces si la enfermedad se agrava.
Catecismo de la Vida Espiritual (Card. Robert Sarah)
Subraya que es un sacramento de vida, no de muerte. Su sentio es confortar, sostener y sanar, no «cerrar» la vida del enfermo.
Padres de la Iglesia. Orígenes
En su homilia sobre Mateo, vincula la oración de la Iglesia y el aciete con la curación de las heridas del alma, no sólo del cuerpo.
La víctima voluntaria participa íntimamente en el sacrificio de Cristo. El dolor ofrecido «completa en la carne lo que falta a la pasión de Cristo» (Col 1,24)
¿Se puede dar a alguien que va a entrar en una situación peligrosa? ¿Qué debe hacer entonces?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1515)
Sí, se adminiatra también antes de una operación quirúrgica grave o cuando una enfermedad puede tener complicaciones serias.
Catecismo de la Vida Espiritual (Card. Robert Sarah)
Recuerda que no es un «seguro», sino un Sacramento: requiere apertura a la voluntad de Dios, que puede conceder la curación o transformar el sufrimiento en ofrenda.
El fiel debe disponerse con Fe, pidiendo la Gracia de Cristo para enfrentar la situación.
Disposiciones necesarias y adicionales para recibir la Unción
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1525)
Conviene prepararse con cenfesión sacramental (si es posible), oración y la recepción de la Eucaristía. La disposición interior debe ser de confianza en Dios, arrepentimiento de los pecados, entrega a Cristo.
Catecismo de la Vida Espiritual (Card. Robert Sarah)
Invita a verlo en continuidad con el viático y la penitencia: es parte del «ars moriendi» del cristiano, pero también del «ars vivendi» en el sufrimiento.
¿Qué efectos tiene? ¿Cuáles conciernen al alma y cuáles al cuerpo?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1520-1523)
- Efectos espirituales: unión más estrecha con Cristo, fortaleza, paz, perdón de los pecados, preparación para el paso a la vida eterna.
- Efectos corporales: si es conveniente para la salvación, también la restauración de la salud física y/o el alivio de los dolores.
Catecismo de la Vida Espiritual (Card. Robert Sarah)
Habla de un sacramento que sana el corazón quebrantado y puede incluso curar el cuerpo, porque Cristo es Señor de la Vida Eterna.
¿Qué actitud debe tener el enfermo tras recibir el Sacramento?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1521-1523)
Asumir el sufrimiento en unión con Cristo, cooperar como miembro del Cuerpo místico en bien de toda la Iglesia, confiar en la Gracia recibida.
Catecismo de la Vida Espiritual (Card. Robert Sarah)
Vivir con Esperanza, serenidad y espíritu eucarístico: el enfermo se convierte en altar donde Cristo sigue ofreciendo su Redención.
Padres de la Iglesia. San Ignacio de Antioquía.
Habla de ser «trigo de Dios», preparado para ser ofrecido. El enfermo cristiano ungido vive esta dimensión oblativa.
¿Cómo debemos ayudar a un moribundo?
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1523-1524, 2299-2300)
La Iglesia recomienda vivamente que los fieles no sean privados de la gracia de los sacramentos al final de la vida. Al moribundo se le debe asistir con oración, cercanía y amor, asegurando que reciba la penitencia, la unción de los enfermos y el viático (la Ecuaristía como alimento para el camino).
Catecismo de la Vida Espiritual (Card. Robert Sarah)
Destaca la importancia de la Esperanza cristiana. No se trata de engañar al moribundo con palabras superficiales, sino de mostrarle con fe que la muerte no es el final, sino la Páscua hacia la Vida Eterna.
Padres de la Iglesia. San Cripriano.
Exhortaba a no temer la muerte, sino a desearla como encuentro con Cristo. La comunidad debe sostener con oración, vigilias y compañía a los que van a partir.
En síntesis: ayudar al moribundo es rodearlo de amor, oración y sacramentos, para quepase de esta vida al Padre acompañado por la fe de la Iglesia.
Un último consejo ante la realidad de la enfermedad y la muerte
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (1500-1502; 2298-2301)
La enfermedad y la muerte forman parte de la condición humana, pero en Cristo adquieren sentido nuevo. La Iglesia aconseja recibirlas con confianza, preparándose en vida con conversión, oración/sacramentos y obras de caridad.
Catecismo de la Vida Espiritual (Card. Robert Sarah)
Insite en recuperar el sentido cristiano de la muerte como «nacimiento al Cielo». El consejo principal es vivir siempre en Gracia de Dios porque nacie sabe el día ni la hora.
Credo: Compendio de la Fe Católica (Mns Athanasius Shneider)
Recuerda que la enfermedad es tiempo de purificación, reparación y de ofrecerse como hostia viva. Aceptar esta visión transforma la desesperación en esperanza.
Consejo pastoral: aprender a vivir cada día como preparación eucarística para el encuentro final. Quien ha comulgado en gracia a Cristo en la vida, entrará confiado al Banquete Eterno.