XXI Carta-Circular del Consiliario Nacional: Octubre 2018

Queridos hermanos y hermanas adoradores (as) de Jesús Sacramentado en la ARPU: ¡Viva Jesús Sacramentado! ¡Viva y de todo sea amado!

 

Os saludo con estas palabras -jaculatoria y saludos tradicionales- de los fieles (de la Iglesia Católica) ante el Santísimo Sacramento. La cortina de la imagen del sagrario vela y manifiesta al mismo tiempo el misterio y “admirable Sacramento” que encierra, del que vivimos cada día, que celebramos con fe y amor y nos envuelve gozosamente.

El mes de septiembre pasado era para programar el curso en algunas de las actividades de la ARPU: “con el mes de septiembre, os escribía, programamos también un nuevo curso eucarístico.

A ello os animo y convoco en vuestros -nuestros- grupos parroquiales, diocesanos, etc.”.

Os enviamos ese Calendario de actividades eucarísticas que hemos programado en la ARPU de Burgos por si os sirve de referencia para que luego lo adaptéis a vuestras circunstancias. Es muy propio de nuestro estilo en ARPU hacerlo así. Además, completando las nueve tareas que os sugería en la mencionada Carta-Circular anterior  os presento y ofrezco las siguientes:

1.- Todos los adoradores -cada adorador- inscritos en la ARPU tenemos el compromiso semanal de estar media hora ante un Sagrario: ¡qué río de gracia!, ¡qué fuerza de renovación!, ¡qué fermento debe ser para la masa! ¿Nos damos cuenta ante Quien estamos?

2.- Para conocer y asegurar mejor los fines de la ARPU: dar a conocer a Jesús Sacramentado, difundir la fe en su Real Presencia y fomentar su adoración…, disponemos de la serie de reuniones y celebraciones mensuales de octubre a junio (cf. calendario mencionado o el que tengáis elaborado vosotros).

No perder nosotros ninguna de ellas, salvo caso de enfermedad o por otra urgencia grave. ¡No son tantas!, normalmente dos cada mes (reunión-celebración), ¡nueve meses en el curso! Todas y cada una son acontecimientos de gracia, de grandes ventajas y valores: encuentros de oración y adoración al Señor, de formación permanente, revisión y mejora de vida, de animación, de sugerencias y aplicaciones prácticas…todo es don, todo es para nuestro bien si amamos a Dios. Ser agradecer, pues a Dios, aprovechando y participando en ellas.

3.- Hacer de la Eucaristía el centro, la fuente y cumbre de la vida y del apostolado. A tal fin cada adorador en la ARPU cada día de alguna manera rezará-contemplará y vivirá el 5º “misterio de la Luz”; cada día con esas intenciones… ¿Lo haremos?

La Sagrada Eucaristía es Jesús mismo Sacramentado; celebrado, adorado, vivido y proclamado o dado a conocer es todo ese “misterio de nuestra fe” que contiene y expresa ese “amor entrañable”, esa “misericordia de nuestro Dios” que nos impulsa y urge (“caritas Christi urget nos”) a comunicarlo a los demás. Hemos de hacerlo en un apostolado sencillo, cotidiano, amable, de “tú a tú”, de confidencia y amistad… En definitiva es lo más eficaz. No hacerlo, aprovechando las ocasiones, sería caer en pecados de omisión.

4.- Por ello, cada adorador tratará de buscar nuevos adoradores: “reunirlos en torno a los Sagrarios…” (cf. Compromiso de amor al entrar en la ARPU que recoge la ficha de inscripción personal).

Para ello hay que hablar del carisma de la ARPU, del deseo del Señor: “Deseo ser adorado, por todos los hombres…” y de la modalidad propia: la media hora de adoración a la semana.

5.- Conocer y dar a conocer las ventajas de pertenecer a la ARPU para la vida cristiana: reunirse, orar, experimentar la presencia del Señor “juntos sintiendo en nuestras vidas la alegre presencia del Señor”…, formarse, examinarse, animarse, tener un cauce de apostolado. ¡Que cosas tan buenas, bellas y gozosas: “Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos” (salmo).

6.- Hay que proponerse metas y objetivos cada día -cada día es un don que no podemos perder-, por semanas, meses, trimestres, por un curso entero… para que haya frutos a nivel personal y del movimiento o asociación ARPU.

Para ello poner los medios sobrenaturales y humanos: oración, tener lista de posibles adoradores (tener lista de personas a encomendar, a tratar e invitar…); hacer llamadas telefónicas o de palabra, aprovechar encuentros ocasionales o buscarlos, hacer reparto de hojas y demás recursos que enviamos -se reciben o envían- mensualmente: invitaciones a nuestras reuniones y celebraciones, a nuestros encuentros y actividades…

7.- Hacer llegar (llevar) la Carta de convocatoria programación de comienzo de curso a todos: a nivel diocesano y parroquial, personal o individual: “uno por uno”. Dar a conocer el calendario de reuniones y celebraciones. ¿Lo hemos hecho? ¿Lo vamos a hacer?

8.- Para ello estar convencidos de que “Dios quiere que todos los hombres se salven”; “cada uno ha sido comprado por la sangre de Cristo…”, que “para esto Jesús ha venido…”. Jesús desea tener adoradores como un don suyo que le da el Padre que se los trae por nuestra pobre pero necesaria mediación. ¡Qué gozo! Tened esa experiencia.

9.- Celebrar, gozar, dar testimonio especial en nuestras fiestas y días señalados…En la ARPU tenemos los domingos, algunas fiestas: la Navidad, la Epifanía, el Jueves Santo, el Corpus Christi, la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, la festividad de la Patrona (a nivel nacional 26 de abril), el 31 de mayo en Burgos y en cada Diócesis se puede escoger alguna festividad mariana significativa. Todas ellas tienen una gracia y llevan fuerza especial. Se pueden ganar indulgencias concedidas por la Iglesia a los asociados a ARPU.

Señal de que las vivimos así será -casi seguro- que, llegados a la celebración del Corpus Christi, “gracia especial para todo el año” (cf. Ecclesia de Eucharistia, n. 25) hemos conseguido aumento de adoradores de Jesucristo que le siguen con las características de nuestra bandera  y medalla. De ellas hablan nuestros Manual y Estatutos, las de ser: cristianos orantes, eucarísticos, eclesiales, marianos…“discípulos misioneros”.

10.- Vivir desde esta experiencia y gracia que Jesús es el Emmanuel: Dios con nosotros- y el único Redentor:

– Difundir las virtudes del Corazón de Jesús, vivo en el Sacramento.

– Tener afán de acrecentar la Iglesia de Cristo: en las familias, entre amigos y vecinos, con compañeros de trabajo…

– Ser signos creíbles del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús: “en esto conocerán que sois discípulos míos si os amáis unos a otros…”.

– Que se note en obras de misericordia (14).

Conocer, meditar y orar las conclusiones que emanen este año del Sínodo que se celebra en Roma en este  mes de octubre.

Leer con atención -como cosas propias- la Carta-Circular, el Memento (o Memorare) y el Noticiero mensuales

Como veis son como un denso y largo decálogo eucarístico.

Y como algo propio y especial para este mes de octubre poner en práctica la invitación del Papa Francisco sobre el rezo del santo Rosario, la Oración al Arcángel San Miguel y el “Sub tuum praesidium” a la Madre de Dios por la Iglesia por las intenciones del Papa y el fruto del Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes (Roma 3-28 de octubre). 

Son como objetivos-compromisos de amor para corresponder al de Jesús Sacramentado pues hemos de ver nuestra vida a la luz de ese amor de nuestro Dios “hasta el extremo”. 

Con estos deseos, con mi estima y oración, pues os encomiendo cada día a todos, concluyo.

Estando todos unidos

-con gozo siempre lo estamos-

Estando unidos a Cristo,

Con Jesús Sacramentado.

Burgos, uno de octubre de 2018, memoria de Santa Teresita del Niño Jesús.

Fdo.: José Luis Esteban Vallejo. – Consiliario Nacional de la ARPU

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